Rigoberto es el paciente que más tiempo ha sobrevivido en la Clínica de Sida (Clisida) del Hospital General Gabriel Mancera del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Acaba de cumplir seis años bajo tratamiento contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y su estado de salud es excelente. Este es su testimonio:
"Por unos análisis de rutina que se hacían donde yo trabajaba, acudí a la Clínica Londres donde me hicieron la prueba de detección del VIH sin mi consentimiento. El resultado positivo no sólo me lo notificaron a mí sino también a los directivos de la Fundación Rockefeller en la que laboraba en el área de compras. De ahí me despidieron con el pretexto de que se trataba de proteger mi integridad física y moral de las burlas o actitudes negativas de mis compañeros de trabajo. Yo no supe cómo reaccionar, era el año de 1989 y entonces no se hablaba mucho de los derechos de una persona con VIH.
"Desde un inició busqué información, fui a Conasida y empecé a documentarme sobre la enfermedad: cómo se desarrolla, cuáles son las complicaciones, qué son las enfermedades oportunistas, etcétera. La verdad he tenido esa voluntad de inmiscuirme mucho en mi enfermedad. Esa voluntad y el apoyo de mi familia, algo invaluable, es lo que me sacó adelante. Además del extraordinario equipo muy profesional de médicos con el que me estoy tratando. Yo sigo puntualmente todas sus recomendaciones y prescripciones sobre los tratamientos porque de lo contrario las terapias pueden fallar. Tienes que tener mucha disciplina y una mentalidad de lucha para esforzarte por seguir viviendo."
Ahora Rigoberto (su nombre real, por razones obvias, prefirió omitirlo) está bajo un régimen de terapia que combina tres medicamentos, incluyendo los potentes inhibidores de la proteasa, después de haber estado por cuatro años bajo monoterapia con AZT y un tiempo más corto bajo terapia doble (combinación de dos medicamentos antivirales). Toma al día diez pastillas y no tiene necesidad, por su buen estado de salud, de tomar medicamentos preventivos contra las enfermedades oportunistas. Sus pruebas de medición de la carga viral (la cantidad de virus en la sangre) han resultado "indetectables" (no se le detectó la presencia de virus en la sangre), lo que no quiere decir que se haya librado de él, y el conteo de sus linfocitos CD4 (un tipo de células del sistema de defensas) subió a niveles cercanos a los de una persona sana.
Tiene 36 años y hace dos está pensionado. Su tiempo lo dedica ahora a ayudar a los pacientes de la Clisida: "Sólo trato de ser útil a los demás", concluye animado.