Jesús Martínez Saldaña
Propuesta a Marcos

Al leer tu comunicado a los mexicanos y mexicanas que viven en el extranjero, invitándolos a participar el 21 de marzo en la consulta por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indios y por el fin de la guerra de exterminio en Chiapas, encontré muchos paralelismos con la lucha que los migrantes hemos llevado a cabo para que también se nos reconozcan nuestros más fundamentales derechos humanos, incluyendo el de elegir a nuestros gobernantes.

Al igual que a los pueblos indígenas del país, el autoritarismo del sistema político mexicano ha mantenido a los casi 10 millones de migrantes en la infraciudadanía.

Como muestra un botón: a mis 38 años de edad me ha sido imposible votar en elección alguna. Sólo hay dos procesos nacionales en los que he podido participar: la primera consulta nacional del EZLN y, más recientemente, la consulta del PRD sobre el Fobaproa.

Según el investigador Arturo Santamaría, la lucha de los migrantes por el voto se remonta por lo menos hasta 1929, cuando mexicanos en California se organizaron para apoyar la campaña vasconcelista por la Presidencia. Se intensificó en los 80, al extenderse a las comunidades mexicanas en territorio estadunidense el deseo de democratizar los procesos políticos mexicanos.

Desde entonces hasta la fecha, y ante la oposición de las autoridades, los migrantes han organizado protestas y foros públicos, recaudado miles y miles de firmas, y realizado elecciones simbólicas y un sinfín de otras actividades relacionadas con el voto y la defensa de los derechos de quienes participamos en la migración internacional.

En agosto de 1996 el Congreso de la Unión incluyó en el paquete de reformas electorales el derecho de los mexicanos en el extranjero a votar en futuras elecciones presidenciales. Sin embargo, posteriormente el Cofipe condicionó nuestro voto a la existencia del Registro Nacional Ciudadano y a una nueva cédula de identidad nacional, tareas que fueron delegadas a la Secretaría de Gobernación. Como era de esperarse, Gobernación no cumplió, imposibilitando nuestro sufragio en el 2000.

Hace más de un año que migrantes radicados en varios estados de la Unión Americana nos volvimos a movilizar, llegando al grado de organizar foros públicos y múltiples delegaciones a México para hablar con autoridades legislativas, electorales, así como con representantes de los partidos políticos. Nuestra demanda es muy simple: que el Congreso haga las modificaciones necesarias y conceda un muy razonable presupuesto para permitir el sufragio de unos 10 millones de ciudadanos en el extranjero. Representantes del IFE han declarado repetidamente que la institución está preparada y tiene la capacidad para realizar las tareas que le corresponden.

Nuestro principal enemigo ha sido la falta de voluntad política de las autoridades.

Representantes del Ejecutivo federal y del partido de Estado han dado marcha atrás al acuerdo de 1996 y desarrollado campañas de desprestigio. Han recurrido a argumentos sin fundamento para negarnos el voto, y ahora hasta alegan que debido a la crisis económica por la que atraviesa el país, y que ellos mismos han creado, no hay presupuesto para financiar el voto extraterritorial.

Por eso, cuando tus comunicados hablan de excluidos, nos es muy difícil encontrar paralelos con nuestra lucha, una lucha que también es por la dignidad humana.

Ten la seguridad de que muchos migrantes seguiremos apoyando las demandas de los pueblos indios y, en particular, la consulta del 21 de marzo. Muchos de nosotros ya hemos viajado hasta Chiapas y sabemos que las verdades oficiales son todo, menos verdades (puedes encontrar mi testimonio en el Memorial de Chiapas).

Pero, ¿por qué no tomar otro paso que pueda unir más a estos grupos de mexicanos excluidos?

Concretamente, propongo que, de ser posible, el EZLN modifique la consulta, agregando una pregunta más sobre el respeto al sufragio de los mexicanos en el extranjero. Puede ser algo así: ``¿Está usted de acuerdo en que el Ejecutivo federal y el Congreso de la Unión respeten las reformas electorales de 1996 y permitan a los ciudadanos mexicanos en el extranjero votar en futuras elecciones presidenciales, empezando en el 2000?''

Nos ayudaría mucho la generosidad del EZLN y, creo, que alentaría a muchos migrantes a participar en la consulta.

Sin más por el momento, recibe un saludo desde el bajío michoacano--guanajuatense, tierra de migrantes.

* El autor es miembro de la Coalición de Mexicanos en el Exterior Nuestro Voto en el 2000.