El heredero de Manuel Clouthier y del populismo de derecha. El representante de la facción antiestatismo y el ultraliberalista de nuestra sociedad. El que podría enterrar al PAN que hemos conocido hasta ahora.
Eso representa -a los ojos de la politóloga Soledad Loaeza- Vicente Fox. Un político que construyó su candidatura fuera de su partido, que pudo hacerlo ante la ausencia de figuras relevantes y contrapesos internos, y que además pretende llegar al poder con actitudes más que con programas políticos.
``Se ha estado erigiendo en una especie de antiproponente de (Plutarco Elías) Calles. En 1929, el general propuso pasar del México de los caudillos al de las instituciones. Ahora, Fox propone pasar del México de las instituciones al de los caciques'', resume la investigadora de El Colegio de México.
En el camino, advierte, el gobernador de Guanajuato puede acabar con toda la tradición doctrinaria y política que ha distinguido al blanquiazul.
Y falta lo más importante, pues ``aún está por verse que la suya sea una candidatura verdaderamente ganadora''.
Mediados de 1995. Luego de las primeras elecciones del sexenio, el PAN se había anotado victorias en Jalisco, Baja California y Guanajuato. En cascada se dieron las declaraciones de líderes y politólogos, admirados de la creciente azul y blanco. Y las declaraciones eufóricas, los vaticinios acerca de que en las elecciones federales del 2000 la victoria sería suya.
Tres años después, muy pocos apuestan por la llegada al poder del PAN. La idea generalizada es que Fox, por sí mismo, podría ganar aun sin el respaldo de las siglas.
¿Qué ocurrió dentro del PAN? ¿Dónde quedaron sus figurones?
Más allá de los problemas de organización y de las debilidades de Felipe Calderón como presidente del partido, figuras como las de Ernesto Ruffo y Francisco Barrio -que servirían como ancla- se eclipsaron, acepta la investigadora.
Juzga que Ruffo nunca representó una fuerza de consideración en el partido y que se quedó como simple líder de opinión en su estado.
Con el ex gobernador de Chihuahua -argumenta- sucede algo distinto, pues no obstante haber entregado el mando de su estado al PRI, tiene un perfil partidista mucho más definido.
Entre ambos, puntualiza, la diferencia estuvo en la distancia que tomaron del partido.
A diferencia de Ruffo, Barrio sí estuvo dispuesto a integrarse a las filas del instituto político de manera más comprometida.
En profundidad, Loaeza observa que dentro del PAN se ha acelerado un desplazamiento de los grupos tradicionales, con la llegada de ``caras nuevas'' que se distinguen por ser más jóvenes, marcadamente antiestatistas, muy liberales y, sobre todo, proclives al populismo.
Esto -señala- se reflejará claramente en la definición del próximo presidente del partido (en marzo próximo).
Los senadores Luis Felipe Bravo y Ricardo García Cervantes anunciaron su intención de inscribirse como candidatos. Ambos -dice la investigadora- representan a una corriente ultraliberal y marcadamente antiestatista. Y cualquiera sostendría la candidatura de Vicente Fox.
En esa perspectiva, sostiene que Diego Fernández de Cevallos será otro de los protagonistas.
En los últimos años ``se ha consolidado como un factor real de poder y un líder de opinión, tanto en el blanquiazul como fuera de él. Tiene una posición muy importante y una amplia capacidad de influencia'', indica.
A diferencia de Fox -dice la politóloga- el queretano ``sí es un hombre de partido''. Y eso hace pensar que Diego estaría mucho más dispuesto a emprender una campaña propiamente panista, más que como lo haría Fox.
Por eso, concluye, no es descartable la irrupción de Diego como precandidato a la presidencia.
En la agenda inmediata -observa- el PAN deberá cumplir con su reforma de estatutos y entrarle a la renovación de su dirigencia nacional.
Pero hasta en eso el momento está condicionado a Fox.
``Debería emerger un presidente del partido que tuviera una relación armónica y de coordinación con el candidato. No necesariamente una relación de subordinación de uno a otro, sino que haya una buena coordinación y que hablen el mismo idioma. Pero Fox espera un subordinado''.
El PAN -``ahora sí, nadie lo duda''- es el partido político mexicano más ubicado en el espectro de la derecha. Y no sólo eso, sino que se ha instalado como una fuerza política ultraliberal, muy parecida a los reaganomics que dominaron la política económica en América al inicio de los ochenta.
En un rincón de su estrecho cubículo del Colmex, Soledad Loaeza sostiene que la mayor prueba de eso fue la actitud de los legisladores del PAN en la definición del presupuesto federal para 1999.
``Ellos modificaron el proyecto del Ejecutivo y eliminaron 14 mil millones de pesos que se destinarían al gasto social. Eso nos habla de una política económica ultraconservadora, de una posición antiestatista y en contra del gasto público, la cual obedece a su convicción de que es indispensable reducir la participación del Estado en la vida social''.
-Una línea que tendría a Vicente Fox a la cabeza...
