LETRA S
Febrero 4 de 1999
 
Esta vez hemos convocado a un grupo amplio y diverso de investigadores y pensadores mexicanos y de otras nacionalidades y los hemos interrogado acerca de algunos aspectos que nos parecen clave de la pandemia del sida en México y en el mundo. De esta manera los especialistas en ciencias médicas y de la salud Arnoldo Kraus, Ruy Pérez Tamayo, Samuel Ponce de León, Blanca Rico, José Antonio Rojo Padilla, Patricia Volkow, José Antonio Izazola; los estudiosos de las ciencias sociales Rolando Díaz Loving, Juan Guillermo Figueroa, Peter Aggleton, Rolando Cordera, Dennis Altman; y el filósofo Mark Platts responden, desde su especialidad, a las siguientes preguntas.

Políticas de prevención y atención del sida:
los especialistas responden
 
 

A cada época histórica pareciera corresponderle una enfermedad o epidemia determinada. A falta de pruebas científicas, se ha especulado mucho sobre el origen del virus del sida. Pero más allá de su explicación virológica, ¿se podría afirmar que el sida es una enfermedad propia de las sociedades modernas y globalizadas?

Arnoldo Kraus:
La globalización ha sido benéfica para los países ricos. Poco ha redituado a las naciones pobres. Lo mismo sucede con los individuos: acceden a las bondades de la ciencia, la tecnología y los bienes suntuarios quienes tienen dinero mientras que los pobres observan y saben, pero no participan de tales progresos. Con las enfermedades, y el sida en particular, la modernidad y la globalización han mostrado que tanto el virus como los pacientes son muchos, aun cuando deberían ser el mismo. Viven bien quienes tienen dinero y sobreviven mal los pobres. Viven más los ricos y fenecen pronto los pobres. El sida es devastador para los pobres mientras que para los ricos se ha convertido en una enfermedad crónica.
En ese tamiz, la globalización ha hecho que el sida sea una enfermedad distinta de otras, aunque no propia de la modernidad. Los perjuicios, prejuicios, señalamientos, estigmatizaciones y muestras de intolerancia pertenecen a la globalización y no al virus. No hay duda que la modernidad sigue reinventando males otrora no descritos de la condición humana.

Instituto Nacional de la Nutrición
"Salvador Zubirán" (Ssa).
Ruy Pérez Tamayo:
El sida es una enfermedad infecciosa producida por un virus. De estas hay muchas diferentes, algunas con historia de grandes calamidades en otros tiempos, como la viruela, que afectaba a muchísimas personas en todo el mundo mucho antes de la globalización, o la influenza española, que produjo elevada mortalidad mundial en las primeras décadas de este siglo. Por eso no puede decirse que el sida sea propio de sociedades modernas y globalizadas. Una de las regiones del mundo en donde el sida está más difundido es Africa, y esos países no pueden considerarse como modernos. Pero lo que sí se ha agravado por la globalización es el carácter epidemiológico del sida, porque las facilidades cada vez más amplias para viajar de un sitio a otro de nuestro plantea favorecen la diseminación de la enfermedad.
Profesor emérito y Jefe del Departamento de Medicina
Experimental de la Facultad de Medicina (UNAM).
Mark Platts:
En el siglo XVII Thomas Sydenham ya sostenía que una epidemia no hacía más que poner de manifiesto la forma de organización social donde ocurría; en efecto, ciertos tipos de estructuras sociales, de relaciones del poder, de desigualdades económicas y de actitudes imperantes pueden favorecer el desarrollo de ciertos tipos de enfermedades. Además, diversos aspectos de la globalización son cruciales para entender cómo fue posible que una condición médica con vías tan restringidas de transmisión pudiera alcanzar el nivel de una verdadera pandemia. Sin embargo, hay que reconocer que, hablando desde un punto de vista epidemiológico, se trata de hecho de un conjunto de diversas epidemias, según las diversas formas de organización social donde ocurren. No obstante la importancia del sida para nuestra comprensión de un paradigma del tipo de problema médico que surgirá en el próximo siglo en los países altamente urbanizados e industrialmente desarrollados, sería un error imperdonable pasar por alto su impacto actual en tantas sociedades que distan de ser "modernas".
Instituto de Investigaciones Filosóficas (UNAM).
 

Luego de tantos años de trabajo preventivo contra el sida podemos establecer lo que funciona y lo que no funciona. ¿Qué requisitos indispensables debe cumplir una campaña de prevención en materia de sida para que funcione?

