PARA LEER

Medios de comunicación y violencia
Sara García Sílberman y Luciana Ramos Lira

Fondo de Cultura Económica
Instituto Mexicano de Psiquiatría

 

para leer Los efectos que ejercen los medios de comunicación masiva constituyen uno de los fenómenos más investigados en el campo de la psicología social. Durante las últimas décadas, "uno de los debates más viejos, complejos, controvertidos y politizados" de ese tipo de investigación es el que gira en torno a la violencia que se genera a través de ellos.

Ese polémico tema, motivo de debates y discusiones en la sociedad mexicana, recientemente se ha puesto de manifiesto debido no sólo al incremento de la criminalidad y la delincuencia que vivimos a diario, sino también por el aumento en el uso de la violencia dentro del contenido de los programas televisivos: telenovelas, caricaturas, musicales, noticieros, etcétera.

Así, Medios de comunicación y violencia, publicado por el Fondo de Cultura Económica (colección Popular) y el Instituto Mexicano de Psiquiatría, resulta una lectura pertinente y contemporánea, en la cual sus creadoras, la doctora Sarah García Sílberman, investigadora del IMP, y la doctora Luciana Ramos Lira, perteneciente también a ese instituto y maestra de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Psicología de la UNAM, analizan el papel de los medios y la violencia en la sociedad desde un punto de vista psico-social y comunicacional.

El libro nos da una amplia visión del concepto violencia, aunada a la conducta agresiva del hombre, y reseña el desarrollo de los mass media como medios que influyen en el comportamiento del público. Además, desde diferentes enfoques científicos, teóricos e interpretativos, las autoras nos acercan a la relación entre medios de comunicación y salud mental, adentrándose en el caso específico de la televisión.

Aunque el tema no está resuelto, en la obra se proponen alternativas de acción que regulen la violencia en los medios, sin necesidad de suprimirla, que permitan a la televisión explotar su potencial como educadora y transmisora de ideas, y no satanizarla simplemente como la caja estúpida.