n Reanimar el cine mexicano

Raquel Peguero n ''šQué buena está!" El muchachito volteó la cara buscando ųcon los ojos iluminadosų a la causante de la afirmación de su amigo. ''ƑDe quién hablas?", le preguntó al no encontrarla: ''de la película, güey. ƑA poco no está a toda madre?".

Sus risas y comentarios se perdieron entre el sonido de Nereidas, interpretado por una danzonera tradicional que, instalada en una esquina del hall superior del teatro, reabría el ambiente que rodea Un embrujo, la película que dos horas y media antes mantuvo capturada la atención de cientos de personas que acudieron a verla en premier y a la que aplaudieron desde la primera imagen hasta la última letra de su proyección.

 

Atraer a los cinéfilos

 

El Metropólitan lució como en sus mejores tiempos. Aquellos en los que era un cine de lujo, grandote y confortable, con una pantalla gigante de las que ya no solemos encontrar aunque con las deficiencias de sonido propias de los años de su fundación, cuando el dolby stereo se reservaba para las salas del futuro. El estreno de la cinta en México revivió así, por unas horas, las grandes galas con que se solía festejar a nuestro cine.

No faltaron las luces girando alrededor de las estrellas ocultas por el ozono ni la alfombra roja resguardada por una valla de ansiosos admiradores, esperando mirar a sus actores favoritos, quienes sin los lujos antiecológicos del mink o los añejos fracs pasaron más inadvertidos de lo que se hubiera creído.

La sensación de la noche fue, por supuesto, Blanca Guerra. Bellísima y elegante, fue de las últimas en llegar a la inusitada velada social, donde la otra premier fue la presentación de Nuvisión, una de las dos filiales de Estudio México Films, que se abocará a convertirse en el ''brazo de distribución comprometido con la difusión y publicidad" que requieren las películas independientes y de calidad, ''y qué mejor calidad que la del cine mexicano", dijo el director de esa empresa, Pedro Rodríguez Domecq, anfitrión de la fiesta de lanzamiento del cuarto largometraje de Carlos Carrera.

Desde sus rojas butacas, lo miraban el público-público convocado por una radiodifusora, los invitados especiales acomodados en las localidades VIP (very important people) entre los que se distinguían, entre otros, los directores Paul Leduc, Daniel Gruener, Juan Carlos Rulfo, Dana Rotberg y Ademir Kenovic ųde quien en estos días se exhibe su espléndida cinta El círculo perfectoų, casi todo el elenco de la cinta: Mario Zaragoza, Daniel Acuña, Luisa Huertas y actores amigos como Daniel Giménez Cacho, Plutarco Haza, Susana Zabaleta y Arcelia Ramírez; productores como Hernán Vera y nuestro querido senador independiente Carlos Payán Velver.

Todos ellos después, en el coctel celebratorio, observaron cómo en medio de los danzonazos musicales, por los pasillos, una pareja de contorsionistas con mallas verde-perico, similares a las del Acertijo, se veían rodeados no por sus eternos enemigos, Batman y Robin, sino por curiosos de sus hazañas corporales en una suerte de happening que se trajo para amenizar una noche que se espera propicie el suficiente ruido que atraiga la atención de los espectadores, en su aventura que iniciará el próximo 19 de febrero en 40 salas del país.

 

Madurez de un realizador

 

Al acto no faltaron, por supuesto, el fotógrafo del filme Rodrigo Prieto ni su director, Carlos Carrera, éste tratando de huir de las entrevistas pasilleras, de las que no se salvó y, aunque se extrañó a Guillermo del Toro, muy felicitadas estuvieron la coproductora Alejandra Moreno Toscano y la artífice del proyecto, Bertha Navarro, muy sonriente y feliz declarando cómo la complacía el resultado de Un embrujo: ''Es una espléndida película, Carlos se encuentra en su madurez como director".

Ya encarrerada y ante una decena de grabadoras, Navarro contó los próximos proyectos de Tequila Gang, con la que pretenden hacer seis películas al hilo. Para finales de abril o principios de mayo arrancará con la filmación de Ordenes superiores, que dirigirá Alfonso Cuarón en su regreso a la cinematografía nacional, tras su doble experiencia en Hollywood.

Aún sin fecha exacta, aunque podría ser en octubre, Guillermo del Toro también hará El espinazo del diablo, que será en coproducción con El deseo, la empresa de Pedro Almodóvar.

Con un elenco en el que figurarán los españoles Javier Bardem, Marisa Paredes y Ana Torrent, además del argentino Federico Luppi y ''muchos niños, porque la historia transcurre en un hospicio", El espinazo... se filmará totalmente en España, y Del Toro trabaja de tiempo completo en el guión, junto con el hispano Antonio Crazoba.

Planes futuros para seguir reanimando a nuestro traqueteado cine mexicano .