Ť Solicitan al Papa manifestarse sobre la pobreza


Proponen mujeres a la Iglesia abrir debate sobre sexualidad

Angeles Cruz Ť Abrir la elección de obispos a la participación de las mujeres, promover cambios para que la Iglesia católica valore la sexualidad en forma positiva, como una dimensión propia del ser humano, independientemente de su orientación, y que se reconozca la capacidad de decisión de hombres y mujeres con base en la conciencia personal y el discernimiento de la fe, propuso el grupo Católicas por el Derecho a Decidir.

En una carta entregada al Episcopado Mexicano para que éste a su vez la haga llegar al pontífice, las mujeres solicitan que el Papa pronuncie ''una palabra profética de denuncia ante la grave situación que se vive en Chiapas'' y sobre la forma en que el modelo neoliberal agrava las condiciones de pobreza y exclusión en que viven 40 millones de mexicanos.

Sobre el aborto y la contracepción, Consuelo Mejía, presidenta del grupo de católicas, señaló que por ser temas polémicos deben debatirse en la Iglesia en forma fraterna y ''ahora no es el momento de confrontar posiciones''. Sin duda, agregó, el aborto y sus secuelas son una muestra de la iniquidad e injusticia que viven constantemente las mujeres.

A su vez, Guadalupe Cruz, también dirigente de Católicas por el Derecho a Decidir, dijo que el tema de las mujeres podría incluirse en las conclusiones del Sínodo de las Américas, especialmente lo relativo a sexualidad y reproducción. A partir de ello ''veremos cómo se puede seguir avanzando y reflexionando''.

Las mujeres comparten con la jerarquía de la Iglesia católica el compromiso de defensa y promoción de los derechos humanos y la búsqueda de justicia social para todos. De ahí que con motivo de la visita de Juan Pablo II se retomen los puntos de unión para llevar adelante esos objetivos, indicó Mejía.

La misiva entregada la noche del miércoles a Alberto Athié, secretario de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, menciona la precaria situación social en que se encuentran los indígenas, los pobres, las mujeres, los endeudados, los homosexuales y lesbianas, así como niños y niñas de la calle y los enfermos de sida.

''Nos sumamos --dicen-- a la gran preocupación de toda nuestra Iglesia sobre la alarmante pobreza que el modelo neoliberal, verdadera fábrica de excluidos, ha generado''.

Más adelante, citan las conclusiones de la reunión efectuada en Santo Domingo, en la cual Juan Pablo II se pronunció por que ''las mujeres de América Latina y el Caribe sean valoradas y reconocidas plenamente en la Iglesia y en la sociedad. Para ello es necesario modificar la mentalidad y la actitud respecto a ellas, aunque esto suponga un profundo cambio cultural, pues están en juego la equidad y la justicia como principios de convivencia cristiana''.