Se retiró el convoy militar del poblado Aldama
Juan Balboa y Elio Henríquez, corresponsales, Chenalhó, Chis., 14 de enero Ť Las tropas del Ejército Mexicano se retiraron a las cinco de la mañana de la comunidad de Aldama, en este municipio, uno de los bastiones del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), por lo que prácticamente permanecieron 24 horas en ese sitio para destruir plantíos de mariguana.
El reporte de la 31 Zona Militar señala que unos 450 elementos del Ejército y de la Procuraduría General de la República (PGR) concluyeron sus labores en la lucha contra el narcotráfico, por lo que retornaron a sus bases ubicadas en San Cristóbal de las Casas.
La Séptima Región de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) confirmó, por su parte, que los militares destruyeron unas 58 plantaciones de enervantes que se ubicaban alrededor de la comunidad de Aldama, erradicando en total una superficie de 30 mil metros cuadrados de mariguana los cuales, a decir de la población, pertenecían a militantes priístas.
Mientras, el Instituto Nacional de Migración (INM) citó a declarar al turista suizo Rodolfo Vito Pisapio Silvano, porque habría estado ayer en Aldama.
En sus declaraciones, el suizo aseguró que no estuvo en dicha comunidad sino en San Andrés Larráinzar en visita turística, y al no encontrar transporte público retornó a San Cristóbal de las Casas ``de aventón'' en un vehículo que aparentemente había estado en Aldama, lo que originó la confusión.
Al término del interrogatorio, las autoridades del INM le dijeron al suizo que podría continuar con las actividades que le permite su forma migratoria FMT, pero le advirtieron que de participar en acciones no autorizadas se hará acreedor a las sanciones establecidas en la Ley General de Población.
En cuanto a la presencia militar en Aldama, los habitantes de unas 12 comunidades externaron su inconformidad e impotencia, pues en reuniones colectivas habían decidido no permitir la instalación de un campamento más -existen 22- en Chenalhó, considerado como el segundo -el primero es Ocosingo- con mayor presencia militar.
Autoridades y habitantes de las comunidades de Saclum, Jolxic, Atsamilhó, Nijoj, Santa Cruz Yabchivit, entre otras del municipio de Chenalhó, y unas cuatro de los municipios de Chalchihuitán y Mitontic, exigieron en cartas públicas la salida ``inmediata y sin condiciones'' del Ejército Mexicano, no sólo de las tierras de Aldama, en donde -aseguran- la 31 Zona Militar con sede en Rancho Nuevo proyectaba instalar un nuevo campamento castrense, el 23, en Chenalhó.
``Ante los medios de comunicación desmentimos la versión que nosotros protegemos a los que siembran mariguana. Aclaramos que esas personas a las que les fueron encontradas en sus terrenos los sembradíos de mariguana, son gente priísta, del gobierno.
``Denunciamos las agresiones hechas del Ejército federal, Seguridad Pública, judiciales y los de la PGR, armados en contra de los niños inocentes, mujeres y ancianos de esta población'', señalan en uno de los documentos que hicieron circular entre los organismos no gubernamentales (ONG).
En Belisario Domínguez, por ejemplo, los pobladores habían decidido iniciar junto con otras comunidades cercanas a Aldama, movilizaciones en el lugar en donde se encontraban concentrados los militares. Lo mismo había sucedido en Santa Cruz, San José, San Pedro, entre otros.
La mayoría de los habitantes de Aldama (o Magdalena), simpatizante zapatista y en algunos casos priístas, habían abandonado sus casas, pues consideraban que la destrucción de plantaciones de mariguana era un pretexto de los militares. Todos ellos regresaron al mediodía del jueves a sus viviendas, algunas de ellas saqueadas -se llevaron desde guajolotes hasta dinero- por los propios policías y militares, según dijeron los propios afectados.
Fuerzas de élite y armas de grueso calibre
La 31 Zona Militar movilizó hacia Aldama uno de los grupos de élite entrenados en contrainsurgencia más importante de Chiapas, el cual está integrado por oficiales, sargentos, tenientes y capitanes. La mayoría de ellos poseen un alto nivel de entrenamiento de montaña, vestían ropa de asalto con escuadras calibre .45 al cinto, chalecos antibalas impecables y equipo de montaña.
Los mandos de las columnas se distinguían por un paño negro atado al brazo izquierdo, que hacía juego con el negro de los guantes usados para amortiguar los disparos de la metralleta y los chalecos antibalas. Entre las armas que portaban se encuentra la ametralladora M-60 (dispara unos 800 tiros por minuto), ametralladoras de asalto 9 milímetros, cuernos de chivo, escopetas calibre .12, fusiles FAL con miras telescópicas, además de lentes con tecnología de punta para visión nocturna, utilizados en la guerra del Golfo Pérsico.