n Pawel Smolenski n

šHabemus Papam!*

Cuando sobre la plaza de San Pedro, en el Vaticano, se levantó el humo blanco, anunciando la elección del nuevo sumo pontífice, ese mismo día, el 16 de octubre de 1978, Mieczyslaw F. Rakowski, el entonces redactor en jefe de Polityka1, se encontraba en la ciudad de Olsztyn2, participando en el foro en torno a la normalización de las relaciones entre la RPP y la RFA3. Los debates del foro hubo que suspenderlos por un día, ya que los alemanes se habían lanzado a recabar información sobre el nuevo Papa. En tanto Rakowski, en su agenda, tuvo a bien anotar lo siguiente: "La elección de Wojtyla fortalece sobremanera el catolicismo en Polonia, al tiempo que debilita la posición de la RPP dentro del bloque socialista (ya me parece oír cómo en Moscú dicen: ''Ah, con que ahora los polacos tienen en Washington a Brzezinski4, y en Roma, a Wojtyla''), pero, por otro lado, hace elevar la posición de Polonia en el mundo (...). Ya me imagino lo que irá a pasar los próximos días en la prensa internacional, y en la del país".

Y sin embargo, tal parece como si no se hubiera imaginado. Cuando regresó de Mazury (véase nota 2) a Varsovia, se enteró de que, sin su autorización, se había comisionado a un equipo de reporteros a Cracovia y Wadowice5; de allí se trajeron un material al que, en sus memorias, Rakowski llamó "obra eufórica" y no permitió su publicación.

ųƑQué tanto de escabroso había en ese artículo, para que mereciera la suerte de ser "encajonado"? ųpregunté.

ųYa no recuerdo exactamente, pero lo que sí le puedo decir es que eso fue también cuestión de principios. En toda redacción el más importante es el redactor en jefe, no se debe por tanto tomar ninguna decisión sin su aprobación. Al menos así es como fue en Polityka.

Fue cuando de pronto resultó que hasta los viejos militantes del partido iban a la iglesia, bautizaban a sus hijos y los preparaban para la primera comunión. En los pasillos de la redacción no se habló de otra cosa más que de la decisión del cónclave. Rakowski anotó en su "diario" privado que a los periodistas de su publicación ųal fin y al cabo provista del subtítulo "Proletarios de todo el mundo, únanse" ųse les había botado ligeramente la canica. A la elección del cardenal Wojtyla, Polityka lo único que le dedicó fue una nota preliminar escrita de puño y letra por el redactor en jefe, además de una relación enviada desde Roma por un corresponsal de Trybuna Ludu6. Esta no aprovechó la correspondencia de su enviado especial ni una sola vez, aduciendo como argumento la prohibición por parte de Lukaszewicz7. Rakowski dice que a esa nota introductoria él no vacilaría en firmarla ni aun hoy en día.

ųƑY en cuanto a esos periodistas insubordinados que habían hecho el viaje a Wadowice, usted les impuso alguna sanción?

ųšNo, hombre, qué va!

ųƑY las autoridades no le dieron a usted algún jalón de orejas por esa nota preliminar? (En el texto de Rakowski la palabra "socialismo" si bien aparece con suficiente frecuencia, pero empieza con las palabras: "Habemus Papam8... Seguramente nunca antes esta formulación había sonado de una manera tan singular", y concluye: "Es difícil concebir hoy todas las consecuencias futuras de esta elección, para la Iglesia y el mundo. Ojalá sean las más favorables y prósperas". Había semanarios, como por ejemplo Kultura, que a la elección del cardenal Wojtyla no la habían advertido sino hasta después de haber pasado algunos días).

ųNo, no. En caso de haber tenido yo algún conflicto con Lukaszewicz, lo habría tenido que anotar forzosamente en mi diario. Sabe usted, ellos en el fondo se sentían satisfechos de la elección. Lo que quiero decir es que sobre ellos gravitaba un complejo de subestimación, inferioridad, provincialismo. Y de aquí que de repente un polaco se convierte de la noche a la mañana en el líder del catolicismo mundial, o sea que algo significamos como nación. Los comunistas polacos eran, en términos generales, muy nacionalistas. Durante la primera peregrinación me tocó ver un cartel que decía: "Damos la cordial bienvenida al representante de Dios en la Tierra". Cómo no alegrarnos de que un polaco sea representante de Nuestro Señor. Es una publicidad aún mejor que ganar un tercer lugar en el campeonato mundial de futbol. La elección de Wojtyla fue uno de los contados momentos en que en Polonia existió un auténtico frente de unidad nacional.

