n El intermediarismo se convertirá en opción única para las ventas de grano


Los productores de maíz, a merced de coyotes, incluso antes de que se liquide a la Conasupo

n Se enfrentarán al mercado libre en condiciones desventajosas de competencia

Angélica Enciso y corresponsales /I n A unas semanas de que concluya la liquidación de Conasupo, los productores de maíz se han comenzado a enfrentar a lo que será el mercado libre de este grano: el coyotaje ha reaparecido y los precios que obtienen en la comercialización de la cosecha son bajos, ya que van de los 900 a los mil 600 pesos por tonelada, mientras los costos que asumen son, en promedio, de mil 800 pesos.

Aun cuando se había anunciado que al retirarse el subsidio a la tortilla que era manejado por la paraestatal, ésta continuaría durante 1999 con las compras de maíz en las regiones donde la venta es más difícil, en breve se dará a conocer el decreto que da por concluidas sus actividades, las cuales sólo se realizarán en el primer trimestre del año.

Las compras que la paraestatal ha hecho de la cosecha primaveraųverano, que llegó a 15 millones de toneladas, son tan sólo 400 mil toneladas, en los estados de México, Chiapas, Michoacán, Nayarit, Chihuahua y Jalisco.

Ahora, de acuerdo con agricultores, sin Conasupo los 3 millones de productores del grano quedarán a merced del coyotaje, práctica que castiga a los campesinos por los bajos precios que ofrece. Además, explican, el intermediarismo se convertirá en la única opción de venta, mientras que las diez empresas trasnacionales y nacionales que participarán en el mercado libre del grano serán el destino final.

Entre las primeras consecuencias que ya ha tenido la inminente desaparición de Conasupo, está que 70 por ciento de las cosechas de maíz, en Chiapas, no cuentan con mercado, además de la baja constante en la cotización del grano.

 

Riesgos en puerta

 

En las principales regiones maiceras el panorama que los productores enfrentan en este periodo de comercialización es que los precios son cada vez más bajos, las exigencias de calidad se elevan y los coyotes se han convertido en los únicos compradores.

En Chiapas, a los agricultores el cierre del mercado que representa la paraestatal los coloca en una situación complicada, ya que no hay a quién vender, y ello se agrava debido a la falta de caminos y transporte, lo cual hace que los intermediarios sean la única alternativa, explicó Celia Moreno, presidenta de la Unión Regional de Productores Agropecuarios de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC).

Agregó que mientras la paraestatal les paga mil 200 pesos por tonelada de maíz, los coyotes ofrecen mil pesos, "entonces los compañeros se quedan sin ganar nada de la cosecha y se quedan apenas con el maíz necesario para comer hasta que viene la siguiente". Confió en que esta cosecha aún sea comprada por la paraestatal, pero dijo que comenzarán a buscar mecanismos para tener compradores en las siguientes cosechas.

Entre las alternativas que se analizan, están las de disponer de un proyecto de acopio y comercialización, o instalar tortillerías en las comunidades para que los campesinos participen directamente en esa actividad.

Se prevé que Conasupo continúe en este primer trimestre sus servicios, ya que se destinaron 600 millones de pesos para el programa de compras, con un precio por tonelada de mil 355 pesos, explicó por su parte el delegado de la paraestatal en Chiapas, Saúl López de la Torre.

Mientras el año pasado las adquisiciones de Conasupo ascendieron a 335 mil toneladas, para éste se prevé un ligero incremento, para llegar a 400 mil toneladas; el periodo límite de operaciones es el 31 de marzo.

Las principales zonas productoras de la entidad son la Frailesca, la región centro y la zona fronteriza, en las cuales Conasupo compra 70 por ciento de las cosechas, indicó; agregó que otra alternativa que tienen los maiceros del estado es vender a las harineras Maseca y Minsa, a los industriales de la masa y la tortilla y al sector pecuario.

Entre las demandas de los maiceros, ante el hecho de que ''los únicos beneficiados con esa medida serán los coyotes", es que se establezca un organismo que rija la comercialización en la entidad y el país. Los productores saben que deberán buscar otros mercados, pero tienen temor de que los precios no sean justos.

La situación no es diferente en el estado de México, la principal región productora del grano, donde los agricultores, en busca de disponer de canales de comercialización, han comenzado a acercarse a la industria de la masa y la tortilla para establecer un contacto directo con ese mercado, explicó el secretario de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, Isael Villa. Precisó que se pretende eliminar el intermediarismo.

Dijo que Conasupo les ofreció un precio de mil 400 pesos, lo cual es "injusto, porque no cubre los costos'' para el productor por hectárea. Con ese precio el agricultor no obtiene utilidades ni recupera su inversión, aseguró.

Advirtió que este año, a causa de los fenómenos climáticos, la producción presentará una baja, pues se estima en 1.6 millones de toneladas, por 2.3 millones de 1998.

En Puebla los maiceros también se quejaron del bajo precio en que se cotiza el grano, ya que no se ajusta a los precios de producción. De casi un millón de toneladas que se vende en el estado, 70 por ciento se orienta al libre mercado y la paraestatal siempre fungió como comprador de última instancia; en este momento paga el grano a mil 200 pesos la tonelada, mientras que se cotiza entre mil 600 y mil 800 pesos en el mercado libre.

Por su parte, Efraín García Bello, dirigente de productores poblanos, dijo que los 230 mil maiceros del estado han tenido problemas para colocar el grano en el mercado y han buscado en las harineras Maseca y Grubasa una opción, por lo que prevén que 50 por ciento de la cosecha será adquirido por éstas.

En Veracruz, los campesinos se quejan porque las harineras establecen muchos requisitos para comprar el maíz. Ahí los agricultores agrupados en la Unión General Obrera Campesina y Popular (UGOCP), crearon la Integradora Santa Cruz, para hacer frente al bajo precio que fijan los intermediarios y el alto costo de la venta directa.

Asimismo, la producción de maíz en Michoacán ha sido afectada por las sequías, heladas y desbordamiento de ríos, por lo que en este ciclo las siembras fueron menores. Lo que se cosechó se orienta al autoconsumo, y quienes comercializan el grano tienen como compradores a la industria harinera estatal o la de fabricación de alimentos, las cuales les pagan tan sólo a 900 pesos la tonelada, mientras que el costo de producción asciende a 2 mil pesos.

Además, los agricultores enfrentan un fuerte intermediarismo, ya que venden el producto a los centros de acopio, los cuales lo revenden a los industriales de la masa y la tortilla o a las harineras, coincidieron en señalar directivos de la Confederación Nacional Campesina, la Unión Campesina Democrática y la Unión de Comuneros Emiliano Zapata.

En Zamora, Jacona, La Piedad y Morelia se concentran las pocas harineras, que son de capital local y no grandes empresas. Estas compran a 900 pesos la tonelada de maíz, e incluso llegan a pagar menos, según la calidad del producto. (Con información de: Agustín Pérez Aguilar, María de los Angeles Mariscal, Rodolfo Villalba, Andrés Timoteo, Raúl López Téllez, La Jornada de Oriente.)