DINERO Ť Enrique Galván Ochoa

Ť Kimberly Clark, resultados

Ť La gallina de los huevos de oro

Ť Tu Papa, mi Papa, nuestro Papa

Son pocas las empresas verdaderamente grandes que hay en México. Quizá no llegan a 300 las que tienen ventas superiores a mil millones de pesos. Las demás que forman el empresariado nacional -800 mil- son medianas, pequeñas y micros. Una de las grandes es el consorcio papelero Kimberly Clark (Claudio X. González). Tiene ventas superiores a 12 mil millones de pesos anuales y ocupa el lugar 32 en la lista de Expansión, entre las 500 más importantes. Por lo tanto, sería un contribuyente destacado vía impuesto sobre la renta. Sin embargo, aunque el secretario Gurría sostiene lo contrario, la política fiscal y cambiaria está matando a las gallinas de los huevos de oro. Kimberly presentó su reporte financiero correspondiente a 1998, que contiene un dato desolador: perdió 307 millones de pesos por la devaluación del peso. La paradoja es que tuvo un buen desempeño: aumentó sus ventas y también sus utilidades de operación (de 3.4 a 3.7 mil millones de pesos). Sin embargo, al asumir las pérdidas, las ganancias netas bajaron de 2.5 a 2.1 mil millones.

La caja de Pandora

¿Y por qué se devalúa la moneda, si ello tiene un efecto nocivo para empresas, familias y el mismo gobierno? A lo largo de los años éste ha manejado diversas teorías, sin querer abrir del todo la caja de Pandora. Por mucho tiempo lo atribuyó al diferencial de inflación con Estados Unidos. Allá bajan los precios o se mantienen igual; aquí suben, lo cual desemboca en devaluación. Eso es cierto, pero una cosa nos lleva a otra. ¿Por qué sucede? Muchos años el gobierno culpó al sector privado. La industria nacional -decía- estaba sobreprotegida; el país debía abrirse a las importaciones, lo cual haría bajar los precios automáticamente. Sobre esta base, de la Madrid, Salinas de Gortari, Herminio Blanco y demás profetas del neoliberalismo implementaron la apertura comercial que, entre otras efectos, arrasó con buena parte de la industria mexicana y dejó sin empleo a muchos, pero los precios siguieron subiendo. Ultimamente, algo ha quedado claro: cada vez que aumentan la gasolina, el diesel, la electricidad, el agua, las carreteras, es decir, todo lo que produce o suministra el gobierno, los precios se disparan. Y esto es el origen no sólo de las devaluaciones, sino tambien de las altas tasas de interés y demás jinetes del Apocalipsis.

El Papa

Unos han querido comercializar su imagen, otros han intentado dar tinte político a su visita y algunos más se han propuesto caricaturizarla. Sin embargo, todo eso ha sido vano. De alguna manera Juan Pablo II ha resultado inapropiable. De mil modos nos han dicho que no es tu Papa, ni mi Papa, sino nuestro Papa. Se ha resistido a ser empaquetado en una bolsa de papas fritas, en la doctrina de un gobierno o de un partido político, o en una caricatura. Mañana se va y nuestras vidas volverán a la rutina. Fue fugaz la experiencia luminosa que nos trajo. Me pregunto si florecerá alguna semilla de las que ha sembrado. Por ejemplo, habló contra la injusticia de la deuda externa que ahoga a los pueblos empobrecidos, entre ellos, México. ¿Y la interna? Esta deuda de un millón de millones de pesos que crece todos los días y que ha sido convertida en ley del Fobapan por el gobierno, y las cúpulas priísta y panista, ¿no es también injusta y está manchada por la sospecha de corrupción? Las crónicas pintan al diputado panista Fauzi Hamdam, junto con otros artífices del acuerdo en una de las ceremonias que presidió el Papa. ¿Alguna voz inquietante resonaría en sus conciencias?

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