n El junco y otros..., nuevo libro del escritor rebelde y prolífico


Mi poesía es de combate y está con un fusil cargado: González Rojo

n ''Mantengo el impulso creativo porque no hay cosa que me inspire más que la impugnación''

Arturo García Hernández n Poeta rebelde y corrosivo, ensayista prolífico, dueño de una ''fama clandestina", adverso a los cenáculos literarios y, no obstante, figura ilustre de la poesía mexicana en este siglo, Enrique González Rojo (Distrito Federal, 1928) acaba de publicar un nuevo libro, El junco y otros poemas, con el cual concluye ''un viejo y apasionado proyecto" en el que vierte las obsesiones temáticas y formales que le han ocupado durante más de medio siglo.

Entrevistado con ese motivo, el autor de Las huestes de Heráclito refrenda certezas, confronta dudas, revisa sus propias transformaciones, enarbola su espíritu de lucha, asume sin lamentos el carácter marginal de la poesía pero resalta su capacidad crítica y subversiva.

 

Cambiar de sensibilidad

 

Conformado por siete poemas largos, El junco... es el punto culminante del proyecto poético iniciado en 1952, Para deletrear el infinito, publicado originalmente en Cuadernos Americanos, con ''la venia" de Jesús Silva Herzog:

''Cuando terminé ese libro me quedé con la idea de que había que continuarlo. Por eso he dicho en alguna ocasión que más que escribir estoy rescribiendo. He dedicado mi vida a rescribir este libro en un sentido estricto, de tal modo que lo que aparece ahí como capítulos o cantos, los he ido convirtiendo en libros. El junco y otros poemas es el último."

ųAparte del origen común, Ƒqué identifica y diferencia los libros surgidos de Para deletrear el infinito?

ųUna cosa es un proyecto cuando se imagina inicialmente y otra es el mismo proyecto cuando pasan los años. Lo que los diferencia tiene mucho qué ver con la vida de una persona. Uno sufre transformaciones lo mismo en aspectos existenciales que estéticos. La concepción misma de la poesía cambia.

''No pienso lo mismo ahora que cuando escribí el primer Para deletrear el infinito. He tenido cambios de sensibilidad, de puntos de vista sobre el mundo. Si se leen con detenimiento los poemas que conforman todo el proyecto, advertimos diferencias sustanciales en cuanto a forma y contenido. Y no todo me gusta en el mismo nivel. Hay cosas que ya en este momento no hubiera escrito, pero son parte de mí.

''La mía es una poesía que ha incursionado en prácticamente todo, desde poemas, por así decirlo, con un rigor formal deliberado, hasta poemas muy libres, formalmente hablando. Unos, con francos acercamientos a elementos vanguardistas y otros con la pretensión de hacer una renovación dentro de lo clásico. Todos estos son aspectos formales, ténicos. Pero en mi enfrentamiento con la materia poética también hay diferencias.

''La manera de cantar es distinta, el instrumento del que me he valido para cantar es diferente. A lo mejor en alguna etapa fue el violín, en otra el oboe, en otra el clarinete y en los últimos a lo mejor el violoncello.

''No sé si sea petulante decirlo, pero me atrevo a afirmar que en mi poesía hay varias sonoridades.

''El común denominador en mis poemas es, por un lado, una preocupación, llamémosle así, metafísica. La pregunta del puesto del hombre en el cosmos, qué lugar en el cosmos y en la naturaleza está reservada a los hombres en general y en particular a este que se llama Enrique González Rojo. Eso aparece y reaparece constantemente. Junto a ello y no en contradicción sino apoyándolo, está la preocupación política y social en el sentido más amplio del término. No nada más en el sentido de una poesía militante.''

 

Creer en las utopías

 

''Soy una persona de izquierda, siempre lo he sido y he escrito poemas militantes. Me interesa, desde luego, la lucha de clases, las lucha de los humillados y ofendidos contra los poderosos, la lucha de los trabajadores contra el capital; me interesan los cambios fundamentales y los pequeños cambios. Sigo creyendo en las utopías en el sentido positivo del término. Eso aparece en mi poesía.

''Mi poesía es una poesía de combate, una poesía atrincherada, una poesía que siempre está a las patadas con alguien. Muy pocas veces mi poesía es conformista, serena. Dicho simbólicamente, mi poesía está con un fusil, con un fusil cargado.''

ųƑHa perdido guerras esa poesía?

ųCreo que no he ganado ni una. La poesía en general y la mía en particular es el vertidero mismo de impulsos y deseos, pero el efecto social de esta poesía es insignificante en sí mismo. Es más un testimonio que una forma de lucha. Pero quiero aclarar: no todos mis poemas, ni con mucho, aluden ya no digamos a lo político ni lo social, sino ni siquiera a conflictos inmediatos. Pero sí aluden a la conflictiva del hombre en muchos aspectos.

