La Jornada 16 de enero de 1999

El recorte de fondos imposibilita al STE satisfacer demandas de aumento salarial

Juan Antonio Zúñiga M. Ť Con un presupuesto 26 por ciento inferior al ejercido en 1998 y el anuncio de la Secretaría de Finanzas en el sentido de que no se proporcionarán recursos adicionales a los ya considerados para 1999, el Sistema de Transportes Eléctricos del DF (STE) llegó al límite de sus posibilidades para mejorar la oferta de un aumento salarial de 18 por ciento directo al tabulador, más 4 por ciento en prestaciones, que ha formulado a los trabajadores de la Alianza de Tranviarios de México (ATM).

No es el ideal --explica el director general del STE, Joel Ortega Cuevas--, ``pero representa un esfuerzo sustantivo'' que garantiza dejar sin alteraciones las 36 cláusulas del Contrato Colectivo de Trabajo, no recurrir al recorte de personal y mantener en 1.50 pesos la tarifa de transporte en trolebús, tren ligero y otras unidades terrestres, que diariamente dan servicio a 360 mil pasajeros.

Los trabajadores se sostienen en una petición de 23 por ciento de aumento salarial directo al tabulador, y una ampliación de 60 a 90 días de aguinaldo. Reanudarán las negociaciones el próximo 18 de enero, dos días antes de que inicie su movimiento de huelga.

El conflicto, que enfrenta a las autoridades del primer gobierno electo de la ciudad de México con uno de los sindicatos de mayor tradición en la historia laboral del país, es abordado desde la perspectiva de la autoridad por Ortega Cuevas, quien plantea que atender en su totalidad el pliego petitorio representa 520 millones de pesos; es decir, 55 por ciento del presupuesto con el que cuenta en 1999 este organismo, el cual es de 950 millones de pesos.

Esto es lo que quedó de presupuesto para el STE después de que los legisladores de PRI y PAN en el Congreso de la Unión rechazaron autorizar un techo de endeudamiento de 7 mil 500 millones de pesos al gobierno del Distrito Federal, y un estimado de mil 200 millones de pesos por la decisión de las fracciones parlamentarias de ambos partidos de dejar fuera a la ciudad de México del Fondo Municipal.

La propuesta de elevar 18 por ciento los salarios y 4 por ciento las prestaciones de los casi 2 mil 800 trabajadores sindicalizados implica 92 millones de pesos adicionales, que estamos en posibilidad de cubrir, a pesar de la postergación de proyectos que no ponen en riesgo la operación del servicio, afirma, e inmediatamente se pregunta: ¿De donde los vamos a conseguir? Y precisa: Una reducción de 10 por ciento en materiales; la misma proporción en servicios generales; se disminuirá en 6.5 millones de pesos la adquisición de bienes muebles como tornos y otros 12.2 millones de pesos en suspensión de obras públicas.

Pero la parte mayor se planea conseguir mediante un esquema de reestructuración de la deuda del organismo, ``por encima de los 45 millones de pesos'', subraya.

Joel Ortega define al Sistema de Transportes Eléctricos como un servicio público indispensable para la población del Distrito Federal. Más aun para los capitalinos de bajos ingresos que se han visto más afectados con la escalada inflacionaria de fines de 1998 y principios de este 1999; ``es un amortiguador de las diferencias de clase, un medio de transporte no contaminante e impulsor de la productividad porque acerca a los trabajadores a los centros laborales'', señala.

Por eso defiende la necesidad de que se mantenga el subsidio a la tarifa y precisa que en 1998 el precio por pasaje cubría el 38.7 por ciento de su costo de operación y, actualmente representa 36 por ciento. ``Pagamos el doble de lo que cobramos'', sintetiza.

El apoyo a la economía popular se ha traducido en un aumento de 15 por ciento continuo en el número de pasajeros que utiliza cualesquiera de trolebuses y tren ligero.

Ahora en realidad no se discute el contrato colectivo --considera-- sino que se amplia la materia de trabajo. ``Pero los trabajadores tienen una dirigencia sindical inteligente, con planteamientos de largo alcance y hay preocupación de ambas partes por no perjudicar al público usuario, que es a quien debemos nuestra existencia, cada vez que una persona aborda una unidad en el parabús'', concluye.