Faltó la cargada. Manuel Bartlett Díaz, ex secretario de Gobernación y ex gobernador de Puebla, entre otros cargos, rompió con muchas tradiciones de su partido, el PRI, al ratificar públicamente su aspiración a ser postulado a la Presidencia, y uno de los cambios evidentes fue la ausencia de los tumultos que en sexenios anteriores arrollaban todo para aparecer frente al aspirante presidencial.
El único que trató de revivir esa vieja práctica fue el disminuido dirigente de la CROC, Alberto Juárez Blancas, quien se hizo acompañar por una porra que logró poco eco y se vio obligada a abandonar el terreno a decenas, tal vez cientos, de reporteros y a otro contingente similar de políticos.
Hubo lleno en el salón del ex World Trade Center de esta capital, pero no se congregaron multitudes. Hecho lógico, pues Bartlett todavía no es candidato oficial y, sobre todo, todavía se desconfía de la promesa del Presidente de que no intervendrá en la designación de su posible sucesor.
El pleito, con la derecha
El único que manifestó absoluta confianza en la promesa presidencial fue Bartlett, una y otra vez. Yo confío, dijo, que el Presidente no impondrá ni vetará candidato, sino que serán las bases del partido las que decidan.
A final de cuentas, con esta presentación de Bartlett, quedaron atrás los tiempos de la inmovilidad como vía de ascenso político y la dirigencia del PRI tendrá que admitir que ya no fija los tiempos. Tal vez Bartlett no logre convertirse en candidato presidencial, pero ya se ganó un lugar en la historia del país. Así de simple y de trascendente. En los setenta años de vida del PRI no hay otro caso como el suyo.
Para no ir más lejos, su actitud es muy distinta a la del secretario de Hacienda, José Angel Gurría, quien viajó a Davos, Suiza, para pedir que se abran los candados que impiden ser candidatos a los funcionarios que no han tenido cargos de representación popular.
A diferencia de algunos de sus compañeros que han elegido como contendiente al PRD y en lo particular a Cárdenas, el destapado precandidato priísta sostiene con absoluta firmeza que el rival a vencer es la derecha, a la cual identifica con el PAN.
No es el candidato de Zedillo
El colega Javier Rodríguez le hizo notar a Bartlett que él no es el candidato del presidente Ernesto Zedillo y el ex secretario de Gobernación respondió con humor: ``¿Usted cómo lo sabe?''.
Risas aparte, esa suposición se confirmó más tarde, cuando la Presidencia soltó una bomba informativa que le quitará los espacios al destape del ex gobernador poblano: la iniciativa de ley para permitir la inversión privada en la generación de energía eléctrica.
Es una propuesta que va contra la historia del país. Hasta ahora, todavía es fiesta oficial el aniversario de la ``nacionalización'' de la industria eléctrica, el momento en el cual el gobierno de Adolfo López Mateos logró la compra de las acciones de las empresas eléctricas en el país y las integró a la CFE.
Ahora con el pretexto de la falta de recursos se pretende dar marcha atrás.