Dennis Altman:
Cada vez estoy más convencido de que el trabajo eficaz en VIH/sida depende, en gran medida, del entorno social y político, y de que sólo es posible en lugares donde se acepte la diversidad de comportamientos y valores, y donde exista la posibilidad de una verdadera organización comunitaria y de un apoyo gubernamental frente a la acción de ciertos grupos o manejo de programas difíciles. Los recursos son importantes, pero hay muchos casos de trabajo efectivo en la prevención del sida en países con recursos muy limitados, y fracasos enormes en otros mucho más ricos. Sin embargo, la vulnerabilidad al VIH está íntimamente relacionada con el impacto desigual que tiene un cambio socioeconómico, por lo que cualquier programa eficaz deberá trabajar en un marco que reconozca las formas en que el "desarrollo" internacional y el "mercado" transforman rápidamente la estructura social, creando condiciones que obligan a la gente a tomar riesgos cada vez mayores para poder sobrevivir.

Profesor de la Escuela de Políticas.
Universidad La Trobe, Australia.
Rolando Díaz Loving:
Sí se pueden establecer estas campañas.
1) Tienen que ser integrales al desarrollo del ser humano.
2) Deben empezar muy temprano, tan pronto como surja el interés en la infancia o en la juventud.
3) Tienen que ser multivariables, incluir conocimientos, competencias, emociones, distintos contextos, etcétera.
4) Tienen que ser vivenciales, es decir incluir actividades, tareas, experiencias.
Unidad de Investigaciones Psicosociales.
Facultad de Psicología (UNAM).
Doctora Blanca Rico:
1) Es indispensable no esperar de ellas más de lo que pueden dar (no son una herramienta útil para lograr cambios de comportamiento, sino para sensibilizar, en el mejor de los casos).
2) Para cualquier tipo de campaña es indispensable que antes de la producción de los materiales fílmicos, gráficos o de audio se realicen grupos focales conducidos por gente profesional, con grupos que incluyan a la población a la que van dirigidas, y que realmente se modifiquen en función de los resultados de los grupos (aunque a los realizadores las sugerencias les parezcan obvias o de mal gusto).
3) La respuesta a la pregunta varía dependiendo del tipo de campaña.
Campañas en medios masivos. Dado el amplio y variado público al que se dirigen, éstas deben ser muy breves, directas, usar un lenguaje claro y no pretender dar "información", sino más bien usarse a modo de recordatorio, simplemente para que el tema esté presente y no se baje la guardia. Deben aludir de preferencia a aspectos afectivos. Si existieran las condiciones para hacer una campaña a nivel de medios masivos con un buen número de impactos (como las campañas comerciales tipo CocaCola), podría desde luego pensarse en otro tipo de mensajes más diferenciados, para distintos públicos y que incluyeran información más precisa.
Existe otro tipo de campañas, dirigidas a públicos más específicos, como campañas de información en escuelas, universidades, reclusorios, centros de trabajo, donde los receptores están "cautivos" y, en general, tienen un perfil más homogéneo. Los requisitos indispensables para estas campañas deben ser, que los receptores participen activamente en la elaboración de las mismas, que utilicen el lenguaje de esa población, que los contenidos
aludan a la situación particular de los receptores.

 Peter Aggleton:
Ante todo es necesario:
El compromiso político de hacer algo respecto a la epidemia. Sin esto, todo lo demás fracasará.
Una concientización general cuyo interés sea proporcionar información y contrarrestar las reacciones negativas.
Una acción persuasiva específica que atienda las necesidades de grupos y comunidades particularmente vulnerables.
Una cooperación multisectorial que proporcione programas y servicios en un amplio espectro de situaciones.
Un involucramiento comunitario que se apoye en la voluntad de grupos e individuos para incrementar la prevención del VIH.
Una mejor integración entre prevención y atención con el fin de reducir no sólo los costos, sino también los niveles de discriminación y estigmatización.
Ofrecer una información que modere el optimismo irrealista basado en la creencia actual de que los nuevos medicamentos han logrado que el sida sea "curable".

Investigador del Instituto de Educación.
Universidad de Londres.
 
 
 
Se calcula que para cubrir la demanda de medicamentos contra el sida se necesitaría disponer de un gasto de más de 600 millones de pesos
anuales, con lo que se beneficiaría a una población de más de 10 mil infectados que no cuentan con recursos ni con seguridad social para conseguir los tratamientos. Tomando en cuenta que países con una economía similar a la mexicana, como Brasil y Argentina, han establecido el acceso universal y gratuito a estos medicamentos, preguntamos: ¿Estaría en condiciones la economía nacional de absorber dicho gasto?

