Hocquenghem, autor de A la sombra del Quinto Sol

Mi libro no es informativo, sino el retrato de un francés sobre México

``El estadio Azteca, además de monumento, es un mito''

César Güemes Corresponsal de prensa, colaborador del diario Libération, traductor de Gallimard, Joani Hocquenghem ha incursionado en el cine al realizar La calle de San Luis Potosí y ahora en la novela con A la sombra del Quinto Sol, una obra que deja constancia de la visión de un periodista francés sobre México luego de residir aquí, la que es hasta ahora la mitad de su vida.

-Considerando su trayectoria como corresponsal en México, además del libro de un narrador, ¿estamos frente a una novela hecha con sentido periodístico?

-Tiene filiación con el periodismo. Eso se nota en las ganas de marcar la cronología con actos mediáticos, políticos o de la actualidad cultural del país. Además, es una novela en reacción a mi ejercicio profesional. A veces me parece un oficio que se ejerce dentro de una jaula. El periodismo impide hablar de muchas cosas, se centra en información sobre hechos específicos. El periodista, se supone, ha de ser lo más objetivo posible y no permitir que en su trabajo intervenga su sensibilidad. Como corresponsal, hablar de México siempre en términos periodísticos me daba por resultado algo falso, a pesar de los intentos por abarcar muchos aspectos sociales. En la novela quise, entonces, contar con todos mis apuntes, reflexiones y vivencias que no son periodísticas y a partir de las cuales sí puedo decir cómo es el país que veo.

-¿Diría que en ciertos momentos llega incluso a la autobiografía?

-En muchos aspectos el protagonista se asemeja a mí. Tiene una visión particular de la realidad. No es del todo una autobiografía, en parte porque me alimenté mucho de la percepción de amigos franceses que venían aquí de visita.

-Si bien la novela habla del presente, es claro que debió indagar históricamente.

-Soy curioso de la historia, pero no conozco todo el pasado de México. En la novela hay más bien el rumor o la influencia de los grandes temas de la vida anterior del país. Desde luego que intenté leer lo más que pude para no cometer errores.

-El título en francés es El estadio Azteca, muy distinto de A la sombra del Quinto Sol. ¿A qué obedece un cambio tan drástico en la traducción castellana?

-El estadio Azteca es un monumento arquitectónico, pero representa lo que es un estrato azteca, el mito. Por otra parte, sabemos desde hace más de diez años que los de este pueblo-nación eran la punta del iceberg, porque hubo otras culturas más duraderas o más avanzadas. La idea de estadio Azteca habla de la presencia fuerte de la historia y de la ilusión de la historia.

Signos inversos

-Con su estancia en México, la novela se convierte en un texto con la postura de alguien de dentro y no de fuera.

-Si eso se logró, es un halago. Ojalá sea así. Ahora miro que he vivido la mitad de mi vida en Francia y la otra aquí. Ya no sé exactamente dónde empieza mi adaptación a lo mexicano y dónde termina mi cultura francesa. Me gusta mucho contar en un libro lo que veo sin el sesgo del extranjero. Aunque con un poco de tristeza observo, por otro lado, que perdí el asombro que tuve cuando llegué al país. Buena parte del libro quería reflejar ese asombro y quizá se consigue, pero yo ya no lo tengo.

-¿Hay algo que se pierda con la traducción?, ¿son dos novelas diferentes la hecha en francés y la vertida al español?

-La novela es como un guante. Cuando la escribí en francés tenía mucho que ver con un libro iniciático sin grandes pretensiones. Fue entonces una guía sobre el México de los años ochenta. Muchos franceses lo emplearon para leerlo antes de venir aquí y no sentirse turistas. Ahora ya no tiene sentido de revelación, sino de recordatorio. No es un libro informativo, sino el retrato que hace un francés sobre México.

-Mayo del 68, proceso que vivió, ¿tuvo alguna relevancia para escribir la novela?

-Eso funcionó como detonante de mi vida. Estaba aún muy lejos de escribir ficción. Es muy difícil darle una responsabilidad al 68 francés porque fueron cosas distintas allá y aquí. Para muchas de las personas de mi generación fue un elemento muy importante de ruptura. Lo que no se puede decir es que sea uno fiel al 68 si finalmente nadie sabe todo lo que eso significó. Una cosa que me interesó mucho traducir fue el descubrimiento, llegando aquí, de esa fecha, que quería decir casi lo contrario en ambos países. En Francia era la expresión de ideales, la felicidad, la utopía, mientras que aquí significaba represión, muerte, silencio y censura. La novela en ese sentido funciona mucho en términos de signos. Para mi generación el 68 fue un signo exaltado y positivo, y aquí el signo era contrario.

``Tomo esta metáfora de los signos porque se me hace que el libro funciona mucho para explicar la visión que desde Francia se tiene de México. Por ejemplo, cuando el terremoto del 85 la óptica de los periódicos fue muy catastrofista, sin conocer la bravura de la solidaridad tal como aquí la vivimos. El terremoto fue clasificado nada más como uno de los desastres del Tercer Mundo, mientras que en México además de ser una tragedia, generó un movimiento social fundador. Otro signo es el petróleo, un día sube su precio y México es rico, mientras que Francia se tiene que limitar en sus necesidades. La actualidad económica hace que entre los dos países los signos sean inversos respecto de un mismo hecho.''

(A la sombra del Quinto Sol se presenta hoy, a las 19 horas, en la Casa de Francia, en Havre 15, con los comentarios de Alvaro Mutis y Jaime Avilés.)