Ť De los 3 mil registrados, 194 fueron los elegidos


Al acto en el aeropuerto sólo ingresaron reporteros insaculados

José Antonio Román y David Aponte Ť De casi nada valieron los 300 dólares cobrados para la acreditación de prensa. El comité organizador escogió ''al azar'' a 194 periodistas para cubrir la llegada de Juan Pablo II a México.

En forma ''milagrosa'', los representantes de los medios católicos, los semanarios y las revistas diocesanas resultaron ''insaculados'' para asistir al hangar presidencial. En la sala de prensa montada en un hotel de Paseo de la Reforma, los representantes del comité organizador hicieron responsable al Estado Mayor Presidencial del caos y de la selección de los comunicadores.

''No es justo. No entendemos los motivos por los cuáles se escogió a los medios parroquiales... Son chingaderas... De nada sirvieron los 300 dólares. También para el cobro hubieran insaculado a los periodistas'', lanzaron los reporteros de los medios nacionales.

Condenados por la ''mala suerte'', ninguno de los siete reporteros de un diario capitalino resultó elegido para la cobertura en el hangar. Los periodistas tuvieron que recoger los datos desde la sala de prensa, desde una pantalla gigante instalada por uno de los patrocinadores de la visita papal, una gran trasnacional de artículos electrónicos.

Otros, los representantes de los medios diocesanos, tuvieron la ''gracia del Señor''. Algunos de esos medios de información resultaron ''insaculados'' hasta con cuatro reporteros: Notidiócesis de Texcoco alcanzó cuatro acreditaciones y Notitas Musicales y Teleguía lograron dos posiciones por medio.

La lista de 194 reporteros, elaborada por el responsable de la sala de prensa, Gerardo López, también incluyó a edecanes, personal de seguridad y de organización, y hasta familiares de los directivos de medios de comunicación nacional y boletines parroquiales. Los organizadores no querían perderse la llegada del Papa.

El desorden comenzó desde temprana hora. El comité organizador, a cargo del cardenal Norberto Rivera Carrera, citó a los más de tres mil reporteros acreditados a la sala de prensa, con el argumento de que la lista de las personas que tendrían acceso a la terminal aérea sería resultado de un ''sorteo''.

Después del mediodía, los responsables del área de comunicación del Arzobispado de México colocaron una sola lista en una pared de la sala de prensa Santa María de Guadalupe. Los periodistas se arremolinaron frente al papel, pero sus nombres no aparecieron. ''El Señor se olvidó de ellos y los elegidos al reino fueron otros''.

El personal de prensa de la Arquidiócesis de México argumentó que todo era ''por obra y gracia'' del Estado Mayor Presidencial y que el sorteo se había celebrado por la manaña. Sin embargo, ya tenían elaboradas las credenciales de acceso al hangar presidencial con todo y la fotografía de los periodistas sorteados.

Los gritos y el desorden corrieron por el salón, momento que los corresponsales extranjeros aprovecharon para enviar cables al exterior sobre la escandalosa comercialización de la figura del Papa y de la disputa entre las televisoras mexicanas por trasmitir ''imágenes exclusivas'' de Karol Wojtyla.

Molestos, los reporteros gráficos pidieron a Gerardo López que tratara de solucionar el problema, porque tenían que tomar las fotografías de la llegada del Papa.

ųEspérenme tantito, voy a llamar a Mauricio, el de Presidencia ų argumentó el jefe de la sala de prensa.

Los fotógrafos perdieron toda esperanza cuando los camiones arrancaron hacia el aeropuerto. A bordo de uno de los vehículos viajaron todos los encargados de la comunicación de la visita pontificia.

''De nada valieron los 300 dólares. El cielo no se compra con dinero'', comentó uno de los reporteros. Otro maldijo su mala suerte: ''Nunca me saco nada en las rifas, ni siquiera el muñequito de la rosca de reyes''.


