Hoy, concierto por 10 años de trayectoria en el Hard Rock Live de Reforma
Estamos más darks y vivos que nunca: Santa Sabina
Patricia Peñaloza n "Si de algo nos podemos jactar es de nunca habernos traicionado ni de haber... šdado las nalgas, pues!", dice entre risas Rita Guerrero, voz y figura de Santa Sabina, secundada por músicos y reportera, mientras un humo mariguano inunda el ensayo que resguarda tanto sus temas vueltos clásicos, como sus nuevas rolas, listas para ser ofrecidas hoy desde las 23:00 horas en el Hard Rock Live, entre veladoras celebratorias a razón de los dos lustros que cumple esta banda.
"Tras diez años estamos más darks y a la vez más vivos que nunca", señala el bajista Poncho Figueroa: "Lo más chido es que seguimos tocando; aún tenemos esperanza y deseos de experimentar". Rita: "Lo curioso es que parecemos volver al principio: muchas rolas nuevas y sin disco".
Santa Sabina es una de las bandas capitalinas que a finales de los 80 despuntaron y, junto con otras de su generación, dieron fe y consistencia a la posibilidad de hacer buen rock en español, gracias a su apuesta mística. No se ciñen a la moda, componen según la inspiración les llega, se interesan por las causas sociales, han fortalecido su carrera entre el público --no tanto en los medios--, y prefieren ser mejores músicos a explotar su imagen, amén de lo atractivo y casi emblemático de la voz y presencia de la señorita Guerrero.
Tres de la actual alineación se conocieron haciendo teatro en 1987. Juan Sebastián Lach, tecladista, y Figueroa, estaban en el grupo de jazz Los Psicotrópicos, y musicalizaron una obra donde Rita actuó. De entonces aún tocan Nos queremos morir y Chicles. Ya como grupo, se integraron Jacobo Libermann en teclados, Patricio Iglesias en batería y Pablo Valero en guitarra. Después, Lach relevó en teclados y Alejandro Otaola en guitarra.
"Queríamos incluir en el nombre el sincretismo de lo que es México. Por un lado María Sabina, quien representa no sólo los hongos sino nuestras raíces. Santa, también por nuestra cultura, y por lo sagrado que implica hacer música, estar en un escenario", recuerda Rita. Poncho secunda: "Nos interesaba revalorizar lo indígena, sus valores espirituales como tales". Retoma la tapatía: "Con el tiempo se han reafirmado esas ideas: tenemos una fuerte relación con el público, y cobró presencia el movimiento indígena". Dice Lach: "Más allá del nombre, la música es lo más importante de todo, la que nos ha salvado y mantenido juntos a pesar de los cambios".
Sobre su reciente posible desintegración, tras los problemas de salud de Patricio Iglesias, y su retiro de la disquera BMG, prefirieron no hablar. Poncho opta por reseñar la evolución de la banda: "No es igual cuando te lanzas sin saber qué va a pasar, que cuando ya tienes un código de interacción con el público: formulas de otro modo el espectáculo, los arreglos, la producción. Además, el grupo nos ha reafirmado valores y ayudado a definirnos como seres sociales. Vimos que tener palabra pública implica responsabilidad... en términos políticos somos muy claros. Nunca hemos pasado por encima de nadie y, como decía Rita, estamos orgullosos de haber hecho siempre lo que hemos creído correcto, es decir, lo que sentimos está del lado del humanismo y la esperanza. Pero tampoco pecamos de inocentes, pues además de músicos y pachecos hemos tenido que ser empresarios y administradores...". Rita interrumpe intempestiva: "šOyeme, no, yo no soy pacheca!". Risas de la concurrencia.
Prosigue la vocalista: "Ahora notamos, frente al público, que las canciones ya no nos pertenecen del todo". Dice Figueroa: "A muchos grupos se les infla como si fueran seres superiores. No creemos en esa 'inflación de egos', y por eso somos capaces, por ejemplo, de trabajar con estudiantes y otros grupos, e ir a las comunidades indígenas de Chiapas".
A propósito de su acción por Chiapas, pareciera que el haberse constreñido a sus labores altruistas ha oscurecido o detenido su carrera. Argumenta el bajista: "Lo que ocurre en el país no es de ayer ni desde 1994, no es un interés circunstancial querer participar; somos la continuación de la necesidad vital de muchas generaciones por querer hacer de éste un país donde vivir mejor. No lo agarramos como moda. Lo que ocurre con muchos creadores jóvenes en México es que están lejos de su propia historia; sólo tratamos de tener memoria histórica". Intuye Rita: "Quien nos critica, o ha fracasado en su proyecto personal o siente culpa de no hacer nada por la gente". Arremete Otaola: "Nos critican, pero se supo que para fondos de la campaña de Zedillo, una banda que no quiero decir cuál, hizo cuatro fechas en el Auditorio Nacional, y nadie dijo nada. En cambio, Santa Sabina organiza conciertos con estudiantes, de diez pesos y un kilo de arroz, y dicen: 'šah!, se están pavoneando. ƑLlegará la lana a Chiapas?' šQue no mamen!".
El tema se calienta y apunta Lach: "Quizá se dice eso porque ha sido en ése ámbito donde hemos figurado, y porque hemos salido del circuito comercial. Pero no nos pueden encasillar, no somos los únicos que apoyan, aunque tal vez los más constantes". Rita: "Si hemos dejado de grabar discos, no es por dedicarnos a eso, sino que ha coincidido con que hemos pasado momentos internos muy difíciles. Pedimos carta de retiro a BMG porque cambiaron sus directivos y nos condicionaron a que nuestro próximo disco fuera más comercial, y no quisimos. Además, no hemos dejado de tocar, ni de crear canciones nuevas, como otros grupos hacen cuando no tienen disco".
Discografía: Santa Sabina (1992); Símbolos (1994); Concierto acústico (1995); Babel (1996); Santa Sabina unplugged (1997).