Ť Dirigió 39 años a los Pregoneros del Recuerdo


Murió el arreglista y director de orquesta Carlos Pitalúa Rojas

Ernesto Márquez, especial para La Jornada Ť Carlos Pitalúa Rojas, fundador del conjunto Pregoneros del Recuerdo y creador de una forma de quehacer musical que le dio otro rostro a la música bailable afroantillana, falleció el viernes 22 a los 67 años, en el puerto de Veracruz.

Multinstrumentista, arreglista y director de orquesta, Pitalúa Rojas fue un activo defensor de la trova y el son. Entre sus registros se encuentra la recopilación de más de 600 piezas románticas, y entre sus aportaciones la de haber incorporado al formato orquestal sonero la guitarra sexta, el clarinete y la trompeta con sordina ųal estilo del cuarteto Marrano de Puerto Ricoų, que dotó a sus arreglos de una sonoridad muy especial y proveyó de una personalidad tonal a su agrupación, los "veracruzanísimos" Pregoneros del Recuerdo.

Hijo del entorchador de puros y trovador Francisco Pitalúa y de Rira Rojas, ama de casa, originarios ambos del bullanguero Tlacotalpan, Carlos fue un músico precoz, como lo mostraron sus habilidades en el saxofón y el clarinete de tres llaves a la edad de 8 años. Su padre fue su primer maestro formal de música, luego viajó al puerto jarocho para estudiar contrapunto y solfeo con el maestro Fausto Galván, con quien trabajó en su orquesta.

Por su destreza para dominar todo tipo de instrumentos de aliento y cuerdas, era asediado para formar parte de agrupaciones de renombre. Así se le vio en las orquestas Alvarado, Villa Lerdo, Acayucan, Minatitlán Tlacotalpan, Chacaltianguis, Cosamaloapan, Villa del Maren, donde interpretaba los cuatro tipos de saxofones.

Pitalúa Rojas fue un músico fino, plenamente identificado con Veracruz y sus compositores, a quienes supo hacer guiones melódicos y arreglos de gran altura.

Como arreglista, su trabajo está diseminado en por los menos dos decenas de agrupaciones jarochas. Aunque su obra más depurada la localizamos en los Pregoneros, agrupación que dirigió durante 39 años y con la cual realizó cinco acetatos de larga duración, de los cuales Ediciones Pentagrama ha hecho una compilación en dos discos compactos.

Retirado de las andanzas musicales por un padecimiento pancreático, Carlos Pitalúa le dedicó todos sus afanes a la docencia musical, misma que impartía a jóvenes y niños en su casa.

Ayer fue sepultado en el panteón municipal del puerto. Todos los soneros fueron a despedirlo.