Ť Se abrieron los espacios publicitarios a productos, campañas políticas y oficinas de Estado


La fe de las televisoras, en competencia comercial

Raúl Llanos Samaniego Ť Cuatro horas y media antes de que el papa Juan Pablo II arribara a suelo nacional, las dos principales empresas televisoras, Televisa y Televisión Azteca, arrancaron transmisiones con un intenso bombardeo publicitario, en el cual estuvieron marginados los comerciales de bebidas alcohólicas, cigarros y prendas íntimas. Por el contrario, fueron repetitivos aquellos relacionados con alimentos, medicamentos, aparatos telefónicos y de radiolocalización. No podían quedar fuera los spots de secretarías de Estado y hasta los del gobernador de Tabasco, Roberto Madrazo, quien públicamente ha manifestado su interés en la Presidencia de la República para el año 2000.

Ambas compañías televisoras decidieron comenzar su transmisión a las 11 de la mañana y prolongarla poco más allá de las 18:00 horas, para llevar la imagen del Pontífice y los detalles de su primer recorrido por la ciudad, a las millones de personas que no pudieron estar en las calles. En todo ese tiempo se habló de la vida y obra del Papa Peregrino, se entrevistó a personalidades relacionadas con el clero, se presentaron solistas, grupos musicales, coros infantiles y se hicieron numerosos enlaces con los reporteros instalados en puntos clave.

Durante la transmisión, llamaron la atención los anuncios propagandísticos del gobernador tabasqueño Roberto Madrazo, que se miraron en los canales de Tv Azteca por lo menos en un par de ocasiones. Cada uno tuvo una duración de 30 segundos.

A cuadro, el aspirante a la Presidencia de la República cita sus principales logros en el estado de Tabasco. De los desayunos que da su gobierno, argumenta: "Yo sí quiero a mis niños bien alimentados, para que enfrenten los retos del futuro". Luego apareció en letras grandes una frase ya desgastada en el argot político: "Hechos, no palabras". Y cierra su proselitismo televisivo con: "Quién dice que no se puede".

Por su lado, Televisa aprovechó las cuatro horas previas a la llegada de Papa para reiterar, en promedio cada siete minutos, los mismos anuncios de pañales, refrescos, leches, anteojos, jabón, yogurt y muebles. En todo ese tiempo, apenas un par de anuncios de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), de su labor y apoyo hacia la ciudadanía; dos más de la Secretaría de Salud (Ssa) relacionados con lucha contra las drogas, y de la de Comunicaciones y Transportes (SCT).

Antes del arribo de Juan Pablo II a tierra mexicana, Televisión Azteca saturó a su público con la insistente invitación no sólo a ver sus telenovelas Tres veces sofía y Azul tequila, sino a comprar sus muebles, su ropa y enviar dinero al extranjero por las vías que ha ofrecido durante años. Muy pocos, los comerciales de empresas privadas diferentes.

Ya después de las 16:54 horas, cuando el Papa se despidió del jefe de gobierno del Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas, los mensajes publicitarios fueron intensos y se alternaron los cortes con pequeños logotipos de su marca de radiolocalizadores: "Biper recibe su mensaje de amor y fe", y de muebles: "Bienvenido Juan Pablo II. Elektra".

Vendrían luego los comerciales de trajes, medicinas, tintes para el cabello, escuelas de cómputo, pañales, tiendas departamentales, marcas de leche, café, muebles. En síntesis, un incesante bombardeo publicitario que no paró sino hasta pasadas las 18:00 horas, cuando Juan Pablo II descansaba en la nunciatura

Sólo hubo un momento en que la transmisión de Televisión Azteca no fue interrumpida, cuando el Papa llegó al aeropuerto de esta ciudad, cerca de las 15:20 horas, hasta las 16:54, cuando salía del Museo de la Ciudad de México. Televisa, a su vez, no hizo cortes desde el momento en que se avisó el avión en que viajaba el Pontífice (15:15) y mantuvo la transmisión hasta las 18:20, cuando el invitado de honor firmó el Sínodo de América.

A toda esa campaña publicitaria desplegada en el marco de la visita del jefe de Estado vaticano, se sumaron los programas especiales y los resúmenes que por la noche se presentaron en las dos televisoras. Y eso que apneas transcurrió el primer día de la visita papal.