n Ofrecerá Lenguas en la Sala Nezahualcóyotl
Jaramar: hago mías las canciones
para empaparlas de sentimiento
n Después de 20 años de cantar música antigua, emprende nueva etapa
Verónica Flores Aguilar, especial para La Jornada n Después de 20 años de cantar música antigua, Jaramar (DF, 1954) está ''ansiosa" por conocer la respuesta de las personas en esta ''nueva etapa" de su proyecto musical. Para ello, mañana viernes presentará en vivo Lenguas, por lo que en la Sala Nezahualcóyotl resonarán los cambios del grupo. Palo de lluvia, semillas, chimes, platillo, djembé, pandero, t'abilas, cántaros, silbatos y agua se unirán a viola, flauta y violín para acompañarla en un escenario que pisará por vez primera.
Es a partir de Lenguas (Opción Sónica) que retoma canciones en lenguas antiguas ''porque todavía siguen vigentes, están frescas y tienen cosas qué decir. Si las canto en provenzal, gallego y alemán antiguo, latín y zapoteco es porque disfruto los sonidos, el color y su textura. Trato de proyectar un significado, la enorme fuerza emotiva que poseen ya de origen".
A las lenguas en que hoy canto, dice Jaramar (La diosa del mar, en huichol) las une la musicalidad. Lo mismo Sie mea fata que Soufres, Maris, et si ne vous anuit o Palästinalied, Muito devemos varoes, En el jardín de la reina, A'har noghenim, Dulce solum, La tortuga, Ja nus Hons pris, Farai un vers o La Sandunga. ''Al hacer mías las canciones, las puedo empapar de sentimientos y sacarlas nuevamente". Por ejemplo, al empezar a cantar La tortuga ųen el Instituto Nacional de Antropología e Historia consiguió una grabación de campo con indígenas zapotecosų le gustó y la empezó a trabajar. ''Mientras más la cantaba, más dulzura encontraba fonéticamente en las palabras zapotecas''.
Hoy, Jaramar ha evolucionado. Se conoce más como cantante y no sólo en cuanto a los recursos vocales sino por la experiencia que ha vivido escénicamente en este proyecto, laborando con personas de distintas disciplinas ųbailarines, videoastas, artistas plásticosų. ''Esto ha contribuido a que cada vez logre mayor madurez en el escenario y conozca mejor mis recursos vocales. Todo esto lo utilizo como una herramienta de expresión. La música antigua es la que me ha funcionado mejor como vehículo de expresión para acompañar otras lenguas".
Toda su familia se dedicó a actividades ''poco ortodoxas". Mientras su papá se adentraba en el arte popular mexicano diseñando museos, su mamá exploraba las danzas. Jaramar, por tanto, vivía en los museos y en los teatros. Creció rodeada de pintores, de arte mexicano y de música. Su abuela paterna, Lucila Soria, quien era cantante, fue ''fundamental" en su formación. ''Fui su primera alumna formal y después se dedicó a ser maestra de canto".
De niña, Jaramar quería ser bailarina o pintora. Ingresó a la Academia de la Danza Mexicana y ya en la carrera, cuando le había dedicado diez años ininterrumpidos, abandonó la danza porque precisamente allí tuvo la ''suerte" de tener ''muy buenos maestros de música". Entonces encontró su verdadera vocación: cantar. De manera independiente buscó maestros ''porque en México no existen escuelas de música antigua, y tampoco confío mucho en ellas".
Imprimir el sello personal
Si la musicalidad de su voz se fusiona con las percusiones y sonidos, se debe al trabajo en equipo. ''Alfredo Sánchez, mi esposo, es el director musical y con quien siempre he trabajado. Los discos los planeamos juntos. Yo selecciono el material, pero la idea de lo que se va a tratar, el sonido que vamos a buscar y el estilo se trabajó mucho en equipo. En Lenguas se incluyeron más instrumentos que en discos anteriores y contamos con músicos muy creativos que aportaron mucho, sobre todo en las percusiones".
Si bien hay muchos grupos de música antigua, dice Jaramar, se adolece de falta de conjuntos que tengan el trabajo de transformación, actualización y recreación. ''Es cuestión de necesidad musical y de intereses, pero creo que también se debe a prejuicios. Hay quienes creen que la música antigua se puede tocar únicamente de una manera, la correcta. Esto es algo muy cuestionable, esas formas 'correctas' se decidieron después y no en la época en que se hizo. A la música hay que imprimirle un sello personal, hay que crearla como intérprete. Porque además, como intérprete soy resultado de toda la música que me formó. Soy una cantante contemporánea y traigo un bagaje de cosas que fluyen al cantar. Esto es lo que enriquece".