n Los habitantes, sin solución a sus demandas, dijo el cardenal al Papa
El pueblo, presa de intereses inhumanos: Rivera
José Antonio Román y David Aponte n En un intento de interpretar la realidad y el sentir de los mexicanos, el cardenal Norberto Rivera Carrera afirmó que el pueblo está pasando por situaciones difíciles, ha sido engañado, la pobreza lo invade y ha sido presa de intereses económicos inhumanos y de la deshonestidad interior.
Frente al Papa, decenas de obispos y miles de feligreses que se congregaron en el Autódromo Hermanos Rodríguez, el cardenal anfitrión dijo a Juan Pablo II que México sufre profundas transformaciones y afronta gigantescos retos.
Al darle la bienvenida al obispo de Roma en el altar levantado en una de las curvas del autódromo, recordó su primera visita al país, aquella que inició el 26 de enero de 1979. Pero ahora el pueblo de México, agregó, vive momentos de cambio importantes, donde también los indígenas sintieron el mensaje de la dignidad.
El pueblo de México "está pasando por situaciones difíciles, ha sido engañado y la pobreza lo invade, la violencia y modelos de vida extraños a su idiosincrasia lo están minando. Han pasado muchos años desde su última visita, y nuestra patria paradójicamente ha tenido avances significativos en la democracia, en la educación, en la salud, en la macroeconomía, en las comunicaciones y en otras áreas importantes de la vida nacional", indicó.
Pero al mismo tiempo, dijo el cardenal, el país ha entrado en ese fenómeno mundial, inspirador y retador, que llaman globalización. "Ha sido presa de los intereses económicos del mundo y de la deshonestidad interior".
Así, en lo que pareció una interpretación del sentimiento popular, Rivera Carrera sorprendió con la dureza de este mensaje, en el cual subrayó que la gente sufre, se desespera, porque no atisba ninguna solución próxima a sus demandas de justicia, de alimento, de salud, de trabajo dignamente remunerado.
También estuvo presente el tema de la paz. Dijo que ésta parece no estar al alcance de los mexicanos. "En ocasiones (el pueblo) se siente un títere manipulado ya no por hilos visibles sino por controles remotos".
En el altar y de cara al pontífice, Rivera Carrera dijo que México se encuentra en el parto de un nuevo país, de una nación con futuro, que acepta su vocación en el concierto de las naciones y en la reconfortante comunión de las iglesias particulares del continente.
Esta nueva nación, dijo a Juan Pablo II, sabe esperar aunque esté sumergida en el dolor, tiene una fe maravillosa que la mantiene en pie, en medio del vendaval, conserva el amor que el Espíritu Santo ha derramado en su corazón y lo sabe manifestar heroicamente en la tragedia y el dolor.
"En medio de sus debilidades y herido por el pecado, México sigue siendo fiel a su religión católica, sigue siendo fiel a Jesucristo, luz de las gentes, sigue siendo fiel a esa gran luz que hace 500 años nos trajeron los primeros misioneros y que se sigue difundiendo por millares de humildes catequistas, en las familias y por una juventud que es sangre nueva en nuestra Iglesia...", expuso.
Rivera Carrera le pidió al jefe de la Iglesia católica una palabra de aliento para el pueblo mexicano, el mismo que ha sido engañado, para que fortalezca su esperanza de cara al inicio de un nuevo milenio.
El mensaje del arzobispo primado de México fue breve, si acaso cinco párrafos. Los religiosos manifestaron que sus palabras fueron contundentes y los conceptos expresados son fieles a la actual realidad de la sociedad mexicana.
Los asistentes a la misa celebrada en el autódromo aplaudieron al arzobispo Rivera Carrera cuando hizo referencia al engaño que ha sufrido el pueblo mexicano, y cuando habló de la deshonestidad interior y la demanda generalizada de justicia.