Ën Dictámenes apócrifos motivaron su cierre: Bargellini

Reiniciará tareas el Laboratorio

de Diagnóstico de Obras de Arte

n Contará con equipo especializado de rayos X e infrarrojos

Merry Mac Masters n Las primeras noticias que tuvo el Laboratorio de Diagnóstico de Obras de Arte de que circulaban dictámenes falsos atribuidos a su autoría ocurrieron en 1996. Se trataba más bien de casos de pintura mexicana moderna. El año pasado la presencia de estos documentos apócrifos se intensificó a tal grado que se cerró el recinto mientras se decidía su futuro, informó Clara Bargellini, presidenta del consejo de esta ``actividad'' del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y el Comité Mexicano de Historia del Arte (CMHA).

Es que hubo ``muchas discusiones dentro del IIE, así como en el CMHA, sobre cómo íbamos a seguir y cuáles eran los mecanismos que teníamos que implantar para dar más seguridad a todo el proceso''.

Se habían visto involucrados varios investigadores que estaban ``molestos'' porque sus firmas apócrifas aparecían en ``documentos mal hechos''.

Sin fines de lucro

Bargellini mencionó a Karen Cordero, Luis Rius, Olga Sainz, Alicia Azueta, así como Xavier Moyssén, quien ``no ha hecho trabajo para el laboratorio''. Incluso a mediados de noviembre pasado se publicó en algunos medios nacionales un desplegado advirtiendo sobre la situación.

Ayer, en conferencia de prensa, se anunció que dentro de un máximo de tres meses el Laboratorio de Diagnóstico de Obras de Arte comenzará a trabajar de nuevo después de ser restructurado y de adoptar nuevas medidas de seguridad.

Ahora la coordinadora del laboratorio será Laura Castillo, quien en nombre del consejo y los especialistas designados para el análisis de cada obra de arte, firmará los dictámenes.

Aparte de la coordinadora el laboratorio contará con la asesoría de Tatiana Falcón y Diana Magaloni, al igual que con un restaurador permanente.

El laboratorio trabaja en forma colegiada con el Colegio de Investigadores del Instituto de Investigaciones Estéticas, que recibe y aprueba todos los informes sobre su funcionamiento en los rubros operativo y económico.

Para Falcón la diferencia básica estará en el análisis que se hacía antes para el diagnóstico pero que no había cómo comprobarse. Ahora, no obstante el laboratorio tendrá un equipo especializado con rayos X e infrarrojos para tener esa información de manera ``gráfica''.

Precisó que ``podremos tener nuestro archivo y presentarle al cliente estas cuestiones que no son fáciles de ver para quien carece de la experiencia de observación de la obra''.

El laboratorio empezó a funcionar en octubre de 1992, ante la falta de una instancia de este tipo en el país y como una extensión de la actividad del mismo historiador y crítico de arte que continuamente se ve en la necesidad de emitir juicios históricos y estéticos sobre la obra de arte. No tiene fines de lucro y hay un cobro parejo por pieza. Se calcula que el precio será de cinco mil pesos. Acuden tanto particulares como instituciones.

``En muchos casos es alguien que tiene un cuadro que le dejó el abuelito'', señala Bargellini. Aunque el dictamen incluye información sobre la técnica, los materiales utilizados, su condición física, el estilo, la iconografía, lo que más bien quiere saber la persona es de quién es.''

Opinar con responsabilidad

Aquí precisamente es en donde se diferenciaban los dictámenes falsos --unos ocho o nueve fueron enviados en forma de fax al IIE-- de los auténticos: los primeros contenían un avalúo, es decir, le ponían un valor a la obra.

A Bargellini le preocupa despejar ese ``desconocimiento del público sobre lo que hacemos'', porque el propósito del laboratorio no es dictaminar la obra sino tener un archivo que sirva para la investigación. Además, ``queremos decirle al público que tengan cuidado y nos hablen para saber si cualquier documento que tenga el nombre del Instituto de Investigaciones Estéticas o la UNAM es cierto o no''.

Para el laboratorio es importante hacer de la actividad de dictaminar algo académico y abierto.

``No hay un interés creado de que una obra sea de tal y tal autor'', asegura Bargellini. Se busca llegar lo más cercano posible en relación con la ``verdad'' de la obra. Incluso llegan a emitir dictámenes que contienen elementos de ``duda'' cuando las hay. Para el trabajo en cuestión se busca contar con la persona idónea, no obstante esta es una actividad que el investigador hace si así lo desea. En su mayoría han llegado al laboratorio pinturas mexicanas modernas, grabados y dibujos.

La investigadora del IIE y especialista en arte colonial juzgó que los dictámenes emitidos hasta ahora han sido ``responsables''. Agregó que cuando se discutía el futuro del laboratorio existía la posibilidad de cerrarlo definitivamente, pero ``hubo muchas personas que nos pidieron que no lo hiciéramos''.