En la semana del Papa se allanó el camino para la liberación de los maestros de la sección 9 del SNTE, encarcelados en el Reclusorio Norte:
Los ceniceros y el teléfono que supuestamente se habían robado aparecieron escondidos en el cajón de un escritorio, en la Cámara de Senadores.
Diez testigos afirman que los acusados no provocaron motín alguno.
Cinco de los seis senadores que los acusaron de secuestro ampliaron sus declaraciones. En ellas no hablaron de ningún plagio.
El procurador Jorge Madrazo jura que la PGR no tiene intenciones de obstaculizar la libertad de los detenidos.
El senador priísta Eduardo Andrade, uno de los más beligerantes contra los profesores, afirma que en la Cámara alta no existen ánimos revanchistas contra los detenidos.
En el tribunal colegiado la apelación de la defensa sigue su curso con inusual agilidad.
Así, los argumentos legales para su encierro prácticamente desaparecieron, pero los maestros siguen en el Reclusorio Norte porque, hasta ahora, no se ha encontrado la fórmula para su liberación.
Un secuestro que no fue plagio
Primero fue el senador Sami David David.
El lunes 25 respondió por escrito a un interrogatorio de la defensa, en el que reconoce que los maestros no trataron de causarle daño a su persona ni tampoco intentaron secuestrarlo.
Ese mismo día amplió su declaración, también por escrito, la lideresa de la Cámara alta, María de los çngeles Moreno. En el documento señala que, ante la insistencia de los maestros para que el Senado mediara en el conflicto, gestionó una reunión ``en la que habrían de analizar acciones tendientes a la solución del conflicto''.
A propuesta suya, indica, los senadores Héctor Sánchez y Manuel Medellín acompañaron a la comisión de maestros. Mientras, ``tuve que permanecer por varias horas en mis oficinas en tanto se daban las negociaciones referidas'', pero no dice que alguien la hubiera obligado a quedarse.
Al día siguiente comparecieron los legisladores Manuel Medellín, Eduardo Andrade y Guadalupe Bretón, a quienes el equipo de abogados defensores preguntó si el día de los hechos los maestros instigaron a los manifestantes a agredir a los senadores o privarlos de la vida.
Según el coordinador de la defensa, Eduardo Miranda Esquivel, los legisladores respondieron: no.
¿Por qué cambiaron de opinión?
Tal vez porque el embrollo político fue mayor al que esperaban.
Cinco días después de la captura, más de 10 mil profesores marcharon al Senado y la Secretaría de Gobernación. Una semana después fueron 20 mil los que se dirigieron a Los Pinos. Además, prevalece la amenaza de realizar un paro nacional si los maestros no son liberados.
El conflicto rebasó a la dirigencia magisterial, encabezada por Tomás Vázquez Vigil. El presidente Ernesto Zedillo recibió personalmente la petición para que interviniera, y por gestiones de Andrés Manuel López Obrador, líder del PRD, la Secretaría de Gobernación participa en las negociaciones.
Al menos en palabras, la parte acusadora dice estar dispuesta a que los profesores salgan de la cárcel. El martes pasado el procurador Jorge Madrazo confesó al diputado Jesús Martín del Campo que, en la PGR, no existe el ánimo de obstaculizar la liberación de los detenidos.
``Voluntad sí hay'', dice el perredista. ``(El procurador) ha hablado con Elba Esther (Gordillo), con los senadores, conmigo... Es un buen principio''.
Sin embargo, los maestros siguen presos, tal vez porque no se ha recorrido la distancia que separa los escaños de María de los çngeles Moreno y Elba Esther Gordillo.
Porque en el conflicto sindical nada ha cambiado. El 5 de enero el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE ofreció resolver el conflicto que llevó a los profesores a la cárcelÉ con la misma propuesta que hizo a mediados de 1998: que se incorpore a cinco maestros institucionales a la dirigencia de la sección 9.
Dictado el auto de formal prisión a los detenidos, aumentó el precio: siete posiciones.
La historia de los ceniceros aparecidos
El 19 de enero, a las seis de la tarde, ocurrió un milagro en la Cámara de Senadores.
Cuando revisaba un escritorio de la oficina de Taquigrafía Parlamentaria, el guardia José Luis García García encontró los dos ceniceros y el teléfono que, dos meses antes, los maestros supuestamente habían robado.
Allí estaban, enteritos, casi como nuevos.
Una semana después, en plena visita papal, el director jurídico del Senado, Javier Romo Michaud, dio parte a las autoridades del hallazgo milagroso.
¿Cómo llegó el cuerpo del delito a ese cajón?
Quién sabe. Pero lo cierto es que a partir de esa fecha y hasta el 15 de diciembre, cuando se clausuró el periodo ordinario, en la Cámara de Senadores se realizaron por lo menos 15 sesiones.
Durante todo este tiempo el personal de Taquigrafía Parlamentaria trabajó al mismo ritmo.
Más. El 12 de noviembre dos peritos de la PGR revisaron el área donde permanecieron los maestros, y cuatro días más tarde se realizó una minuciosa inspección ocular.
Todos esos días, según comentaron empleados de intendencia del Senado, se realizó la limpieza normal de la casona de Xicoténcatl.
Y a nadie se le ocurrió abrir el cajón en el que se escondía el cuerpo del delito.
Los milagros no terminan aquí.
El lunes 25 el guardia que realizó el hallazgo, José Luis García, y su compañero Fernando Ramírez Valencia ampliaron sus declaraciones. En noviembre pasado, García había acusado a los maestros de lesiones y el robo de mil 600 pesos en efectivo, así como una agenda electrónica Casio.
Sin embargo, en su nueva comparecencia los dos guardias reconocieron que los acusados no los privaron de su libertad, ni les robaron sus pertenencias o les causaron daño alguno. Por el contrario, ``dijeron que los detenidos se encargaron de negociar con los senadores en forma pacífica''.
Ante las nuevas evidencias, el coordinador de la defensa, Eduardo Miranda Esquivel, está optimista. ``Hay elementos suficientes para que el juez y la PGR dicten el sobreseimiento de oficio'', dice. ``Nada más falta que quieran''.
Para el abogado, la ampliación de declaraciones de los senadores, junto con las que anteriormente presentaron testigos de descargo, desvirtúan la acusación de secuestro.
De cualquier manera, aclara, la vía legal no se agota todavía.
El jueves pasado solicitaron formalmente la liberación de los detenidos por medio de un incidente de desvanecimiento de pruebas, presentado en el juzgado primero.
Este recurso no impide que, en el momento que considere pertinente, la PGR solicite el sobreseimiento del caso. Y si esto no ocurre, será necesario esperar el fallo del tercer tribunal unitario del primer circuito, en el cual se presentó la apelación al auto de formal prisión.
Miranda Esquivel espera que la magistrada Emma Meza Fonseca emita su fallo a más tardar el 15 de febrero. ``Hasta ahora va bien, la toca penal 28/99 se tramitó muy rápido. Por eso estamos confiados''.