De su resultado dependen el desarrollo y la operación del aparato científico
La correcta elección de tutor
Rogelio O. Arellano
Hace algunas semanas, en esta misma se cción (La Jornada 21/XII/98), uno de nuestros más apreciados colegas tocó un punto medular de las relaciones que se recrean en cada una de las vidas de los científicos en ciernes: la relación estudiante-tutor. Este vínculo intelectual obliga a una estrecha e intensa convivencia temporal entre las partes, creando un convenio ineludible que se repite y da sustento al sistema de educación científica en todo el mundo.
Se trata de un elemento milenario y crucial en la preparación de nuevos investigadores, y basta decir que todos los científicos de hoy fueron en su momento tutoreados. La contundencia de ese hecho, y por ende el acierto o equivocación en la elección del tutor, no son triviales. De su resultado dependen, en gran medida, el desarrollo y la operación del aparato científico.
Así pues, no resulta ocioso preguntarse qué factores determinan una buena selección y si su análisis crítico reduce la posibilidad de un fracaso. Escribo esto sin querer hacer de ello un instructivo. Lo hago en mi calidad de eslabón entre ambos componentes del binomio, pues aunque funjo como tutor, aún están frescas mis experiencias de los días en formación.
Lastres y señuelos
El estudiante interesado y con vocación para llevar una carrera científica debe recabar la mayor cantidad posible de información acerca de los tutores y grupos de trabajo que en un primer acercamiento le resulten atractivos. En esta etapa debe poner especial cuidado en desembarazarse de varios lastres.
Por ejemplo, debe tener cuidado con el canto de las sirenas que promete investigación para el inminente remedio o control de males tan complejos y antiguos como el hambre, el cáncer, el dolor, la explosión demográfica o la irrealidad de los modelos de desarrollo sustentable.
Si bien el estudio de esos problemas universales seguirá siendo fundamental para los científicos, el estudiante debe intentar reconocer en qué sitios su invocación es utilizada como señuelo o burda perorata publicitaria y en cuáles el candidato a tutor y su grupo de trabajo han mostrado su ingenio y capacidad para enfrentar esos retos, ciertamente desde el punto de vista académico y no sólo monetario.
Lejos de ser una tarea imposible, como pensarían muchos, los actuales sistemas electrónicos de información nos acercan cada vez más a lograr juicios justos.
Otro de los lastres comunes es el enamoramiento del estudiante por las técnicas de moda utilizadas en las diferentes disciplinas; desde sus inicios, el investigador debe atender los problemas científicos de forma independiente a las técnicas utilizables para resolverlos, es decir, es claro que el científico aprende primero a distinguir el problema y después idea como resolverlo.
Supongamos que nos encontramos ante un estudiante poseído de esa mente abierta y sólo con las tendencias (corazonadas) que cada quien tiene en su etapa de decisión. Pienso que las siguientes ideas, dirigidas a nuestros potenciales futuros colegas, podrían guiar una elección que repercutirá en la disminución considerable de sorpresas non gratas, pérdida de tiempo, generación de angustia y frustración, y en algunos casos hasta de úlceras y problemas legales.
1) Debido al continuo recorte del tiempo asignado a la preparación de nuevos científicos, es imperativo que se acerquen desde los primeros años de su licenciatura a los laboratorios de investigación (o al lugar de trabajo, según el caso), de tal forma que identifiquen lo más pronto posible sus mayores afinidades intelectuales. Por fortuna, los investigadores mexicanos somos de los menos refractarios a la plática con los jóvenes; en general, nuestra falta de reconocimiento social es resarcido frente a todo visitante al laboratorio. Aprovechen esa folclórica manifestación y conozcan al mayor número de científicos durante esos años. Antes y durante ese tiempo es aconsejable que se deleiten con lecturas, tan edificantes como divertidas, acerca de temas relacionados con las formas de hacer ciencia escritas por científicos como P. Medawar, B. Russell, S. Ramón y Cajal, R. Pérez Tamayo, T. Lewis, y P. Krugman, entre otros.