Rakowski anotó en su diario: "Aun en una tal publicación (Polityka) la gente ha perdido la cabeza. Y los católicos, pues ésos ya ni hablar".

 

Hordas de tipos hambrientos

 

El número 41 de Tygodnik Powszechny9, en primera y segunda planas, publica la homilía del cardenal Karol Wojtyla, pronunciada a la muerte de Juan Pablo I. El cardenal decía en la iglesia cracoviana de Santa María: "No sabemos el porqué haya muerto un hombre que a todos nos parecía tan lleno de fuerza. No sabemos qué es lo que signifique esta muerte para la Santa Sede. No sabemos qué es lo que Cristo quiera decir con ello a la Iglesia y al mundo".

El número 43 exhibe en primera columna una cruz amarilla y un jubiloso, gran encabezado: "Habemus Papam".

ųMe encontraba en casa cuando me llamó por teléfono Marek Skwarnicki, diciendo que el cardenal Wojtyla acababa de ser nombrado Papa ųrememora Krzysztof Kozlowski, suplente del redactor en jefe de Tygodnikų. La noticia llegó en el peor momento: es lunes por la tarde, el periódico se imprime el martes, es decir, tenemos apenas 24 horas, o sea, que para las condiciones técnicas de aquel entonces, muy poco tiempo. Tygodnik no podía salir extemporáneamente, a pesar de que no teníamos ninguna competencia. Es por lo que se me ha grabado hondamente en la memoria aquella terrible conciencia de que las horas transcurrían y que a lo mejor no íbamos a poder sacar el número a tiempo. Desde hacía 20 años estaba yo acostumbrado a insertar "Reseña semanal" en primera plana. Ahora, sentado sobre los textos, cada frase me parecía un tanto fuera de tono, banal. Porque, si bien es cierto, Ƒcómo escribir acerca de eso?

Tygodnik actuó como un diario: le dedicó al Papa tres columnas, una de fotos y dos de texto, planeando que el número siguiente estaría en su totalidad dedicado al tema "papal". Tenían ellos en Roma a Jerzy Turowicz, que para tal acontecimiento, era un hombre ideal: un puñado de fotos (Wojtyla en un kayak, Wojtyla en un equipo de futbol, Wojtyla en las páginas de Tygodnik, etcétera), como las que nadie había tenido en el mundo, anécdotas de la larga amistad entre el metropolitano de Cracovia y la redacción, en una palabra, materiales muy ad hoc para hacer algo que no pudiera realizar ningún otro periódico. No previeron que la relativa riqueza de los materiales papales (tampoco fue una cantidad excesiva, que digamos) pudiera, para el periódico, resultar una verdadera desgracia.

ųQueríamos para nuestros fines aprovechar a Turowicz (al fin se encontraba presente en la Plaza de San Pedro en el momento del anuncio de los resultados del cónclave), pero los periodistas occidentales, para los que él era un alfa y omega del conocimiento acerca del nuevo Papa, acabaron por agotarlo en un par de días. Se quedó afónico, no pudo trasmitir, se sentía terriblemente extenuado, apenas podía contactar ųcuenta Kozlowskių. En tanto que a Cracovia, las redacciones de todo el mundo enviaban hordas de tipos hambrientos de información, quienes estaban completamente despistados acerca de qué y en qué forma pudieran aquí escarbar algún dato (muchos de ellos por primera vez pisaban tierra de un país gobernado por comunistas).

Las "hordas de tipos hambrientos" iban a Wadowice, donde fotografiaban la casa natal de Karol Wojtyla y se ponían a platicar con el ya entrado en años cura prelado Edward Zacher, catequista del futuro Papa. Luego volvían a Cracovia, donde tenían dos direcciones: la curia y Tygodnik.

