n El museo presentará desde el 12 de febrero la escultura de Isamu Noguchi


El Marco, sueño regiomontano en busca de nuevos públicos y espacios

n López de Arriaga explica que ejercerán una estrategia para llegar a auditorios más amplios

Angélica Abelleyra, enviada, Monterrey n Ejercer una acción extramuros para llevar el museo a las escuelas; crear "nuevos públicos", a fin de no depender sólo del auditorio "intelectual, poseedor de la verdad", y volcarse hacia una estrategia "agresiva" muy ligada a los términos mercadotécnicos de "manejo de imagen" y ampliación de su "oferta" cultural son algunos de los retos que, a siete años de creado, se plantea el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco), con la dirección de Xavier López de Arriaga desde hace siete meses.

Es un museo privado que nació como "el sueño" de un grupo de empresarios regiomontanos, y que ahora es "parteaguas" y "catalizador" del desarrollo cultural de la región ųrefrenda su titularų, aunque algunos productores locales critican una débil difusión del arte creado en tierra neoleonesa.

Frente a tales cuestionamientos, y la certeza de algunos que consideran que el Marco tiene apuestas hacia firmas consagradas y algunos estilos (ƑJulio Galán?), López de Arriaga señala: "En nosotros no cabe el concepto de apuesta. Buscamos más bien la excelencia. Eso se debe a que por parte del público existe una fe ciega a los espacios culturales, por ello tenemos el compromiso de no manejar el museo con base en caprichos personales. Respecto a la inclusión de los pintores jóvenes, dependerá de su calidad. Los programas de exposiciones se establecen por un Consejo de Selección integrado por directores de museos, curadores y críticos de arte que deciden por voto secreto. Esa es nuestra forma de asegurar una acción democrática".

Entre los proyectos que destaca para este 1999 está la exposición, por primera vez en México y con un amplio despliegue, de la obra del escultor estadunidense Isamu Noguchi (1904-1988), de quien se presentará su concepción en torno a la figura. Organizada por la fundación con el nombre del artista, la muestra abrirá el 12 de febrero en las salas del Marco, a fin de viajar en junio al Museo Rufino Tamayo del DF. Junto con ésta, se planean para el año ocho exhibiciones más, entre ellas la del pintor Enrique Guzmán que, con la curaduría de Luis Carlos Emerich, abrirá en Monterrey en mayo para trasladarse posteriormente al Museo de Arte Moderno ubicado en Chapultepec.

Hacia la creación de nuevos públicos

Con seis años de experiencia al frente del Centro Cultural Alfa, cargo que ocupó antes de sustituir a Fernando Treviño, director del Marco de 1991 a mediados de 1997, López de Arriaga se ufana del sitio que el museo ha ganado en los ámbitos nacional e internacional: "Ha cumplido bien su misión de promover el arte contemporáneo y latinoamericano". Sin embargo, asume el compromiso de ampliar su abanico de públicos, como el estudiantil y el de clase media. "El arte contemporáneo no es una manifestación muy accesible para la gente, así que no esperaremos a que el público venga; nosotros iremos a ellos. Otro reto de los museos es crear una vida afectiva con su comunidad. Usando términos de la mercadotecnia, el Marco se colocó rápidamente en el gusto de la clase media-media. No estamos circunscritos a los poseedores de la verdad, los intelectuales que serían nuestro público natural", define.

Una estrategia para que el espacio amplíe sus seguidores es la temporada de teatro infantil que realizó a fines del año pasado en sus instalaciones, y que desde enero a junio se realizará en el Papalote Museo del Niño para recorrer después las escuelas públicas de la capital norteña. Se trata de un conjunto de siete puestas en escena que referirán momentos de la historia del arte. La primera de ellas es Barroco contra neoclásico, obra dirigida por Gerardo Nevares que, a partir de un ring de lucha libre y del encuentro entre el rudo barroco y el técnico neoclásico, desarrolla los conceptos de ambos estilos.

Otra medida que López de Arriaga considera efectiva para ensanchar la concurrencia al Marco es la realización de actos sociales. "Rentar nuestros espacios para que particulares o empresas organicen una junta de trabajo, una comida o una fiesta, nos ayuda no sólo en la recaudación de recursos; muchas personas han tenido su primer contacto con el Marco por medio de un acto social, así que nos importa seguir teniendo esa vía. Además, todo acto se completa con una visita guiada al museo, de manera que este es un buen camino para sembrar el interés. Queremos que nuestro espacio sea amable".

