Ť Discurso de Cárdenas ante Juan Pablo II


Un honor para la ciudad, su gente y su gobierno, tenerlo entre nosotros

Ricardo Olayo y Bertha Teresa Ramírez Ť En su primer día de actividades, el Papa Juan Pablo II, recibió de manos del jefe de gobierno capitalino las llaves de la ciudad ųbañadas en oroų y un pergamino. También fue declarado huésped distinguido, en una ceremonia realizada en el Museo de la ciudad de México, ante funcionarios e invitados de la capital del país.

A su vez, el pontífice entregó a Cárdenas un juego de monedas del Jubileo, y fuera de programa dirigió unas palabras de saludo y dio una bendición a los casi 400 presentes.

En entrevista, el gobernante manifestó que hay coincidencias ''con la lucha que el propio Papa ha dado por terminar con la miseria, las marginaciones, las desigualdades'', y lo definió como un ''batallador constante y consecuente'', que ''tendrá que encontrar las realidades del país'', en referencia al discurso que ofreció ante el visitante.

Cárdenas expresó que no es católico. Propuso leer sus declaraciones hechas en años anteriores referidas al Papa, las cuales permiten aseverar que es congruente al reunirse ahora con él, en el primer acto oficial del gobierno electo de esta ciudad con el representante de la Iglesia católica.

El discurso íntegro del jefe de gobierno es el siguiente:

 

Constituye un gusto y una nueva distinción para esta Ciudad de México, tenerlo una vez más de visita en esta tierra.

Vino usted, la primera ocasión, en los primeros meses de su pontificado, que recientemente cumplió los veinte años. De entonces para acá, muchos cambios han tenido lugar en el mundo, en México y en esta capital.

Terminó el enfrentamiento bipolar de las potencias, aunque no acaban todavía las guerras: se han fortalecido los esfuerzos de integración económica y política entre naciones en todos los continentes: los modelos económicos dominantes han demostrado su incapacidad para resolver los problemas de las grandes mayorías de la población: elevar las condiciones de vida, generar empleo, garantizar educación y salud. A resultas de eso, se generaliza la toma de conciencia sobre el lugar principalísimo que en las políticas públicas deben ocupar las cuestiones de la gente.

México, en estas dos décadas, ha vivido también, y vive todavía, tiempos de transformaciones profundas. Como en muchas otras partes, la imposición en este periodo de políticas económicas antisociales, ha tenido como consecuencias el deterioro sostenido de los ingresos de la mayor parte de la población, el aumento constante del número de mexicanos en la pobreza, el crecimiento de la desocupación, una concentración sin precedente de la riqueza en unas cuantas manos, así como la penetración de la corrupción y las complicidades del crimen en tejidos vitales, de la nación.

Esta situación, por el otro lado, ha impulsado a la gente para organizarse mejor social y políticamente; a exigir con mayor fuerza el respeto a sus derechos y la consolidación de cambios, que ya son importantes, para ampliar los espacios de vida democrática. Hoy se da una mayor participación en las decisiones, existe un amplio e intenso debate político y se tiene una clara conciencia de qué transformaciones importantes están aún por realizarse.

Y esta ciudad, en este tiempo, ha contribuido en forma decisiva en la realización de los cambios que son a un tiempo sociales, culturales y de moral pública.

Ahora bien, en la nación mexicana, por razones evidentes, son muy amplias y decisivas la presencia y las contribuciones, incluso por sus confrontaciones, de la Iglesia católica.

En el mundo secularizado de hoy, es posible advertir, ya sin las pasiones de otras épocas, el significado de la cultura religiosa. En la formación de los valores del humanismo que identifican pueblo y nación, en la vida cultural, en nuestro patrimonio arquitectónico y pictórico se localizan los legados intelectuales y materiales de hombres y mujeres de la Iglesia católica.

Ahí están Bartolomé de las Casas, quien defendió los derechos de los indios y sostuvo su igualdad con otros hombres, de otros continentes y de otras civilizaciones; Vasco de Quiroga, Tata Vasco, el primer obispo de Michoacán, que en sus hospitales llevara a la práctica la utopía humanista: ahí están también, desde Alonso de la Veracruz, Bernardino de Sahagún, Francisco Javier Clavijero, Diego José Abad y Sor Juana Inés de la Cruz, hasta Alonso Méndez Plancarte y Angel María Garibay, que tanto aportaran al conocimiento del país y sus recursos, a su educación, al desarrollo de las ciencias, la literatura y la poesía; y ahí están las grandes figuras que se entregaron a la lucha por la libertad de la nación, sacerdotes que en su ministerio conocieron y compartieron las angustias, los sufrimientos y las exclusiones de un pueblo oprimido y explotado, como fray Servando Teresa de Mier, el cura Miguel Hidalgo, que enarbolando el pendón con la Virgen de Guadalupe, dio el grito de independencia, y José María Morelos, el Siervo de la Nación, quien aportó el mayor contenido social a aquella lucha. En todos ellos y en muchos más, la fe resultó una componente esencial de su acción.

En esta ciudad abundan signos de la Iglesia católica en las iglesias y edificios religiosos, en sitios principales de encuentro e identificación de la población, en su historia, sus tradiciones, danzas y festividades, y muy especialmente, en el culto guadalupano, que son, todos ellos, componentes básicos de las manifestaciones de fe y de la convivencia de la sociedad.

