Modelo económico, crisis financieras y desarrollo tecnológico
Gustavo Viniegra González
En un viaje reciente a India, puede observar que allí la prensa no comentaba la crisis financiera asiática ni sus efectos negativos sobre la economía local. Sólo se hablaba de la crisis política causada por la especulación alimentaria, y muy especialmente por la elevación del precio de la cebolla, pues el partido en el poder, llamado BPJ, relajó el control del mercado alimentario, lo cual fue aprovechado por los especuladores para exportar cebollas y dejar a India con escasez de ese producto. El resultado inmediato fue la derrota en las elecciones realizadas en tres estados del BPJ por el partido del Congreso I, que aboga desde los tiempos de Gandhi por la autosuficiencia como estrategia para el desarrollo.
Lo anterior me recordó la situación de América Latina, dónde se nos explica que la crisis financiera se debe a "factores externos" ligados a la crisis de las naciones asiáticas asociadas comercialmente con Japón (Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Hong Kong, Tailandia, Indonesia, Malasia). Y me vino a la mente la propaganda de los años 80, en la que el Consejo Nacional de la Publicidad (CNP) promovía la apertura comercial llamando la atención de todos los éxitos (los llamaba "soles") logrados por esos países asiáticos, cuyas economías están orientadas fundamentalmente al comercio internacional. Ahora, nuestros economistas oficiales nos dicen que nuestra estrategia ha sido correcta, pero que fueron los asiáticos los que fallaron y nos provocaron grave daño en las finanzas. Entonces, Ƒen qué quedamos? ƑEsos países son "soles" que emular o "nubarrones" que debemos evitar?
En América Latina debemos ver si nos conviene imitar, en parte al menos, la estrategia de autosuficiencia de India para reducir los efectos perniciosos de las crisis internacionales. Las dimensiones de nuestra región son suficientemente grandes como para tener un mercado efectivo a escala mundial. Especialmente, Brasil y México tienen poblaciones del orden de los 100 millones de habitantes, lo que permite pensar en mercados atractivos para absorber el excedente desempleado de la mano de obra que ahora nos agobia.
Lo que nos ha faltado es imaginación y habilidad tecnológica para movilizar los recursos ociosos y aprovechar los conocimientos del dominio público en forma de procesos y productos de consumo masivo. También nos ha faltado voluntad política para convertir nuestras exportaciones tradicionales de materias primas en productos diversificados con mayor valor agregado.
Volviendo a la India, no deja de ser sorprendente que un país tan pobre sea uno de los principales exportadores de programas de cómputo. La ciudad de Bangalore se ha convertido en una de las diez principales ciudades con "alta tecnología" mundial, según el informe publicado hace poco por la revista Newsweek. Eso nos muestra que la educación superior de excelencia facilita la explotación de nichos altamente rentables en los mercados mundiales, aun sin tener que importar maquinaria o materias primas, de modo que la autosuficiencia en rubros básicos como el alimentario no está reñida con la competitividad internacional en renglones avanzados como la computación.
Como región, América Latina tiene un nivel educativo superior al de India, pero una estrategia mucho más supeditada al capital internacional y eso se refleja en la escasa integración industrial para satisfacer los mercados internos con tecnología asimilada por las industrias locales.
Por lo tanto, la crisis financiera actual de América Latina se debe a errores en el modelo económico, excesivamente dependiente de la exportación de materias primas de bajo precio o de productos ensamblados con materias primas y tecnologías importadas y con poco grado de integración local que se orientase al uso productivo de la mano de obra.
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