La Jornada 20 de enero de 1999

El poder de EU avasalla las soberanías: Castro

León Bendesky, especial para La Jornada, La Habana, 19 de enero Ť El debate sobre la globalización suele caer en un exceso de adjetivos, y esto se agrava cuando la discusión se hace en una reunión multitudinaria en Cuba. Es irremediable, a los oradores les gusta oírse, y les gusta más en este escenario y, sobre todo, cuando el oyente principal es Fidel Castro.

El presidente cubano ha estado presente en todas las sesiones y la expectativa de los asistentes está concentrada en la inminencia de su participación. Esta puede darse en cualquier momento, cuando el comandante toma la palabra para hacer una pregunta e inicia, así, un largo comentario donde lo que menos hay son, precisamente, adjetivos y lo que hace un interesante contraste. Castro toma entonces el control de la sesión y, la verdad, es que levanta el ánimo de los congresistas que se mantiene en general alicaído por la falta de un estímulo; cuenta anécdotas al tiempo que hace reflexiones políticas, y expone su visión sobre las relaciones de poder en el mundo. Está a sus anchas.

La perspectiva es la de una Cuba bloqueada y con grandes carencias, pero la verdad es que se aprecia un pragmatismo en esa visión que contrasta con el contenido de la mayor parte de las presentaciones que se escuchan.

Desde esta postura la globalización se aprecia directamente a partir del predominio estadunidense, al que se considera como el ``gobierno mundial de facto'' y se cuestiona, entonces, el margen de soberanía que tienen los Estados.

Planteado así, de modo crudo, el asunto contrasta con la menor capacidad de los gobiernos de América Latina para argumentar sobre el espacio de maniobra que tienen para actuar y ejercer su poder. Aquel espacio y este ejercicio aparecen muy disminuidos, especialmente cuando ocurren crisis como la de México en 1995 o ahora la de Brasil.

Por eso el mismo término de la soberanía tiende cuando mucho a aparecer de manera muy velada en el discurso y el quehacer políticos, ha dejado de ser elegante, no es fácilmente comprensible para una población que está abatida y como noción política está disminuida. La discusión sirve a Castro para reafirmar su posición de resistencia y el auditorio lo festeja.

Si los efectos perversos de la globalidad, se dijo, pueden enfrentarse de alguna manera con un internacionalismo de distinta naturaleza, habrá que confrontarlo con la soberanía. Y esto puede aun ser demasiado global si se refiere exclusivamente al ámbito de la nación. Hay procesos que ya están indicando que la escala de referencia puede ser la región o diversos grupos que comparten elementos integrales de una identidad. Hay pues escenarios alternativos para una reducción y hasta para la desaparición de ese actor principal del mundo moderno que ha sido el Estado-nación.

La globalización ha provocado una dificultad para concebir y ordenar la relación entre el Estado y el mercado, tema que surge constantemente en las descripciones y las críticas que se proponen. Ante el mercado, las acciones de los Estados se debilitan y se centra la atención en los aspectos eminentemente económicos de las nuevas formas de la internacionalización, relegándose a un segundo plano sus expresiones sociales. El capitalismo sin Estado no funciona, y las pautas de la creciente internacionalización no cambian esta relación que, no sólo es de dependencia, sino hasta de complicidad. Esto es parte esencial del modo de funcionamiento del sistema.

La economía como disciplina de estudio ha sido definida de varias maneras, una de ellas que es convencional y se encuentra en los manuales de enseñanza, dice que trata de los usos alternativos de los recursos escasos, pero trata también de ubicar dónde está el poder y quién lo tiene.

Entre las participaciones más radicales que ha habido en esta reunión, algunas de ellas que son un verdadero dejá vu, una vuelta a los discursos de los años sesenta, y los discursos de funcionarios internacionales, hay elementos que sirven para ir armando un cuadro de la globalización, lo que no se vislumbra es el campo de lo posible para alterar el curso presente desde sociedades muy debilitadas físicamente y con reducido poder político.


