n Mourad publica en México Un jardín en Badalpur


Prefiero el periodismo, porque la

novela implica mucha soledad

n Existe en Francia un ''racismo galopante'' contra los musulmanes

César Güemes n Francesa por formación, aunque otomana e india por ascendencia directa, Kenizé Mourad vio un buen día cambiar su existencia no sólo al rencontrar sus antecedentes familiares, sino al escribir De parte de la princesa muerta, que tan sólo en Francia alcanzó de inmediato casi millón y medio de ejemplares, más la traducción a 21 idiomas. La escritora, que se dedicó al periodismo antes que a la novela, da a conocer ahora en México su nueva obra, Un jardín en Badalpur (Plaza & Janés), y con ese motivo visita el país.

ųƑCómo es que decide continuar o extender De parte de la princesa muerta?

ųNo quería hacerla. Los editores y los lectores me lo pidieron y decidí entonces escribirla sólo cuando estuviera próxima a morir para no conocer la reacción. Y la verdad es que he trabajado sobre otros libros; para uno de ellos, por ejemplo, fui a Rusia a hacer la investigación histórica que necesitaba. Pero ese texto finalmente se me cayó de las manos porque estaba Un jardín en Badalpur, que me ahogaba, tenía que salir. Fue una lucha diaria, durante tres años y medio para escribirlo o no. El caso es que lo hice, aunque no sabía si iba a tener la fuerza de publicarlo. Finalmente lo di a conocer, por varias razones: como digo en el volumen, lo importante es hacer lo que uno cree relevante sin tomar en cuenta la mirada de los otros; aparte, el tema general del libro es la búsqueda de la identidad, y existen hoy millones de personas que no tienen raíces, que van de un país a otro y para ellas la identidad es un problema serio.

ųƑEs posible que el éxito tan grande de su obra precedente le generara algún temor creativo?

ųEl éxito es algo fantástico. La reacción fue en su momento muy buena por parte de los medios y de los lectores. Esta nueva novela es quizá un poco menos fácil, es más política y pertenece al hoy. Es posible que aquí las personas sueñen un poco menos.

 

No perder el piso

 

ųƑSupuso lo que iba a suceder con su vida y con su obra después de publicar De parte de la princesa muerta?

ųLe pregunté a mi editor cuántos ejemplares pensaba vender. Me dijo que 50 mil. Y yo dije: menos de 100 mil es poco, porque yo dejé mi trabajo de periodista para dedicarme a la novela. No se puede hacer todo al mismo tiempo. No tenía dinero, recibí préstamos de amigos para cubrir las necesidades comunes y corrientes. Afortunadamente la edición en francés alcanzó un millón 400 mil ejemplares, más 21 traducciones. Sé que es un buen libro, pero la respuesta ha sido increíble.

ųƑQué se siente hacer de un libro serio un fenómeno de ventas?

ųMe pareció algo anormal, claro. Había personas que antes ni siquiera me miraban y luego me encontraron interesante. Pero también hubo celos, se dijeron cosas desagradables de mí. En cuanto alguien hace sobresalir su cabeza un poco más del promedio, se dicen muchas mentiras en torno suyo y eso es poco grato.

''Por otra parte, he sido educada dentro de un medio donde se dice que el dinero compra todo, pero mis ideas han sido siempre más de corte socialista, de igualidad, de justicia. Entonces me pareció que era muy complicado vivir de la manera en que me proponía la nueva condición. He tenido, por eso, buen cuidado de no cambiar: las personas te halagan todo el tiempo y eso es fuerte, se puede perder el piso. Además está lo del dinero, que se necesita para funcionar como ser humano; pero demasiado dinero te deshumaniza. Me horrorizó descubrirme con reacciones que desde luego no me gustaban, pero que empezaba a tener. Soy consciente de lo que pasa en el mundo y observo mucha desigualdad. Así no se puede ser feliz por más logros que se tengan personalmente. En realidad soy de la periferia del Tercer Mundo, no poseo la sensibilidad francesa sino sólo la formación intelectual que me dio Francia."

ųPor un lado es una novelista muy frecuentada, por otro es crítica del mundo que le ha tocado en suerte y aún así se mantiene.

ųBueno, en esta nueva novela trato de decir cosas sobre el mundo musulmán que no son las que usualmente se piensa. Mis libros, entonces, quieren decir más de lo común y por eso van en contra de las ideas generales. No son novelas para distraer a las personas. Se me ha quedado mucho de la periodista que fui en ese aspecto.

 

Terribles, las ideas preconcebidas

 

ųƑQué tanto hay de su propia vida en esta nueva novela?

ųAlgo, pero también hay de otras vidas de personas muy cercanas a mí. Creo que no se vale decir cuánto, sino nada más que sí hay de mí una parte.

ųSeguramente menos que en la anterior.

ųPor su naturaleza distinta. Conocía bien la historia que conté, salvo algunas lagunas que fue necesario llenar. Creo que no lo hice mal, porque para eso estudié mucho la situación histórica que narro. Los actos más representativos de la primera novela son reales y el resto, lo que los une y articula, es recreación.

ųQuizá todo sea recreación mediante el lenguaje, finalmente.

ųPara escribir trato de ponerme en un estado particular, aunque no tome nada. Estoy muy sola y entro en una especie de comunicación con aquello de lo que voy a tratar. Para el primer libro, por ejemplo, escribí hechos que me venían a la imaginación muy fácilmente, como dictados, y posteriormente a la publicación recibí cartas en las que me confirmaban que efectivamente el personaje era de tal o cual manera que yo había intuido. Entonces fue, creo, la mitad de intuición y la otra de indagación de datos.

''Me da gusto que ahora el libro se lee como texto de asignatura en la Sorbona y en Harvard.''

ųLos millones de ejemplares vendidos, los viajes, las traducciones de su obra, Ƒla habrán alejado definitivamente del periodismo?

ųNo creo. Aún hago artículos y reportajes de vez en vez. Hoy en Francia tenemos el problema de lo ''políticamente correcto", del pensamiento único. Así que cuando uno escribe sobre estos temas de Medio Oriente y del ámbito musulmán es muy difícil que se publique. Hay ideas preconcebidas terribles. En Francia hay un racismo galopante en contra de los musulmanes. Ni a mí, que me reconocen, me permiten publicar con facilidad sobre ciertos temas. Pero no puedo dejar de ser periodista, me gusta salir y hablar con las personas. Prefiero el periodismo a la novela; ser novelista implica muchas horas de soledad.