BALANCE INTERNACIONAL Ť Gerardo Fujii G.
Indice de desarrollo humano

El indicador convencional que usa la economía para conocer el nivel de vida de la población de un país, es el producto por habitante. Con base en ese dato, el mundo es dividido entre países desarrollados, que tienen un elevado producto por habitante; países pobres, y de ingreso medio.

Dado que ese indicador es un promedio, en el caso que la distribución del ingreso sea relativamente equitativa, el producto por habitante puede representar adecuadamente el nivel medio de vida de la población de un país.

Ello no es así cuando nos enfrentamos a una distribución del ingreso muy polarizada, como ocurre en los países latinoamericanos. En este caso, ciertos estratos de la población tienen un ingreso muy superior al promedio, mientras que para otros ocurre lo contrario.

Con el propósito de poder comparar los niveles de producto por habitante de las diversos países entre sí, hay que expresarlos en términos de una moneda común. Para ello se emplea el dólar de los Estados Unidos.

Convencionalmente, la conversión de las monedas nacionales en dólares se hace empleando el tipo de cambio corriente, suponiendo que éste iguala el poder de compra de las diversas monedas entre sí. Por ejemplo, si el tipo de cambio es de 10 pesos por dólar, ello significa que la capacidad adquisitiva de 10 pesos es igual al poder de compra de un dólar.

Hace ya varios años que se ha cuestionado fuertemente el hecho de que los tipos de cambio de mercado representen efectivamente la igualación de los poderes de compra, dado que los precios de los bienes y servicios pueden diferir en forma significativa entre los países. Esto condujo al cálculo de un dólar de paridad de poder de compra, que pretende, tal como su nombre lo indica, igualar efectivamente la capacidad adquisitiva de las monedas entre sí.

Para algunos países existen diferencias significativas entre el cálculo del producto por habitante según estos dos tipos de dólares. Por ejemplo, el producto por habitante de México, en dólares de paridad, más que duplica el mismo indicador calculado con base en el tipo de cambio corriente.

No obstante esta corrección, empíricamente se observó que en algunos países no necesariamente se correspondían el nivel del producto por habitante con otros indicadores de nivel de vida. Países pobres, según el primer dato, parecían tener un nivel de vida muy superior, mientras que en otros ocurría lo contrario. Esto condujo a que, a partir de 1990, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), calculase el Indice de Desarrollo Humano, según el cual los países aparecen ordenados según sus niveles de vida efectivos. Este índice se construye con base en tres indicadores: la esperanza de vida al nacer, el nivel educacional -considerando la alfabetización de adultos y la tasa de matriculación de la población en edad escolar a cualquier nivel-, y el dato del producto por habitante a paridad de poder de compra.

Según el Informe sobre desarrollo humano 1997, el país con el nivel de desarrollo humano más elevado del mundo es Canadá, seguido por Francia y Noruega. En los tres casos, la posición de acuerdo a este indicador es más elevada que con respecto al producto por habitante, según el cual el primer país está en el lugar número ocho, mientras que Francia y Noruega ocupan los lugares quince y nueve, respectivamente.

En general, los países de Europa occidental ocupan posiciones significativamente mejores en términos del índice de desarrollo humano, que según el producto por habitante. Lo mismo se observa en los ex países socialistas. Sin embargo, hay excepciones notables. Tanto Suiza como Dinamarca, que ocupan los lugares cuarto y décimo según el producto por habitante, pasan a las posiciones 16 y 18 con el otro indicador. Para los Estados Unidos la variación es menor: según el primer indicador ocupa el tercer lugar, y de acuerdo con el segundo, el cuarto.

Dentro de los países de la región, las posiciones de México y Brasil no se modifican según los dos criterios: lugar 50 para el primero y 68 para el segundo. Los países latinoamericanos que tienen el desarrollo humano más elevado son, de mayor a menor, Chile, Costa Rica, Argentina y Uruguay.