Ť BID: América Latina tiene la peor distribución del ingreso en el mundo


Libre circulación de trabajadores en la integración comercial: Castro

Ť Hay que buscar intereses comunes, destacó el mandatario

Roberto González Amador, enviado, La Habana, 20 de enero Ť El gobierno de Cuba está dispuesto ''a discutir algún tipo de integración'' comercial con América Latina si se plantea a partir de un acuerdo de libre intercambio que incluya la fuerza de trabajo y no sólo mercancías y capitales, afirmó Fidel Castro.

En un llamado a que los países de la región ''no olviden al Caribe'' en los planes de integración económica, Castro dijo que la firma de acuerdos de intercambio comercial y financiero debe incluir la libre circulación de trabajadores, una posibilidad que hasta ahora no acepta el gobierno de Estados Unidos y que no está incluida en otros convenios, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC).

En la tercera sesión de trabajo del encuentro internacional de economistas Globalización y problemas del desarrollo, Castro dijo que los países latinoamericanos deben encontrar puntos de interés común para tejer alianzas y recordó un reciente incidente diplomático entre su gobierno y el mexicano.

Castro había hablado de la necesidad de enriquecer las alianzas económicas, políticas y culturales de la región, cuando comentó: ''Nos queda México. ƑQué hacer? ƑOlvidarnos de los mexicanos? No --se respondió--. Hay que buscar intereses comunes, comercio y vínculos''.

El presidente de Cuba recordó que hace unas semanas su gobierno tuvo un incidente diplomático con el de México, después de que en una reunión del Sistema Económico Latinoamericano (Sela) dijo que con la firma de acuerdos comerciales México había dado la espalda a sus vecinos latinoamericanos.

''En aquella ocasión del Sela lo que yo dije fue con humor, yo creía que era humor; dije en absoluta confianza que nos habían dejado pobres cuando ingresaron a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), en una especie de villa miseria, fue la palabra que emplee. Alguien se sensibilizó, alguna información llegó fragmentada a México y vimos que había gente interesada en crear problemas. Ofrecí una disculpa y me alegro de que fue recibida con mucho gusto por los mexicanos'', indicó.

Sin embargo, dijo que ''esta relación de México con Canadá y Estados Unidos'' (integrantes del Tratado de Libre Comercio) ''son episodios de la historia. Por eso los latinoamericanos debemos mantener vínculos con los mexicanos''.

Roberto González Amador, enviado, La Habana, 20 de enero Ť El gobierno de Cuba está dispuesto ''a discutir algún tipo de integración'' comercial con América Latina si se plantea a partir de un acuerdo de libre intercambio que incluya la fuerza de trabajo y no sólo mercancías y capitales, afirmó hoy el presidente cubano Fidel Castro.

En un llamado a que los países de la región ''no olviden al Caribe'' en los planes de integración económica, Castro dijo que la firma de acuerdos de intercambio comercial y financiero debe incluir la libre circulación de trabajadores, una posibilidad que hasta ahora no acepta el gobierno de Estados Unidos y que no está incluida en otros convenios, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC).

En la tercera sesión de trabajo del encuentro internacional de economistas Globalización y problemas del desarrollo, Castro dijo que los países latinoamericanos deben encontrar puntos de interés común para tejer alianzas y, ante un auditorio compuesto por economistas, recordó un reciente incidente diplomático entre su gobierno y el mexicano.

Castro había hablado de la necesidad de enriquecer las alianzas económicas, políticas y culturales de la región, cuando comentó: ''Nos queda México. ƑQué hacer? ƑOlvidarnos de los mexicanos? No --se respondió--. Hay que buscar intereses comunes, comercio y vínculos''.

El presidente de Cuba recordó que hace unas semanas su gobierno tuvo un incidente diplomático con el de México, después de que en una reunión del Sistema Económico Latinoamericano (Sela) dijo que con la firma de acuerdos comerciales México había dado la espalda a sus vecinos latinoamericanos. ''En aquella ocasión del Sela lo que yo dije fue con humor, yo creía que era humor; dije en absoluta confianza que nos habían dejado pobres cuando ingresaron a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), en una especie de villa miseria, fue la palabra que emplee. Alguien se sensibilizó, alguna información llegó fragmentada a México y vimos que había gente interesada en crear problemas. Ofrecí una disculpa y me alegro de que fue recibida con mucho gusto por los mexicanos'', indicó.

Sin embargo, dijo que ''esta relación de México con Canadá y Estados Unidos'' (integrantes del Tratado de Libre Comercio) ''son episodios de la historia. Por eso los latinoamericanos debemos mantener vínculos con los mexicanos''.