''A lo mejor no estoy hablando de los obreros o los indígenas, aunque estoy con los obreros y con el movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), pero siento que hay otros campos en los que se puede y debe moverse esta musa con cananas.

ųEn esta inmensa interrogación que ha sido la poesía para usted, Ƒel tiempo transcurrido y la experiencia acumulada le permiten hablar de conclusiones preliminares?

ųSoy escéptico ante esa pregunta. Para deletrear el infinito no es un proyecto que al concluir me haya arrojado una idea contundente respecto de la situación del hombre en el cosmos. Me arrojó una cierta idea de eso. Pero lo más importante no es la formulación racional o teórica de ello. No he llegado a conclusiones definitivas, sino abiertas. Ha sido una gran obertura para seguir conociéndome.

''No se puede decir que con el último verso de El junco... Enrique González Rojo ya llegó a conocerlo todo. Al contrario, es una gran obertura de la ópera de la ignorancia humana. Y esto no está formulado en términos conceptuales sino afectivos y líricos. Por lo menos esa es mi pretensión.

''En lo que se refiere al hilo conductor de mi proyecto, puedo hablar de dos cosas. Una es el humor. Mi poesía se diferencia de la mayor parte de los poetas mexicanos que en ellos son solemnes y mi poesía no es solemne. A veces es francamente humorística.

''El humor en un momento dado lo asumí como un instrumento de lucha. Era una manera muy corrosiva de decir las cosas y de burlarme. Pero en El junco... el humor no ha desaparecido pero se me ha convertido en un humor amargo. Estuve muy enfermo el año pasado y este libro lo escribí después de la enfermedad, que dejó rasgos en mi epidermis que se extrovertieron en los textos. El humor por ahí es bastante caliginoso, lúgubre. La otra constante en mi poesía, que aparece desde el principio hasta el fin, es el erotismo. Pero ahora se me ha convertido en un erotismo un poco lóbrego. En El junco... no aparece el amor más que en sus aspectos más cataclísmicos, más ruinosos. Es una concepción más dolorosa, más vinculada a la muerte."

ųHoy más que nunca la poesía está acorralada, restringida en su práctica y lectura a una minoría, Ƒcómo sobrevive en usted el impulso creativo?

ųLa poesía casi siempre ha estado en contradicción con los sistemas políticos. Pero en la actualidad esta pugna es mayor que nunca. Son términos estrictamente contradictorios neoliberalismo y poesía, globalización y poesía, capitalismo salvaje y poesía. Por eso la verdadera poesía está condenada a la marginación. Y si no está marginada šaguas!, quién sabe que está pasando. La poesía profunda no se detiene en los aspectos superficiales, no hace concertacesiones con el espíritu, va a fondo. Así actúa y opera la poesía, por eso automáticamente se contrapone a una sociedad de consumo. Yo mantengo el impulso creativo porque no hay cosa que me inspire más que la oposición, que la impugnación.

 

Decir todo lo que se quiere expresar

 

ųEn el tiempo, Ƒcómo ha sido su relación con la poesía?

ųMi relación con la poesía es como mi relación con las mujeres. A veces ha sido tortuosa, ambigua, a veces estamos a las patadas la poesía y yo. A veces hay algo en lo que no creo mucho y que llaman inspiración, que sería algo así como la atmósfera adecuada para que el hombre y la mujer se encuentren. En este caso, el poeta y la poesía. Pero no siempre aparece. Por más que lucho y pugno por escribir, no me sale. Y en ocasiones, sin pensarlo ni esperarlo de pronto brota. Es una relación ambigua, cambiante. A veces dura muchísimos años la relación con un tema y a veces dura poco. Entonces tengo amoríos con la poesía, pero a veces me engaña y a veces yo le pongo los cuernos.

ųUsted se sustrae a una vida pública intensa y ha estado lejos de las mafias y grupos literarios, Ƒpero no es importante hacer lo posible para que el trabajo y las propuestas sean conocidos?

ųAlguien ha dicho que tengo una fama clandestina. Lo que pasa es que un poeta que se autodefine como un poeta en lucha contra la mayor parte de lo establecido, desde el punto de vista político, social y literario, evidentemente tiene que pagar un precio por ello, y ese precio es la marginación. Es un elemento connatural a la poesía. Si se tiene alguna validez, tarde o temprano tendrá que ser reconocida. Algunos de mis grandes amigos están en el candelero porque no tuvieron las reticencias que yo tuve, y pudieron poco a poco escalar las alturas de la fama. Pero también han tenido que pagar un precio: no decir todo lo que querían decir. Yo he dicho todo lo que he querido.

(El junco y otros poemas fue coeditado por Gottdiener Editores y el Estudio Ricardo Castro y está ilustrado con dibujos del fallecido pintor José Gordillo Camacho. Será presentado el próximo jueves, a las 19 horas, en Casa del Tiempo ubicada en Pedro Antonio de los Santos 84, San Miguel Chapultepec. Los comentarios están a cargo de Arturo González Cosío, Federico Patán y Vicente Quirarte).