Los museos ųenfatizaų tienen "la obligación de salirse de los cánones tradicionales de la administración, el manejo de su imagen y las ofertas que otorgan al público. Respecto a quienes son ortodoxos, estamos conscientes de que no podemos desvirtuar nuestra función, pero siendo selectivos y coordinados en áreas y horarios para la renta de salas para fiestas y juntas, podemos continuar con la fórmula que siguen muchos museos en el mundo".

"Mucho más que un museo"

Con la consigna de ser "mucho más que un museo", el que nos ocupa ha sido sede para juntas de empresas y embajadas, de fiestas de la socialité regia, subastas, talleres literarios (como el que dio Gabriel García Márquez en octubre pasado), conciertos y presentaciones de libros. Anualmente, su ingreso de visitantes fluctuó de 67 mil 226 en 1991 ųaño de su nacimientoų, hasta 128 mil 524 en 1998. A la fecha, el récord es de 140 mil 944, que le correspondió a 1996. Entre las exposiciones taquilleras están Mito y magia en América: los ochenta; México, esplendores de 30 siglos; las retrospectivas de Julio Galán y Leonora Carrington; Louise Bourgeois: la elegancia de la ironía; El hechizo de Oaxaca y Jalisco, genio y maestría, hasta hacer un total de 63 exposiciones (entre individuales y colectivas) durante siete años.

Acerca de su colección permanente, el Marco cuenta con 113 obras adquiridas por medio del Premio Marco, consistente en 250 mil dólares, que han obtenido el mexicano Julio Galán (1994), el ecuatoriano Marcelo Aguirre (1995) y el alemán Jörg Immendorff (1996); premio que ahora se encuentra en im passe, pero que en tres emisiones ha reunido obra importante, ante la inexistencia de un programa de adquisiciones y el compromiso ųaseguraų de abrir pronto algunas salas para mostrar de manera rotativa parte del acervo.

Isamu Noguchi y la figura

Como una de sus exposiciones estrella, el Marco tendrá la escultura del poeta de la figura Isamu Noguchi, a partir del 12 de febrero. Nacido el 17 de noviembre de 1904 en Los Angeles, fue hijo de la escritora estadunidense Leonie Gilmour y del poeta japonés Yonejiro (Yone) Noguchi. A los dos años comenzó su vida en Japón, donde se formó hasta 1918, cuando fue enviado a Indiana, EU, a fin de iniciar estudios de medicina, los cuales abandonó por el arte al tomar clases de escultura en la Leonardo da Vinci Art School, en 1924 en Nueva York. Un año después tuvo contacto con la obra de Constantin Brancusi, el escultor rumano que sería determinante en su carrera y de quien fue asistente en París. Isamu no hablaba francés y Brancusi no dominaba el inglés, así que su comunicación era "por medio de los ojos, los gestos, los materiales y los instrumentos que usábamos", escribió Noguchi en el libro Sculptor's World.

Hacedor de escultura abstracta, tanto como figurativa, combinó sus estancias en París y NY. Hacia los primeros años de los treinta conoció los jardines zen de Kyoto e inició su trabajo en cerámica. En 1936 viajó a México, donde confeccionó su primera escultura pública: el relieve History Mexico, un mural en cemento de abierto contenido político (trabajadores y campesinos que triunfan ante el fascismo) de dos metros de alto por 22 de largo, en el mercado Abelardo Rodríguez de la ciudad de México.

No sólo la madera y la piedra fueron sus materiales. Al lado del metal y el papel como sustentos tradicionales, Noguchi incluía en su trabajo el agua, la luz y los experimentos kinéticos para conformar sus espacios privados y públicos que llegaron hasta Japón y Francia, Grecia y Gran Bretaña, Camboya e Indonesia, China y Perú, India, Italia y México como el Monument to Ben Franklin (Filadelfia, EU), Play Mountain (NY), Red Cube (NY), Black Sun (Seattle) y Sky Gate (Honolulu), entre fuentes y proyectos de escultura de paisaje así como diseño de escenografía y vestuario para Martha Graham y su compañía. Uno de sus planes más ambiciosos fue la irrealizada escultura en memoria de las víctimas de la bomba atómica en Hiroshima, rechazada en 1952.

En Long Island City, Nueva York, existe el Isamu Noguchi Garden Museum, que fue inaugurado en 1985 en homenaje a quien le otorgaba un valor misterioso pero fundamental al vigor de los árboles, la sutileza de las flores y la somnolencia de las montañas. "El compromiso de la escultura es proyectar esas presencias internas en formas que sean reconocibles en su propio sentido y su real importancia. Nuestra herencia de hoy es el mundo. El arte debe ser expresado desde la primera vez para que nos proporcione más conciencia del mundo", escribió el autor que falleció a los 84 años en Nueva York y de quien tendremos dentro de poco ejemplos de su trabajo.