-Sí, pero no nada más es Fox. Habría que revisar las últimas declaraciones de los líderes empresariales (que se han lanzado en una ofensiva general en contra de que el Estado recaude impuestos). También lo ha hecho TV Azteca, el periódico Reforma. En los espectros ideológico y político mexicanos, se está formando una corriente de opinión francamente conservadora y antiestatista que considera al crecimiento económico como resultado de la acción de los particulares y no tanto del Estado.
-Una postura que podría significarle menos votos al PANÉ
-Ellos están apostando a que no. Si acaso el PRI, el gobierno y el PRD subrayan que las dificultades para el gasto público son resultado de una política del PAN, quizá haya electores que desconfíen de esa visión antiestatista, de la misma manera que habrá electores que la compartan. Eso no lo responderá mas que la elección.
Licenciada en Relaciones Internacionales, con estudios de posgrado en Alemania y un doctorado en Ciencias Políticas por el Instituto de Estudios Políticos de París, Soledad Loaeza invirtió casi seis años en una profunda investigación académica sobre el PAN.
Esta se materializó en el libro El PAN, la larga marcha. 1939-1994, el cual empezará a circular en marzo próximo, con el sello del Fondo de Cultura Económica.
Con esas credenciales, la investigadora se remonta a hace diez años, cuando el PAN quedó marcado por el liderazgo emblemático de Manuel de Jesús Clouthier.
Con él se forjó una familia ideológica dentro del PAN, que en términos coloquiales la opinión pública conoció como Los bárbaros del Norte y en la que ahora están hasta los gobernadores de Aguascalientes -Felipe González- y Querétaro -Ignacio Loyola-.
Vicente Fox -dice Soledad Loaeza- es ``hijo directo'' de esa familia. Y se ha apropiado del populismo de Clouthier, incluso lo ha utilizado como arma para ganar el poder.
``Fox, como Clouthier, juega con la idea de que goza de la fuerza y tiene la autoridad; de que es capaz de interpretar a las multitudes y dirigirlas, porque adivina y entiende sus sentimientos y los comparte; que supuestamente el pueblo es intrínsecamente bueno y sabio, y que por eso, quien lo interpreta con mayor fidelidad es un líder carismático...''
Loaeza dice que este tipo de liderazgos buscan mover sentimientos y no conciencias. Y que es por medio de actitudes, no de programas políticos, como pretenden llegar al poder.
En Fox -personaliza- hay un rebuscamiento, propiciado por los signos externos del machismo y del mesianismo. Y toda su precampaña ha estado marcada de señales populistas, las cuales han funcionado tan bien, al grado que la candidatura de Fox se imponga al PAN desde afuera.
-¿Qué tanto ha marcado al PAN la irrupción de Fox?
-El principal peligro que corre el partido es verse desplazado por los simpatizantes de Fox que no están dispuestos a ingresar al partido y que no faltan.
``Ya lo hemos visto con la candidatura de Cárdenas en 1994. Habían mucha gente que estaba dispuesta a circular en torno del candidato, derivar todas las ventajas posibles de hacer campaña para el candidato sin tener que pagar ninguno de los costos que significarían formar parte de la estructura del partido.
``Curiosamente, Fox está recurriendo a las mismas personas que Cárdenas en el 94. Muchos de los mismos que estuvieron flotando en torno a la candidatura de Cárdenas sin llegar a comprometerse propiamente con el PRD, ahora están circulando en torno a la candidatura de Fox.
``Y ellos, por ejemplo, podrían desplazar a panistas de carrera, a panistas de organización''.
-¿Fox, un populista de derecha? La idea choca con nuestra tradicional percepción del PAN y sus estilos...
-Sí, pero el populismo no es necesariamente de derecha o izquierda. Puede ser de ambas. Antes que nada, el populismo es una manera de hacer política y creo que Fox ha aprovechado y ha tomado muchos elementos de esa tradición política para promover su candidatura.
``El entiende la política y el poder en los mismos términos que Luis Echeverría. Piensa que el poder del Presidente de la República es ilimitado, que puede hacer cualquier cosa, tomar cualquier decisión, resolver cualquier problema en un minuto''.
A Loaeza le impresiona esa personalización de las decisiones políticas como un asunto estrictamente de voluntad personal, no sólo por ser típicamente populista, sino por sus implicaciones.
``Se desprende una profunda actitud antiparlamentaria, una visión muy presidencialista, muy envejecida, muy arcaica de la política. Es un ejercicio muy tutelar del poder y una visión como un asunto de familia. El papá es el que todo lo sabe y tiene los recursos para presionar y castigar. Es una visión más empatada a posturas cardenistas o del PRD y no con las del PAN''.
-¿Estamos ante el inicio de una era foxista en el PAN?
-No. Creo que el ascenso de la corriente foxista-cloutheriana dentro del PAN tendría un costo altísimo para la organización, por todo lo que hemos señalado y porque finalmente es un candidato muy antiorganización, que cree mucho más en las personas que en las instituciones.
-Pues ya nadie pudo detenerlo.
-Hasta ahora no. Por el momento, algo difícilmente podría parar la candidatura presidencial de Fox. La pregunta es si esa candidatura le asegura el triunfo al PAN. Y dos, si esa candidatura contribuye al consolidar al partido o lo debilita.