El Piatti, instrumento convertido en biografía por Carlos Prieto
Pablo Espinosa Ť Nació en Cremona. Su padre: Antonio. Ha vivido romances luengos, pero el actual, que inició hace 20 años, perdura y le ha significado, entre otros esplendores, conocer su vida entera, hacer saber al mundo de los vericuetos de su sinuosa figura, cantar de manera diferente desde que su identidad ha sido develada, con fruición y apasionada intensidad.
Viaja mucho. Ante el desconcierto de empleadas de mostradores de aeropuertos, agentes de aduanas, policías y azafatas, vuela sin visa y con el simple pero contundente nombre -registrado con minucia en la bitácora- de Señorita Chelo.
Que sepamos, apunta Alvaro Mutis, incomensurable en su valía creativa literaria como en su melomanía, ``ninguno de los grandes ejecutantes y compositores, presentes y pasados, se ha detenido a contar la historia del instrumento que con mayor perseverancia y años haya estado acompañándolo. ¿Por qué ese olvido o negligencia voluntaria y culpable? No quiero hacer el esfuerzo de dilucidarlo. El libro de Carlos Prieto -tema de esta nota-, un concertista del chelo de fama mundial y un hombre culto y sensible, con la inagotable curiosidad de los sabios, ha venido a resolverme esa incógnita en forma tan plena que me deja tranquilo y feliz. No me preguntaré ya más qué fue del piano favorito de Chopin, ni a dónde fue a parar el clavicordio de la familia Bach, ni si Paganini quiso de verdad alguno de sus violines''.
Está en circulación un libro que narra la vida de la Señorita Chelo (así dice su pase de abordar, pues ocupa siempre el asiento contiguo a su poseedor, en los aviones). Las aventuras de un violonchelo fue editado por el FCE y escrito por el maestro Prieto, dueño del instrumento y de una carrera deslumbrante, documentada en parte en sus libros Alrededor del mundo con el violonchelo (Alianza Editorial Mexicana, 1987) y De la URSS a Rusia (FCE, 1993).
Nacer en Cremona
En Cremona, pequeña población del norte de Italia, nació en 1720 un violonchelo que es protagonista de este libro, explica Prieto. ``Fue creado en 1720 por el laudero Antonio Stradivarius y, durante sus casi 280 años, ha pasado por las manos de diversos violonchelistas en diferentes países. Ha conocido eras apacibles, turbulentas y trágicas. Desde 1979 tengo el privilegio de ser el depositario temporal de ese violonchelo, el Piatti. Digo ``depositario'' porque creo que una obra de arte -como este instrumento- no debe considerarse una propiedad, como una casa o cualquier otro objeto material del que puede uno disponer a su antojo. Quienes disfrutamos del privilegio de tocar instrumentos que son auténticas obras de arte tenemos la responsabilidad de cuidarlos con esmero y transmitirlos a sus futuros usufructuarios en las mejores condiciones posibles. Desde el día en que llegó a mis manos el Piatti empecé a investigar su historia y pronto se me ocurrió que podría haber materia para un libro''.
He aquí, entonces, un caso insólito en la historia de la literatura y de la música: la biografía de un violonchelo.