Difícil, para los realizadores de la ex RDA hacer cine: Simon
A 10 años de la caída del muro de Berlín, la zanja se profundiza, dice
Raquel Peguero En la Alemania de hoy aún prevalece la situación de ver a los compatriotas provenientes del bloque socialista como los parientes pobres, que arribaron de repente. Y no sólo en el ámbito fílmico, asegura el cineasta Rainer Simon, ``sino que abarca a toda la población. Después de diez años de la caída del muro de Berlín, esa zanja se ha profundizado''.
Eso significa, explica, que para los realizadores de la ex Alemania Democrática, levantar una película es ``difícil, porque en el cine occidental las compañías fílmicas siempre se movieron por las relaciones que tenían establecidas y nosotros no estábamos dentro de ellas. Al principio nos tiraban algo así como un par de migajas, pero hace mucho que se acabó; ahora somos competidores y a nadie le gusta''.
De visita en nuestro país para presentar la primera retrospectiva de su trabajo que se ve en México y en Latinoamérica, ya que recorrerá una docena de países del Cono sur, en entrevista, Simon comenta que las seis películas que veremos pertenecen a la época cuando laboraba para la DEFA, productora estatal de la RDA: ``Se podía trabajar profesionalmente, nuestro único problema era la censura. Se escogía un conjunto de temas y, los que se realizaban, se hacían bajo la mirada censora de la dirección de la compañía y, en casos excepcionales, también del Ministerio de Cultura''.
Dirigir filmes históricos
Con la caída del muro, la DEFA fue adquirida por un consorcio francés. ``Ahora hay varios productores pequeños y grandes promesas para los cineastas de que habría un gran cine europeo que no se ha realizado. Ahí ya no se filma, se hacen telenovelas y grandes producciones estadunidenses. Los productores alemanes no pueden pagar esos estudios y si requieren de filmar en alguno es más factible que lo hagan en otra parte porque es más económico''.
Convertido en un cineasta independiente -ha hecho así dos películas, que por problemas con el productor no vendrán a su retrospectiva- antes de ello, en el género, Simon se refugió en el cine histórico. ``Cuando empecé a estudiar en la Escuela Superior de Cine creía, al igual que los de mi generación, que cambiaríamos totalmente el cine. Teníamos claro que era necesario darle una nueva forma y que no podíamos continuar filmando al viejo estilo. Pretendíamos realizar un cine nuevo, como los neorrealistas, como los jóvenes franceses, polacos, checos, con películas que reflejaran la vida en la RDA. Muy pronto descubrimos que no podíamos, de manera dramática, luchar en contra de la ideología, de las formas ya establecidas''.
El encontronazo más fuerte lo tuvo al concluir sus estudios, cuando se realizó una sesión plenaria del partido en el poder, que prohibió toda la producción fílmica. ``Lo que hicimos fue tratar de contar cómo se vivía mediante pequeñas historias específicas y en ellas se diferenciaba lo que se mostraba, con lo que se podía ver en las películas propagandísticas. El problema es que eran poco dramáticas y casi no tenían espectadores, por eso busqué otra manera de confrontarme a esa realidad y di con los cuentos de hadas, con la cuestión más de comedia, como el personaje de Till Eulenspiegel -que da título a una cinta-, que era muy subversivo de la tradición popular alemana. El público lo entendió así, al grado que fue muy exitosa. En cambio, la crítica la maltrató''.
Simon sólo pudo hacer un largometraje que se ocupó de la vida de la RDA, Japud y Boel ``que, lógicamente, prohibieron. Fue cuando decidí hacer sólo películas históricas: no estaba dispuesto a hacer concesiones en cuanto al contenido de mis trabajos, aunque limitarme a esos temas fue una especie de concesión. Se piensa que el frente en el que se encuentran el realizador y los censores es recto pero no es así; entre ellos había muchas posiciones y algunos estaban más de nuestro lado, mientras otros seguían rígidamente la línea del partido. Eso cambiaba continuamente, de manera que no se podía seguir una táctica para atravesarlo y lograr nuestros propósitos.
Salvar los sueños
``Ahora advierto -aunque no lo pensé cuando hice mis películas- que siempre me importó presentar qué oportunidades tiene el individuo de vivir su vida, frente a la realidad. En mis primeros filmes, mis héroes luchaban con toda su fuerza en contra del poder establecido; después, poco a poco, fui mostrando que lo más importante es que el hombre salve, por lo menos, sus sueños.''
-¿Lamenta su labor en el cine histórico?
-No, porque los años ochenta eran terribles, no se tenían esperanza ni nada y era más interesante ocuparse de la historia que de las pequeñas cosas que se desarrollaban en ese momento en torno de Alemania.
-De haber tenido la opción, ¿hacia dónde se hubiera encaminado?
-Tras la caída del muro me hubiera gustado ocuparme de esa nueva realidad alemana que se vivía, pero hacerlo de manera inclemente y sin esos tontos compromisos que se tienen ahora por motivos comerciales, y por los cuales se está cayendo en la tradición más banal del cine. Hacer películas siempre fue interesante, porque cada proyecto es una nueva aventura. Ahora, si tuviera que hacerlas ya no como una aventura, sino como un obrero que va cada día, a la misma hora, a hacer su trabajo tendría que cambiar de profesión.
-¿Ahora cuáles son sus sueños?
-Me gustaría filmar en Latinoamérica. Tengo dos grandes proyectos, pero el problema es conseguir el dinero.
(La retrospectiva de Rainer Simon se presenta a partir de hoy y hasta el 2 de febrero en la Cineteca Nacional, en la sala José Revueltas del Centro Cultural Universitario y en el auditorio del Instituto Goethe. En algunas funciones estará presente el realizador. Consulte cartelera.)