Por las múltiples razones de un planeta tan populoso y tan irremisiblemente diverso, su pontificado ha sido muy distinto a los anteriores. Sus visitas pastorales han alcanzado todos los rincones del planeta. Han sido determinantes sus enérgicas denuncias de la opresión y las injusticias sociales, y se destaca el acercamiento de la Iglesia católica con otros credos, con los judíos, por ejemplo, y los cristianos no católicos, invitados al diálogo que contribuya a la paz entre los hombres y mujeres de buena voluntad.

En su pensamiento, expresado en su ir y venir por el mundo, figura una insistencia: la necesidad que el desarrollo eleve la calidad de vida de la gente y el que los estados recuperen ampliadas sus responsabilidades sociales. Dijo usted en Puebla, ante los obispos y cardenales del continente: ''Aquellos sobre los cuales recae la responsabilidad de la vida pública de los Estados y naciones deberán comprender que la paz interna y la paz internacional sólo estará asegurada, si tiene vigencia un sistema social y económico basado sobre la justicia''...

''Cuando Paulo VI declaraba ųdecía ustedų que el desarrollo es el nuevo nombre de la paz''... tomaba en consideración los mecanismos que, por encontrarse impregnados no de auténtico humanismo sino de materialismo, producen a nivel internacional ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres.

''No hay regla económica capaz de cambiar por sí misma estos mecanismos. Hay que apelar en la vida internacional a los principios de la ética, a las exigencias de la justicia, al mandamiento primero que es el amor. Hay que dar la primacía a la moral, a lo espiritual, a lo que nace de la verdad plena sobre el hombre''.

Es un honor para esta ciudad, para su gente y su gobierno tenerlo hoy entre nosotros. Me es a mí particularmente satisfactorio, en nombre de los habitantes de esta capital, a quienes creo interpretar en su sentir hacia usted y su visita, y del Gobierno de la Ciudad de México, entregarle la llave de la ciudad, que le han abierto sus puertas y lo declara huésped distinguido. El gesto simbólico es también la disposición amistosa permanente.

Le deseamos a usted la más grata de las estancias en esta ciudad capital.


Ť Corresponde a su investidura como jefe del Estado vaticano, afirma Quintero


Acto protocolario, la entrega de llaves al Papa

Gabriela Romero Sánchez Ť El presidente del PRD capitalino, Armando Quintero, refutó al dirigente nacional del PAN, Felipe Calderón, quien acusó al jefe de gobierno capitalino, Cuauhtémoc Cárdenas, de aprovechar políticamente la visita del Papa, y prueba de ello, dijo el líder blanquiazul, fue su insistencia en entregarle las llaves de la ciudad.

"No hay fines políticos del gobierno perredista en esta acción", aclaró Quintero, quien puntualizó que las llaves se entregaron como parte del protocolo que merece la investidura de Juan Pablo II como jefe del Estado vaticano, y por la enorme simpatía que le tiene la mayoría de los mexicanos.

Quintero recordó que el presidente Ernesto Zedillo lo recibió ayer y lo despedirá el próximo martes, y no por ello se considera que exista una condición política.

"Es importante apreciar la representatividad y capacidad de convocatoria que tiene, en el ámbito internacional, el máximo jerarca de la Iglesia católica", precisó.

A nombre del PRD capitalino, Quintero dio una cordial bienvenida a Juan Pablo II y le deseo una feliz estancia en la ciudad de México.

 

Fervores religiosos en la ALDF

 

El fervor religioso que envuelve a la ciudad de México invadió ayer a la mayoría de los diputados locales de PRD, PRI, PAN, PT y PVEM, quienes tomaron el día libre, lo mismo que el personal administrativo.

Con el pretexto de que sería imposible salir del centro, sobre todo después de las tres de la tarde, por el gran número de feligreses que se reunirían en los alrededores del Museo de la Ciudad de México, los pocos diputados que acudieron a sus oficinas se retiraron poco después de mediodía. A los trabajadores se les dio la tarde libre.

Las dos reuniones de trabajo programas se cancelaron sin justificación. Una de ellas fue la del Comité de Administración de la ALDF, que preside la perredista Ana Luisa Cárdenas, y cuyo tema principal era la aprobación en lo particular del presupuesto que el organismo legislativo ejercerá en el presente año.

El piso que ocupan los legisladores panistas, en el edificio ubicado frente al Zócalo, estaba desierto, como las oficinas del PVEM y del PT. En el área del PRI sólo estaban Jesús Toledano con algunos de sus colaboradores y Octavio West. "Los demás están en sus módulos", justificó uno de los asesores. Y del PRD asistieron Javier Hidalgo, Rodolfo Pichardo y Francisco Chiguil.

El presidente de la Comisión de Gobierno, el perredista Martí Batres, se encontraba en el Museo de la Ciudad de México, como invitado especial a la entrega de llaves al papa Juan Pablo II.

 

Perredista pide apoyo al Papa

 

Con motivo del viaje papal, el diputado perredista David Sánchez Camacho envió una carta a Juan Pablo II, en la que solicita su apoyo para que, en caso de que la justicia suiza falle en contra de Raúl Salinas de Gortari y decida decomisarle parte de sus recursos económicos, éstos se canalicen a los sectores más pobres y marginados de México, a través de la Organización de las Naciones Unidas.

En el texto, Sánchez Camacho afirma que el deterioro de la calidad de vida de la mayoría de los mexicanos ha sido provocado por la mala conducción, administración y desviación de los recursos del Estado, por parte de algunos de los integrantes del gobierno federal, quienes se han visto inmiscuidos en actividades relacionadas con el narcotráfico. Como ejemplo, citó al hermano del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.