El presidente Ernesto Zedillo ha comenzado a recorrer el trecho más peligroso y definitorio de su periodo de gobierno.
De las actitudes que se asuman --de las decisiones que se tomen, de los hechos que se realicen-- dependerá buena parte de la valoración final que se tenga de su paso por Los Pinos: debilidad o consolidación del poder.
El reto al que se enfrenta el presidente Zedillo es ni más ni menos que el del tigre herido, bañado en su propia sangre, deseoso de venganza, decidido a dejar la zalea con tal de cobrar cuentas.
Es el monstruo de las mil cabezas, que controla una parte del gabinete (una parte que sigue manteniendo reverencia al ido y que sólo espera los tiempos adecuados para dar la espalda al que ya va de salida), que mantiene un gran poder económico (empresarios y consorcios boyantes que fueron beneficiados con privatizaciones y otros regalos y que, en pago obligado, comparten propiedades accionarias de la prosperidad sexenal), que maneja medios de comunicación e intelectualidades agradecidas, que garantiza impunidades y hasta premios para sus personeros (Chirinos, tranquilo por la calle; Otto Granados, a la embajada en Chile; Cavazos Lerma, elogiado sin medida) y que hoy, a pesar de todo ese poder acumulado, no puede poner en libertad al hermano mayor, al ejecutor de las decisiones empresariales, al responsable del amasamiento de riqueza, al coordinador de la parte empresarial del gran proyecto político transexenal.
Esa fiera herida, ese monstruo de las mil cabezas se revuelve profundamente dolido, convencido de que fue engañado, de que su contraparte les traicionó (la contraparte que ellos habían instalado en el poder, la que debería tener obligaciones de gratitud y hasta de obediencia) y de que la guerra ha sido declarada.
No está, el hombre que hoy ocupa el poder, en su mejor momento. Ha abierto fuego en redondo. Desde Minas Gerais hasta el Distrito Federal, desde el Fobaproa hasta la incipiente rebelión priísta. Pero ha dado paso (¿de verdad se debe escribir aquí que la decisión judicial fue producto soberano de uno de los poderes de la Federación, y que el Supremo Poder no tuvo nada que ver?) a una determinación trascendente: enfrentar sin titubeos el caso mayor de corrupción y criminalidad que se ha detectado en los años recientes; castigar al hermano mayor, pero desde luego también al otro, al más famoso, al de las máscaras en los cruceros urbanos.
¿Esta decisión es simplemente un rejuego de intereses cupulares, un pleito de familia, un jaloneo entre priístas? Puede ser que sí, pero también es posible creer que Ernesto Zedillo, de tosca relación con sus adversarios, de empecinamientos desesperantes en temas cruciales, de razonamientos cuadrados e inflexibles, ha dado un paso sustancial, como es el librar a los mexicanos de la plaga de los hermanos incómodos, de la familia incómoda, de la corriente política incómoda.
Muchas cosas faltan por resolverse, pero ayer, con esa decisión judicial, es posible seguir caminando por las calles de esta nación --calles llenas de violencia, de miseria, de desánimo-- cuando menos con la tranquilidad y el gusto de no toparse de frente con un personaje exonerado al que la justicia mexicana hubiese liberado pidiendole disculpas y perdón.
El saco nada más le queda a uno
La referencia presidencial a los gobernadores que gastan el dinero público en promociones personales tiene un sólo destinatario preciso: Roberto Madrazo Pintado.
Los nombres agregados, sugeridos, filtrados para diluir el enfrentamiento, son mera cortina de humo: Manuel Bartlett y Vicente Fox han tenido buen cuidado de que el gasto para favorecer su imagen sea diluido en organizaciones de amigos o en donantes anónimos.
El único de todos los gobernadores que aspiran a la candidatura presidencial, que indudablemente utiliza dinero público para anunciarse en televisión, es Madrazo Pintado.
Sus promocionales, carísimos, realizados por un equipo especial que cuidó hasta el último detalle, son facturados a cuenta de dinero de los contribuyentes tabasqueños.
De Fox y de Bartlett se podrá sospechar lo que se quiera, pero hasta el momento no hay pruebas de que utilicen dineros del gobierno para favorecer sus imágenes de precandidatos. Por tanto, la referencia presidencial es inequívoca aunque, para suavizar un poco el golpe, se sugirió que los destinatarios de la crítica presidencial podrían ser, también, Fox y Bartlett.
Ya por último, no está de más tomar en cuenta que con esa declaración el presidente Zedillo le envió una advertencia fuerte al grupo hankista, en vísperas de que se anunciase la sentencia condenatoria contra Raúl Salinas de Gortari. En momentos como el actual, el presidente Zedillo necesita enseñar el filo del machete a todos cuantos pretendan aliarse en su contra.
Reunión de corrientes priístas
Durante tres días de la presente semana se reunieron, en un hotel cercano a la ciudad de Querétaro, representantes de cuatro agrupaciones que buscan cambios democráticos dentro del PRI.
El acuerdo básico logrado fue pedir con urgencia la realización de una asamblea nacional priísta que permita definir el método y los tiempos para la elección de candidato presidencial y la forma de elaboración de la plataforma política con la que el tricolor participaría en la venidera contienda electoral.
Los participantes en el encuentro, realizado a puerta cerrada, pertenecen al Grupo Galileo, a la Corriente Renovadora, al Grupo Reflexión y a Democracia para el Cambio.
Una mágica reaparición pública
Junto a Roberto Albores Guillén apareció ayer César Augusto Santiago en San Cristóbal de las Casas, de donde es oriundo, según reporte del corresponsal Elio Henríquez.
Según la explicación dada por los organizadores de un desmedido acto de homenaje al gobernador chiapaneco, la presencia de don César Augusto se dio a título de invitado especial.
El ex secretario de acción electoral del comité nacional priísta acompañó a Albores en el recorrido de varias cuadras, a cuyo paso la gente acarreada por el ayuntamiento coleto le gritaba vivas gloriosas y se deshacía en aparatosas caravanas y júbilo facturado.
El recorrido, de pretensiones faraónicas, logradas apenas a la medida de las limitaciones locales, permitió a las autoridades de San Cristóbal pedir a Albores que se construya una autopista de allí a Tuxtla Gutiérrez.
La aparición de César Augusto incrementó las versiones de que se le prepara como candidato priísta para las elecciones de gobernador que serán en el crucial 2000. Un hermano del presunto candidato (Rosendo Santiago Ramírez) es actualmente diputado local priísta.
Astillas: Nikito Nipongo comenta para esta columna: es falso que la Iglesia católica sea antifeminista. Ciertamente, se opone a que vaya a suceder a Juan Pablo II una papisa, pero sí aceptaría una papita.
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