n Fue su contacto para instalarse en Irlanda
El cónsul honorario en Dublín, protector de Carlos Salinas
David Aponte n El cónsul honorario de México en Dublín, Tony Ryan, es el contacto y protector de Carlos Salinas de Gortari en esa ciudad irlandesa. Desde la llegada del ex presidente al aeropuerto de Shannon, el representante de la cancillería mexicana brindó todo tipo de atenciones a la familia Salinas-Gerard.
Ryan, importante empresario del transporte aéreo de pasajeros en Irlanda, puso a disposición de Carlos Salinas de Gortari y de Ana Paula Gerard su mansión denominada Kilboy, ubicada en el condado de Typperary.
A unas semanas de la llegada de los Salinas a Dublín, el cónsul honorario sugirió al ex mandatario que considerara la posibilidad de residir en Irlanda. Posteriormente, Ryan realizó algunas gestiones para ubicar a Carlos, Ana Paula y a la menor Ana Emilia Margarita, la hija del matrimonio Salinas-Gerard, en una casa de la ciudad irlandesa.
La amistad de Tony Ryan y Carlos Salinas de Gortari data de los últimos años de la década de los 80. En público, el irlandés manifestaba su "admiración" por el entonces jefe del Ejecutivo mexicano, según la información recabada.
A la postre, el ex mandatario propuso que el extranjero tuviera el cargo de cónsul honorario de México en la ciudad de Dublín, ante la falta de embajada mexicana en esa nación. En los primeros años de la gestión salinista, el embajador en Londres, Bernardo Sepúlveda, fungía como representante diplomático concurrente ante Irlanda.
Los vínculos económicos y políticos de Ryan en el territorio mexicano crecieron en el sexenio salinista. En ese periodo, estableció contratos de arrendamiento de aviones a la empresa TAESA. A final de cuentas, los negocios entre el irlandés y la firma mexicana resultaron un fiasco para el extranjero, quien perdió sus aeronaves.
No obstante, el irlandés mantuvo sus relaciones políticas con la administración de Carlos Salinas de Gortari, al grado de prestar un edificio de su propiedad en el centro de Dublín para instalar la embajada de México en Irlanda. La inauguración de la representación diplomática tuvo lugar el 26 de junio de 1991.
A pesar de la apertura y designación del primer embajador mexicano en Irlanda, Hermilo López-Bassols, en julio de 1992, el empresario extranjero mantuvo su cargo de cónsul honorario del gobierno de México en la ciudad de Dublín.
Incluso, Ryan viajó en varias ocasiones a la capital mexicana para participar en las reuniones de cónsules honorarios de México, realizadas en 1990, 1992 y 1994. En la última, el entonces mandatario recibió a los representantes diplomáticos en la residencia oficial de Los Pinos. Durante la ceremonia, el irlandés tuvo una distinción que le concedió su amigo Salinas de Gortari: habló en nombre de los 56 cónsules presentes.
La recepción en Shannon
Las autoridades migratorias y de aeronáutica de Irlanda no tienen el registro de ingreso de Carlos, Ana Paula y la niña Ana Emilia Margarita, de nacionalidad cubana. Sin embargo, la familia llegó al aeropuerto de Shannon entre febrero y marzo de 1996, acompañada de dos miembros del Estado Mayor Presidencial, el teniente Víctor Rojas y Héctor Velasco.
El ex presidente, su esposa e hija llegaron a Irlanda en un vuelo privado procedente de La Habana, donde permanecieron algún tiempo después de vivir en Estados Unidos y Canadá. La primera hija de su segundo matrimonio nació en esa nación caribeña.
De inmediato, el cónsul honorario de México, el dueño de las compañías Ryan Air, Pembroke Capital LTD e Irelandia Investment, puso a disposición de su amigo Carlos Salinas su mansión en el condado de Tipperary, ubicado entre Shannon y Dublín.
La residencia Kilboy, nombre celta en idioma irlandés, de grandes jardines, con un estanque lleno de patos y cisnes, albergó a Carlos, Ana Paula y la menor Ana Emilia Margarita. Del calor de La Habana, al frío del condado de Tipperary, a la zona donde se creó el ahora famoso café irlandés.
Los Salinas-Gerard pasaron una sola noche en la mansión, según la versión que ha difundido el empresario Ryan entre sus amistades. Al día siguiente, el extranjero dispuso los preparativos para el traslado de su amigo a la ciudad de Dublín, a unas tres horas de distancia por carretera desde la casa Kilboy, propiedad que puso a la venta.
La casa en la Cerrada del Amor
El ex presidente giró instrucciones a sus ayudantes, Víctor Rojas y Héctor Velasco, que ocuparan un apartamento en el edificio The Northumberlands Lodge, con el número telefónico 676-1848, donde también ubicó su residencia para cualquier trámite de carácter legal.
A ese domicilio llegaron los citatorios de la PGR para que el ex jefe del Ejecutivo rindiera una declaración ministerial con motivo de las investigaciones del homicidio de José Francisco Ruiz Massieu el 27 de enero de 1997, bajo las averiguaciones previas SE/26/96 y SE/40/96.
La diligencia ministerial estuvo a cargo del subprocurador de la PGR, José Luis Ramos Rivera; el coordinador de investigación de la misma dependencia, Ismael Eslava Pérez, y el embajador de México en Irlanda, Daniel Dultzin, quien asumió el papel de auxiliar del Ministerio Público Federal.
Lejos del acoso de la prensa y del domicilio de sus ayudantes, la familia Salinas-Gerard encontró su primera residencia en la ciudad de Dublín en la calle Love Lane (Cerrada del Amor), con la ayuda de Ryan. Más adelante, el cónsul honorario sirvió de enlace entre Carlos Salinas de Gortari y la Secretaría de Relaciones Exteriores. También entre el ex mandatario y la oficina del entonces jefe de asesores de la Presidencia de la República, Luis Téllez.
En su tarea de publirrelacionista del ex mandatario, Ryan también comentó al entonces embajador de México en Irlanda, Agustín Gutiérrez Canet, de la presencia de Salinas de Gortari en Dublín.
Semanas más tarde, Gutiérrez Canet fue acusado de organizar una reunión entre el ex mandatario y el intelectual Jorge G. Castañeda, en la ciudad de Dublín. En realidad el diplomático estaba fuera de Irlanda cuando tuvo lugar la entrevista. Sin embargo, el entonces canciller José Angel Gurría llamó por teléfono a Gutiérrez Canet para decirle que el gobierno mexicano "le había perdido la confianza". A los seis meses de su llegada a Dublín, el responsable de la embajada mexicana tuvo que abandonar Irlanda.
El retorno parcial a México
Los miembros de la familia Salinas viajaron nuevamente de Dublín a La Habana, días antes de que el juez Ricardo Ojeda Bohórquez diera a conocer la sentencia de Raúl Salinas de Gortari. Algunos columnistas de diarios nacionales especularon sobre el posible regreso a territorio nacional del ex mandatario, en caso de un fallo judicial favorable a su hermano mayor.
Hasta la fecha, Carlos no ha retornado a México. Por ahora, envió a su esposa Ana Paula Gerard Rivero, acompañada de Claudia Ruiz Salinas, hija del fallecido José Francisco Ruiz Massieu, y de Adriana Salinas de Gortari.
Los miembros de la familia Salinas llegaron el lunes pasado al aeropuerto internacional de la ciudad de México, procedentes de la capital cubana y escoltados por miembros del Estado Mayor Presidencial.