2) Una vez reconocida una tendencia general, que en la mayoría de los casos es asumida desde edad temprana ųdigamos las matemáticas, la economía, la física, la bioquímica o la fisiologíaų, comienza entonces una de las tareas que deben realizar con el mayor cuidado posible, la resolución de una disyuntiva clásica: como estudiantes en formación, Ƒdeben apostar por el tema específico de estudio? O su elección del sitio, Ƒdebe recaer más bien en su probado éxito científico? Cuando esas dos visiones coinciden en un mismo tutor, la disyuntiva podría dejar de serlo. Sin embargo, en la mayoría de los casos no existe tal suerte, y la lista de candidatos, resultado del análisis crítico de los diferentes probables tutores y de los grupos de trabajo, debería incluir tanto aquellos sitios en los que, si bien el lugar no es muy conocido, se dedica al estudio de temas a los que podrían referirse como aquellos "que querían estudiar desde chiquitos", hasta aquel espacio fulgurante científicamente pero donde el tema puede no atraerles demasiado. No existe regla de oro para la decisión, cualquiera de esos dos sitios podría resulta mejor que bueno. La elección requiere mayor información, la cual deben recabar en su siguiente paso.
3) Hagan objeto de su primera investigación formal al candidato a tutor. Dado lo relevante que es el resultado de ese estudio, no se limiten, conozcan el trabajo de sus candidatos, más en lo escrito que en lo dicho; hurguen sobre su forma de vida en el laboratorio; indaguen acerca de sus donativos, que representan los recursos materiales con los que ustedes contarán; conozcan a sus ex tutoreados (si es que le sobreviven); en concreto: Ƒqué proporción de sus ex tutoreados son ahora científicos funcionales? Conozcan e intercambien impresiones con sus estudiantes actuales, normalmente éstos son elocuentes, y en la gran mayoría de los casos muy objetivos.
ƑEn dónde están los hechos tangibles?, se preguntarán. Pues bien, con riesgo de caer en la polémica mundial sobre la forma de evaluar la investigación, les sugiero que pongan especial atención en la producción científica (número y calidad de artículos o patentes) del aspirante, en dónde se publica (calidad de las revistas) y cómo es visto el trabajo del candidato por otros grupos (número y calidad de las citas a sus trabajos).
Los tapones de oídos contra cantos de sirenas son también muy importantes aquí: cuando analicen eso, traten de enfocarse en los años recientes y pongan mucha atención a los datos que aparecen inmediatamente por debajo del título de los trabajos, es decir, quiénes y cuántos son los autores y los lugares donde fueron realizados.
Demasiados autores en un trabajo puede ser debido a que el estudio es multidisciplinario, pero si no lo es, entonces habrá que analizarlo desde otros ángulos, puesto que inclusive podría tratarse del resultado de una conducta no académica por parte del grupo en el momento de publicar. También un exceso de trabajo realizado en el extranjero es señal de una barrera de producción en el país. Lo mejor es que toda esa información es de acceso libre vía la red electrónica, seguro que muchos de ustedes ya saben cómo obtenerla.
Finalmente, pero no de menor importancia, entrevisten a sus candidatos, cuestiónenlos sobre sus percepciones y las que puedan obtener de sus colaboradores en el grupo, podrán darse una idea muy cercana del carácter del probable tutor y tratar de definir si ustedes podrían ser compatibles, que no quiere decir necesariamente llevarse-de-a-cuartos. Trabajar en un ambiente cotidiano grato llega a ser tan importante como trabajar en las mejores condiciones académicas y materiales.
Una aclaración importante
El compromiso estudiante-tutor no es irrevocable y tiende cada vez más a no ser exclusivo. Durante su preparación, y en tiempo o circunstancias bien definidos (por ejemplo, al final de cada uno de los niveles de educación), tendrán la oportunidad de refrendar, enriquecer o corregir su elección. También la ciencia moderna requiere el trabajo multidisciplinario, lo cual por fortuna propicia que los jóvenes científicos investiguen en dos o más laboratorios que colaboran.
En resumen, tomen en sus manos esa elección, investiguen, no se fíen del numerito asignado por el SNI. No la dejen al azar o en otras manos, de hecho no provoquen que la responsabilidad de esa parte trascendental de sus vidas recaiga en gente que sabe poco de ustedes, pues corren el riesgo de convertirse en un número de inventario, en un estudiante virtual o, en el peor de los casos, en sólo puntos en la jerarquía de alguien más.
Con tiempo, con la información obtenida y con su análisis integral, estoy seguro que no obstante que la comunidad científica de nuestro país es todavía pequeña en número, encontrarán en ella varios excelentes laboratorios que cumplan con sus mayores expectativas.