n Reacciones de dolor y consternación en su país
Murió Torrente Ballester; fue un
narrador de cuerpo entero: Cela
n Los años indecisos, última novela del ''señor de las palabras''
Agencias, Madrid, 27 de enero n La literatura perdió a uno de los grandes de este siglo, el escritor español Gonzalo Torrente Ballester, ''el señor de las palabras" ųcomo lo describió el director de la Real Academia, Víctor García de la Conchaų quien falleció a los 88 años, a consecuencia de un paro cardiaco en su casa de Salamanca, ciudad que adoptó como propia.
Torrente Ballester será recordado como un escritor de fina ironía, refractario a las pompas de la literatura comercial, independiente, solitario pero a la vez, a su manera, vanguardista. Algunos le consideraron representante del realismo mágico, ''aunque nunca he sabido qué quería decir eso", como él mismo afirmaba.
Licenciado en filosofía y letras y en derecho, casado dos veces y padre de once hijos, publicó una veintena de novelas, así como varios ensayos y obras de teatro, si bien combinó siempre la escritura con la docencia. Autor de insignes novelas como la trilogía Los gozos y las sombras (1962), que le valieron el Premio Cervantes en 1985, Torrente Ballester nació en la localidad gallega de Ferrol el 13 de junio de 1910. De su padre, ''un marinero ilustrado", como él le llamaba, heredó el amor por el oceáno, los barcos y la literatura, y bajo su guía encaminó sus primeros pasos en las letras. A los 12 años ya había leído Divina Comedia, La Ilíada y La odisea y, antes de los 20, ya conocía a los clásicos de las literaturas inglesa y francesa.
Presionado por sus deseos de convertirse en escritor, se inició en las letras plagiando una novela, cuando tenía 17 años. Hasta que cumplió los 33 publicó su primera obra narrativa, Javier Mariño, pero debieron pasar tres décadas para que lograra instalarse en la primera línea de la literatura española, cuando apareció La saga/ la fuga de J.B., considerada por la crítica como su obra más sobresaliente.
Salamanca y Ferrol, tres días de duelo
Su vida tuvo tantos vaivenes como su obra literaria. Siendo rigurosamente anarquista en su juventud ųlapso en el que incluso trabajó en el diario anarquista La tierraų, Torrente Ballester fue sorprendido en París por el estallido de la Guerra Civil (1936). Afiliado a la falange hasta 1942, luego decidió alejarse durante largo tiempo de la política, zambulléndose en la docencia y la literatura. Sin embargo, en 1962 un hecho de corte político marcó su vida y desvió su destino.
Por firmar un manifiesto de apoyo a mineros de Asturias, en huelga, el franquismo lo expulsó de todos los círculos académicos, literarios y periodísticos que formaban parte de su vida profesional. Ante ello, decidió cambiar de rumbo instalándose en Estados Unidos durante seis años (1966-72), después de haber sobrevivido como profesor de la cátedra de lengua y literatura del Instituto de Pontevedra. Su obra refleja esos altibajos.
Escribió tanto literatura de alto nivel, como teatro y novelas policiacas (La muerte del decano, 1993), libros sobre el liberalismo y la ''subversión universal", así como relatos basados en la figura de un dictador (La isla extraordinaria, 1991) o farsas como Crónica del rey pasmado (1989) que Imanol Uribe llevó a la pantalla.
Asimismo, destacan Fragmentos de apocalipsis (1977), La isla de los jacintos cortados (1981), Dafne y ensueños (1982), La princesa durmiente va a la escuela, La rosa de los vientos (ambas de 1985) y Yo no soy yo, evidentemente (1987).
Pese a su delicado estado de salud y a una ceguera casi total, el autor gallego pudo culminar en los años pasados títulos como La novela de Pepe Ansúrez (1994), La boda de Chon Recalde (1995) y lo que sería su última novela, Los años indecisos (1997), que es un tributo a su padre. Dejó inacabado un texto de altos vuelos en el que estuvo trabajando los pasados meses. Sus últimos libros los había finalizado gracias a la ayuda de su segunda esposa, María Fernanda Sánchez-Guisande, a quien dictaba sus historias.
''Sigo escribiendo porque es lo único que sé hacer y porque lo necesito", dijo el autor al respecto.
La editorial Espasa Calpe anunció que publicará el próximo mes, a título póstumo, la primera novela para jóvenes del escritor gallego, Doménica, en la que relata una historia llena de fábulas cuya figura central es una niña de 13 años que aparece en un jardín sin saber de dónde viene ni a dónde va.
Su labor literaria se vio recompensada prácticamente con todos los galardones de renombre de España: además del Cervantes ganó el Príncipe de Asturias (1982), el Nacional de Literatura en dos ocasiones (1939 y 1981), el Planeta (1988) y el Azorín (1994). Miembro de la Real Academia de la Lengua Española, también fue merecedor de El libro de oro 1990, otorgado por la Confederación de Libreros de España, en reconocimiento al conjunto de su obra.
Esta mañana, una vez confirmada la noticia de su deceso, surgieron reacciones de dolor y consternación en todo el país. Tanto en Salamanca como en Ferrol, donde las banderas ondean ya a media asta, se decretaron tres días de duelo, mientras que el ayuntamiento de Madrid anunció que en su homenaje pondrá próximamente el nombre de Gonzalo Torrente Ballester a una calle o plaza de la ciudad.
Cultivador de la fabulación
El Nobel de Literatura Camilo José Cela calificó a su colega como ''un narrador de cuerpo entero" y agregó que su desaparición ''va a suponer un gran vacío. Es uno de los escritores importantes que tenemos los españoles en el siglo XX".
A su vez el director de la Real Academia de la Lengua, Víctor de la Concha, dijo que se ha quedado ''completamente roto, porque Torrente Ballester me distinguió con un cariño absolutamente excepcional".
El escritor Miguel Delibes, convalenciente de una intervención quirúrgica, expresó su consternación por el fallecimiento de quien llamó ''un buen amigo".
Pedro Laín Entralgo, narrador y académico, destacó la ironía personal e intelectual del autor de Off-side:
''A lo largo de su vida se situó en el nivel más alto de la literatura española de los últimos 30 años. Su novelística tiene como característica la ironía intelectual y la profundidad psicológica con que trata las situaciones y las personas, y en este sentido, formó una trilogía excepcional junto con Miguel Delibes y Camilo José Cela."
Gustavo Martín Garzo, premio Nacional de Literatura y recientemente laureado con el Nadal, calificó al autor de Quizá nos lleve el viento al infinito (1984) como ''uno de los grandes narradores españoles de la segunda mitad de este siglo". Asimismo relató ''la gran capacidad de fabulación" que demostró en toda su obra.
Gonzalo Torrente Ballester será sepultado mañana en El Ferrol.