Roberto González Amador, enviado, La Habana, 19 de enero Ť La concentración ``como jamás antes se ha visto en la historia'' del mayor poder económico, político, cultural y militar en un solo país, Estados Unidos, ha reducido el nivel de soberanía de las naciones, afirmó hoy el presidente Fidel Castro ante casi un millar de economistas de 40 países reunidos en esta capital.

``Existe una forma cada vez más descarnada en que ese país imparte las órdenes, más desfachatada cada vez. Los embajadores de Estados Unidos en México dicen lo que debe ser México, los que están en Costa Rica dicen lo que debe hacer Costa Rica, y los que están en Colombia lo que debe hacer Colombia'', afirmó Castro para ejemplificar el poder político que ha alcanzado su histórico enemigo.

``No critico a esos gobiernos (de México, Costa Rica y Colombia). Sólo digo lo que hacen los embajadores de Estados Unidos. Son en realidad procónsules'', afirmó Castro. ``Eso no quiere decir que le hagan caso. Habemos algunos que tenemos el privilegio de no hacerles caso nunca, pero quedamos muy pocos'', expresó el líder cubano.

El presidente Castro tomó hoy la palabra en varias ocasiones durante la segunda jornada del encuentro internacional de economistas Globalización y problemas del desarrollo, organizado por la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe, que preside el cubano Roberto Verrier, y que cuenta con el auspicio del gobierno local. En el mismo presidium estaban Porfirio Muñoz Ledo, líder de los diputados del Partido de la Revolución Democrática; la ex primera dama de Francia, Danielle Mitterrand, y el líder sandinista Daniel Ortega.

En el segundo de los cinco días que durará el encuentro los asistentes debatían sobre la globalización y soberanía cuando el presidente Castro --quien sigue desde el presidium del Palacio de Convenciones las 12 horas diarias de debate-- comenzó a hacer preguntas a los ponentes.

``¿Qué soberanía queda actualmente a los Estados?'', interrogó Castro al profesor Alfredo Calcagno, de Argentina, quien hablaba sobre ``la globalización como invasión del orden económico sobre el moral y el político''. Antes de una respuesta, Castro prosiguió: ``El poder político que ejerce ese Estado (en alusión a Estados Unidos) es enorme. Aunque siempre existen medios para afirmar la soberanía nacional cuando existe la voluntad política de hacerlo; es posible hacerlo aun cuando no se trate de países que estén en el centro de la decisión mundial'', indicó.

Para el líder cubano, que no forma parte de la lista oficial de oradores en el encuentro, existe en la actualidad, con menor resistencia, un gobierno mundial de facto. ``¿Qué nivel de soberanía le ha ido quedando a los estados?'', interrogó, y agregó que en el mundo crece la resistencia a aceptar un gobierno único ``y nuestro deber es que vaya creciendo esa resistencia''.

La participación del líder cubano logró despertar el interés del grupo de participantes, compuesto básicamente por académicos de izquierda latinoamericanos y representantes de bajo perfil de organismos como las Naciones Unidas, la Organización Mundial de Comercio, el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Fidel Castro afirmó que ``el concepto de soberanía'' es ``muy bueno, tenemos que abundar en ese tema; a nosotros no nos dolería renunciar a la soberanía en aras de la humanidad, de un mundo realmente justo, unido, que tenga dirección sin que implique renuncia a la identidad nacional. No tengo temor a un mundo unido, el mundo necesita dirección y si no se alcanza ese objetivo es un mundo que puede estar aquí en 40 o 60 años, la especie humana no sobrevivirá''.

La segunda jornada del encuentro de economistas fue más abundante en conceptos que en propuestas. Casi sin excepción, los participantes en el estrado y entre el público fueron economistas con una visión homogénea sobre los problemas económicos del mundo, lo que no permitió un debate entre opositores y defensores del llamado modelo neoliberal, como ofrecieron los organizadores.

En la sesión de hoy estuvo el mexicano Arturo Huerta, de la Universidad Nacional Autónoma de México; Frederik Claimond, de Le Monde Diplomatique, y el propio Calcagno, entre otros.