Ť Profundizar las reformas económicas, plantea el banco

Roberto González Amador, enviado, La Habana, 20 de enero Ť La apertura y liberalización de las economías de América Latina no han mejorado el nivel de bienestar de sus habitantes, en una región que padece la peor distribución del ingreso en el mundo, incluidas las naciones africanas al sur del Sahara, dijo el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Eduardo Lora, economista principal del organismo, sostuvo que las reformas económicas iniciadas en la región a mediados de los años 80 deben ser profundizadas para mejorar el nivel de vida de la población, en una postura que desató la crítica de la mayoría de asistentes a un encuentro sobre Globalización y problemas del desarrollo, que se efectúa en esta capital bajo el auspicio del gobierno cubano, de orientación socialista. ''América Latina tiene la distinción vergonzosa de ser la región con la peor distribución del ingreso. Las reformas de los años 80 fueron muy importantes sobre todo en los sectores del comercio y financiero, aunque incompletas en la reforma del sistema tributario'', dijo Lora ante casi un millar de economistas reunidos en el foro encabezado por Fidel Castro.

El economista principal del BID sostuvo que los países latinoamericanos que han hecho las reformas económicas --recomendadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial-- han logrado ''ganancias mayores'' en términos de crecimiento. ''La conclusión es que en el conjunto de América Latina donde se aplicaron las reformas propuestas por el Consenso de Washington esas reformas generaron en los últimos años un crecimiento adicional de 2 puntos porcentuales del producto nacional bruto'', afirmó Lora.

El término ''Consenso de Washington'' alude a la conclusión de un grupo de expertos reunidos por el FMI y el Banco Mundial en esa ciudad, celebrada a principios de los años 80 y de la cual emanó la recomendación para que las naciones latinoamericanas abrieran sus economías, liberaran el comercio, privatizaran empresas, eliminaran subsidios y flexibilizaran el mercado de trabajo.

''Sin las reformas realizadas la última década y media el ingreso per capita de los países latinoamericanos sería todavía menor'', aseguró Lora, ante un auditorio --compuesto básicamente por economistas de izquierda-- hostil pero atento a sus palabras.

El economista del BID consideró ''un error'' identificar el incremento de la desigualdad a las reformas impuestas por los gobiernos latinoamericanos en los últimos años. ''Haríamos mal en dar la espalda, es falso creer que la mala distribución del ingreso tiene su origen en las reformas'', apuntó. Lora sostuvo que las deficiencias que han provocado el aumento en la brecha entre ricos y pobres en la región tienen que ver con ''enormes deficiencias en el sistema financiero, a la debilidad fiscal de los países y a la falta de organismos mundiales capaces de administrar las crisis''.

La postura del economista del BID, la más fuera de tono en comparación con las que se han presentado en este foro, desató una inmediata crítica de varios de los asistentes, que recibieron la palabra de la mesa directiva del foro para exponer sus puntos de vista.

Nilo Ourique, catedrático de la Universidad Santa Catarina de Brasil, apuntó que la visión del funcionario del BID ''hace caso omiso de la verdadera causa de los problemas latinoamericanos: Las economías de la región, y así sucede con Brasil y México, las dos más importantes de América Latina, funcionan con un balance fiscal primario positivo, es decir, los ingresos netos del gobierno son mayores que los egresos netos''.

''Hay un mito neoliberal que se vino abajo: nos dicen que tenemos un déficit fiscal y no es tal, es un déficit financiero provocado por el pago de intereses de la deuda'', añadió Ourique.

El economista peruano radicado en Chile, Manuel Hidalgo, también recibió fuera de programa la palabra para responder al funcionario del BID. Hidalgo aseguró que las reformas defendidas por el BID y por el resto de organismos multilaterales han entrañado en los países latinoamericanos pérdida de soberanía nacional por su enorme dependencia del capital extranjero. Pero esas reformas, agregó, han provocado que la educación al interior de los países sea enormemente desigual entre los estratos altos y bajos de población, lo que a la larga polariza la distribución del ingreso y genera desintegración social.

''También provocan (las reformas) desintegración territorial, porque el desarrollo es distinto en las distintas regiones de cada país; observamos una atomización del campo social con el socavamiento de los organismos sindicales, producto de la flexibilización laboral; hay destrucción del medio ambiente y desintegración de la vida familiar debido a que las personas dejan su casa para trabajar más''.

La conclusión del debate no fue muy sorpresiva: Francisco Plutus, un economista español, sostuvo que ''el neoliberalismo sólo es una forma ordenada de extraer riqueza de los países pobres para financiar el desarrollo y bienestar de las naciones ricas''.