Rolando Cordera:
Trato de responder directamente a su pregunta sobre la posibilidad de cubrir la demanda de medicamentos contra el sida. De ser adecuada su estimación de 600 millones de pesos anuales para beneficiar a 10 mil infectados que no cuentan con recursos habría que decir que se trata de una cifra considerable pero no imposible de cubrir. Pienso que el asumir una meta como ésta le permitiría al país hacer explícitos los esfuerzos que se requieren para enfrentar los efectos más inmediatos de la pandemia. Sin embargo, me parece que la cifra que usted indica debería ponerse en el contexto más general de prevención y de cooperación social. Cifras como la mencionada deben servir para movilizar voluntades y esfuerzos de todo tipo. Dejarla en frío puede llevar a pensar que de lo que se trata es sólo de remediar los daños.

Profesor de tiempo completo.
Facultad de Economía (UNAM)
 
Se dice que la sola información no basta para que las personas decidan cambiar conductas sexuales que comportan cierto riesgo, y que por ello las campañas informativas deben ir acompañadas de otras acciones. ¿Qué tan efectivas han sido las acciones preventivas oficiales contra el sida? ¿Qué medidas preventivas dirigidas a qué poblaciones deben ser implementadas con energía para lograr realmente un impacto en este terreno?

Doctor Juan Guillermo Figueroa:
1) Reconozco la utilidad de haber creado una instancia como Conasida, de haber iniciado campañas (al margen de su carácter discontinuo) que contribuyen a visibilizar el problema y de incorporar contenidos de educación sexual en libros de texto gratuito (a pesar del rechazo dogmático de grupos conservadores). Sin embargo, creo que son acciones todavía limitadas si se toma en cuenta el carácter laico del Estado mexicano.
2) Coincido en que la información no basta, sino que es necesario asegurar un entorno de relaciones sociales basadas en la tolerancia y el respeto mutuo, aunado a prácticas individuales e institucionales responsables. Quiero enfatizar que entiendo responsabilidad en términos de asumir las consecuencias de los actos individuales, de las prácticas sociales y de las normas institucionales, más que el cumplimiento sumiso de cierta normatividad rígida definida, vigilada y reproducida de manera unilateral por algunos individuos o agentes institucionales.
En ese sentido una medida preventiva central es la educación sexual, pero en una lectura crítica que posibilite la práctica de la libertad a la que hacía alusión el bueno de Paulo Freire. Además, es necesario asegurar que toda persona tenga acceso a la información, a los servicios de salud y a los recursos necesarios para vivir su sexualidad de acuerdo con sus preferencias y en las condiciones más saludables posibles.
Ello tiene que ver con una revisión del acceso universal a los servicios, con el financiamiento de los mismos y con una visión integral de la sexualidad, en donde se aborde sin cargas valorativas que marginen o discriminen a alguna persona en función de sus preferencias sexuales, de su edad y de su sexo, así como de alguna otra característica individual.

Filósofo. Coordinador General del Programa de
Salud Reproductiva y Sociedad (El Colegio de México).
Doctor José Antonio Izazola:
Efectivamente, se dice que "Informar no basta" y que "La información es necesaria pero no suficiente". Esencialmente, los modelos teóricos de las ciencias del comportamiento han evolucionado en el tiempo. Estos modelos que pudieran resumirse en lo que se conoce como la teoría de la acción razonada, han sido principalmente postulados con un pensamiento racionalista y económico. Sin embargo, las decisiones de los individuos y de las sociedades no son necesariamente racionalistas. Ejemplos de ello sobran: a sabiendas del efecto del tabaco hay fumadores, a sabiendas de la utilidad del cinturón de seguridad hay quienes no lo usan, etcétera.
Las alternativas teóricas que explican los cambios de comportamiento en salud destacan con mayor relevancia la influencia social en las acciones de los individuos, grupos y sociedades: las normas sociales o grupales (aún las irracionales) determinan mayormente las actitudes y las acciones de las personas.
Por otro lado, la discusión acerca de si las campanas gubernamentales sirven o no debe ser cuidadosamente sopesada. En primer lugar, parten del principio de que la prevención se logra a través de la información en el supuesto de que las personas una vez informadas, actuarán en consecuencia. Existen múltiples autores y numerosas investigaciones que concluyen que un alto nivel de conocimientos sobre sida no predice acciones preventivas (uso de condón), ni siquiera predice una mayor percepción de riesgo.
Es loable que los esfuerzos gubernamentales incluyan mensajes por medios de comunicación masivos con fines de promoción de la salud, que indudablemente tienen un efecto benéfico, pero muy reducido, en el bienestar general. Sin embargo, esas actividades de promoción de la salud no son suficientes para que los que tienen mayor probabilidad de infectarse y los que tienen mayor probabilidad de infectar a otros usen condón (por ejemplo) si no existen intervenciones más directas que no queden solamente en la provisión de la información, sino que en realidad establezcan una comunicación adecuada y sobre todo adquieran la posibilidad de cambiar las conductas sostenidamente.
Existe al menos otro debate que debe introducirse en el tema, y es el mito de que solamente cambian de conducta los jóvenes y no los adultos ("un perro viejo no aprende nuevos trucos"). Este mito es por supuesto falso: el mayor cambio de conducta en materia de prevención del VIH/sida ha ocurrido en los Estados Unidos y Europa Occidental entre adultos gays.
No hay evidencias científicas que demuestren, hasta donde yo conozco, que es más duradero el uso del condón si se da desde la primera relación sexual que si el uso del condón se logra cuando ya se ha experimentado la relación sexual sin condón. Simplemente es una hipótesis de trabajo que no se ha comprobado y que a algunos les parece lógica y lo toman como verdad aun cuando no se cuenta con evidencia.
Funsalud/Sidalac.
Coordinador Ejecutivo de Sidalac.
 