ųPero la curia prácticamente había levantado barricadas obstruyéndoles el acceso, ya que se encontraba sin jefe, quien precisamente acababa de ser nombrado Papa, así que a todos no les quedó más remedio que tener que recurrir a Tygodnik ųrecuerda Kozlowskių. Formulaban preguntas de lo más bobas que uno pudiera imaginarse, telefoneaban a todos los rincones del mundo, en éstos, unos cuantos cubículos que tenemos, comían, conversaban y dormían, arrojaban sobre las mesas fajos enteros de billetes y querían comprar fotografías, de las que no teníamos una cantidad excesiva, y cuando no podían comprar, pues se las robaban.

El que en tales condiciones logramos sacar el segundo número, fue algo que parecía un verdadero milagro. Kozlowski todo el tiempo llevaba bajo axila el portafolios con retratos del cardenal Wojtyla, convencido ųy con justa toda razónų de que si lo hubiera soltado tan sólo por un momento, en seguida habría desaparecido. Ya no tuvo más fuerzas para rechazar los insistentes ofrecimientos de compra, por lo que al fin acabó por empezar a vender las fotos del Papa. Se considera a sí mismo un completo antitalento como comerciante, pero aun así consiguió ganar para la redacción unos buenos miles de dólares. Con este dinero, Tygodnik compraría más tarde un gran Fiat.

Tygodnik Powszechny fue el medio que con mayor amplitud había informado sobre la elección de Juan Pablo II.

ųƑY las autoridades no intentaron ponerles una traba, o amonestarlos, por la cantidad y calidad de la información?

ųEllos habían caído en total estupor, como de costumbre, cada vez que sucedía algo importante ųdice Kozlowskių. A la censura, por unos días la habíamos logrado hipnotizar. Desde la contigua a Tygodnik, redacción del partidista Zycie Literackie10 a cada momento llegaba a nuestros oídos la tradicional, aunque un tanto censurable, exclamación típicamente polaca "šO, k...!11 ųesa fue la única reacción a la que ellos eran capaces. Tygodnik era una isla de abierto júbilo. La gente también se alegraba, aunque si bien lo hacían en forma discreta, en privado, en sus hogares. En la Plaza del Mercado, en Cracovia, había irrumpido a manifestar su beneplácito apenas un solo grupo: fueron los clérigos, si mal no recuerdo, dominicos. Las calles pertenecían a los comunistas. No se olvide de cuán terriblemente triste se encontraba por entonces el país. Al alegrarnos espontánea y públicamente no aprendimos sino hasta al año siguiente, cuando por primera vez vino a visitarnos.

 

Notas

 

* Texto tomado de Gazeta Wyborcza, número 244. 2848, publicado con fecha del 17ų18 de octubre de 1998.

1 Polityka, popular periódico polaco, que al parecer es el mismo que ahora en forma de semanario, y con un "enfoque" un tanto distinto, se publica hasta la fecha.

2 Olsztyn, ciudad situada en la parte noreste de Polonia, en la región de Mazury (Mazuria).

3 RPP y RFA, siglas de la República Popular de Polonia y la República Federal de Alemania, respectivamente.

4 Brzezinski Zbigniew, polaco de nacimiento, el entonces asesor en asuntos políticos del presidente de Estados Unidos.

5 Cracovia y Wadowice, sede de la curia metropolitana que había encabezado el cardenal Karol Wojtyla, y su ciudad natal, respectivamente.

6 Trybuna Ludu (Tribuna del Pueblo), antaño el principal diario ųórgano informativo del POUP ųpartido en el poderų, que actualmente ya no existe.

7 Lukaszewicz Jerzy, supervisor de prensa del partido, muy riguroso en sus criterios, y al que los medios de comunicación le tenían un auténtico pavor.

8 Habemus Papam, en latín "Tenemos al Papa".

9 Tygodnik Powszechny (Semanario Universal), publicación que como el mismo subtítulo lo indica, es de orientación "católicaųsociocultural".

10 Zycie Literackie, semanario cultural, ya desaparecido, cuyo redactor en jefe era Wladyslaw Machejek, conocido escritor y poeta.

11 "šO, k...!", iniciales de una popular expresión altisonante polaca, equivalente en español a "šOh, p..!", o bien, a "šOh, p... m..!''

Traducción y notas de

Aleksander Bugajski