En su turno de respuesta, Lora apuntó que en América Latina se han hecho reformas económicas sin visión ''y es necesario profundizarlas''.

Ť Confrontación entre visiones económicas contables y sociales

León Bendesky, especial para La Jornada, La Habana, 20 de enero Ť En el tercer día de trabajos del encuentro sobre Globalización y problemas del desarrollo que se celebra en La Habana hubo una confrontación de posiciones muy divergentes. Lo que animó el debate fue la presentación del economista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Eduardo Lora, quien hizo un balance de los resultados de las políticas de reforma en las economías de la región.

Lo primero que llamó la atención es la forma de plantear el asunto que empezó con un argumento de tipo psicológico, ya que, según el funcionario del BID, la gente en estos países percibe que la situación es peor que antes de aplicarse las reformas estructurales impulsadas en la década de 1980 pero, conforme a los resultados de los estudios especializados se comprueba que esto no es así.

La evidencia señalada es que en Latinoamérica hay un mejor comportamiento macroeconómico, que se pone en evidencia por los menores niveles de inflación y del déficit fiscal, y por los efectos favorables que han provocado la apertura comercial y financiera, tanto sobre la productividad como sobre la capacidad de financiamiento, aunque es necesario profundizar las reformas en los campos tributario y laboral.

No obstante estas mejoras, las economías siguen teniendo un lento crecimiento, además de la vulnerabilidad externa provocada por la volatilidad de la economía mundial. Así pues, se ha cumplido con los postulados del Consenso de Washington pero la transformación estructural no ha acabado.

El prietito en el arroz de esta visión es que a pesar de los resultados favorables de las reformas es mayor la pobreza y peor la distribución del ingreso en la región

La parte más controvertida del balance del BID tiene que ver con la afirmación de que en el conjunto de América Latina las reformas han generado un aumento de la tasa de crecimiento del PIB de alrededor de 2 puntos porcentuales durante esta década, principalmente como resultado de la creciente eficiencia en la asignación de los recursos asociado con las políticas de liberalización. Pero se indicó que con mayores reformas, la tasa potencial de crecimiento podría llegar hasta 6 por ciento.

Esta cuestión exige, sin duda, una mayor argumentación que Lora no hizo. En todo caso, se dijo que las reformas son condición necesaria para alcanzar altas tasas de crecimiento del producto pero no son suficientes, y una de las áreas esenciales que deben atender los gobiernos es la educación, donde existen muy grandes y crecientes divergencias entre la población, con un muy apreciable debilitamiento de las oportunidades en la educación pública frente a la privada que es motivo de una mayor segmentación social.

Conforme al planteamiento del BID se ha llegado prácticamente al límite de la estabilización macroeconómica, y lo que hay que reforzar es la capacidad de defensa de las economías frente a la volatilidad externa. La vulnerabilidad crece porque en periodos de crisis los gobiernos no cuentan con margen de maniobra para financiar los déficit y ello exige un ajuste del déficit que genera altos costos económicos y sociales. Las acciones de los gobiernos, concluyó Lora, deben afianzarse con una reorganización del sistema económico internacional para reducir tensiones como las actuales.

Una teoría o un conjunto de premisas que permiten explicar todo lo que ocurre en las economías de países distintos puede producir indigestión. Y este discurso que tiene coherencia interna padece del defecto de sacar a la técnica de su propio dominio y aplicarla a todos los fenómenos que se le presentan.

Las críticas recibidas por Lora lograron provocar por primera vez en varios días una acalorada polémica. Se contrapuso a la visión que ofreció el funcionario el hecho que ha crecido la dependencia de los capitales externos para financiar las economías de la región, que ello provoca un aumento de los intereses de la deuda que son los responsables de los déficit fiscales, puesto que los déficit primarios (los ingresos menos los gastos del gobierno) prácticamente han desaparecido; se dijo que las reformas económicas han debilitado severamente a las organizaciones sociales y sindicales que tienen cada vez menor participación y relevancia, y lejos de promover la eficiencia por la vía de la competencia se está provocando una mayor concentración de la propiedad, al tiempo que desaparecen sectores de la producción y se acentúa la desintegración territorial.

El asunto contrapone visiones muy distintas del funcionamiento de la economía en términos contables y de su expresión social. Pero finalmente pareció un diálogo de sordos. Una parte parecía como un falso mesías que anunciaba la posibilidad del advenimiento del crecimiento y la estabilidad y, la otra, como Jeremías advirtiendo sobre la consecuencias de seguir por el mal camino de las reformas neoliberales. Lora no cambió un ápice su frío espíritu calculador y los demás, que claramente estaban en un terreno que les era más favorable, no cedieron a las tentaciones y se rasgaron las vestiduras.