Las múltiples terapias antirretrovirales, las diversas pruebas de monitoreo y los tratamientos profilácticos contra las enfermedades oportunistas han hecho del sida una de las enfermedades más complicadas de atender, al grado que su tratamiento exige del personal médico encargado una actualización y especialización constantes. Algunas instituciones de salud en México han establecido clínicas especializadas donde canalizan a los pacientes VIH positivos. De acuerdo con esa experiencia, ¿usted cree recomendable establecer clínicas de sida en las instituciones de salud del país donde se atiende ese padecimiento?, o en su defecto, ¿qué medidas serían recomendables para mejorar o asegurar dicha atención?

Doctor Samuel Ponce de León:
Sí es recomendable, es más indispensable. Desde luego la estructura no asegura un correcto funcionamiento per se y se requiere una planeación y organización médica y administrativa adecuada. Idealmente deberán funcionar de manera descentralizada (principalmente la farmacia) pero con apoyo hospitalario. Deben existir acuerdos institucionales para que los esquemas de tratamiento sean óptimos (de acuerdo por ejemplo a la guía de Conasida).
La medida más recomendable es apegarse a las recomendaciones, contar con apoyos paramédicos (trabajo social) y la educación continua de médicos y pacientes. El médico debe tener entrenamiento específico y tiempo suficiente para dar una consulta adecuada.

Instituto Nacional de la Nutrición
"Salvador Zubirán" (Ssa).
Doctora Patricia Volkow:
Sí considero que los pacientes con infección por VIH/sida requieren de un manejo en clínicas especializadas donde se cuente con el trabajo multidisciplinario de diversas especialidades de la medicina, psicología, odontología y trabajo social trabajando en forma integrada.
Los médicos que manejen la terapia antirretroviral deben tener conocimientos amplios y actualizados de los medicamentos específicos en el tratamiento del VIH/sida (antirretrovirales) y de la interacción medicamentosa de éstos con otros fármacos.
Contar con estas clínicas de atención optimizaría recursos en medicamentos, prevención de infecciones y evitaría el mal uso de los medicamentos antrirretrovirales que puede promover la resistencia viral múltiple.
Departamento de Infectología.
Instituto Nacional de Cancerología (Ssa).
Doctor José Antonio Rojo Padilla:
En un sentido tenemos que considerar que la epidemia de la infección por VIH/sida constituye no solamente un problema de salud sino además un problema social, cultural, económico y político que afecta a todos los países. La diversidad de manifestaciones clínicas que puede desarrollar exigen que el estudio de estos pacientes se lleve a cabo en forma integral con la participación de especialistas en diversas patologías por lo cual la integración de una clínica especializada para la atención de estos pacientes es necesaria y la propia clínica tendría la función de convertirse en un centro de enseñanza e investigación y tener capacidad de difundir las medidas de prevención y manejo de estos pacientes.
Cualquier hospital que no cuente con una clínica bien integrada, deberá utilizar los recursos existentes y tratar de cumplir con las funciones generales de una clínica para la mejor atención de estos pacientes.
Subdirector de Regulación de
Servicios de Salud (ISSSTE).