La Jornada Semanal, 7 de febrero de 1999



William Burroughs

crónica

Una telenovela beat

En el aniversario de su nacimiento, un testimonio donde el controvertido autor habla del momento en que el escritor es llamado a presenciar uno de los peores momentos del quehacer literario: la adaptación para cine de una novela suya. Tras el éxito de Naked Lunch y Heart Beat, y obsesionado con la idea de captar la ``experiencia desnuda'', Burroughs no puede negar que la fascinación del cine está anclada en su más grande limitación: la imagen.

Hay una piscina en forma de riñón en el patio del Motel Tropicana en el Bulevar Santa Mónica. Igualmente hay mesas herrumbradas, sillas plegables, palmeras y platanares; es un destartalado set de los años cincuenta de Raymond Chandler. Uno esperaría encontrar un cadáver flotando en la alberca una mañana y escuchar la voz de un viejo detective de película entonando: ``Mire usted, el asesino olvidó sólo una cosa cuando ahogó al sujeto en la tina de baño, el agua de piscina contiene más cloro...''

Esta es mi segunda visita a Hollywood. La primera fue en 1971, Terry Southern y yo intentábamos vender el guión de Naked lunch. Todo empezó bien, teníamos boletos de avión de primera clase y un Daimler que nos recogería en el aeropuerto. Nos llevaron a conocer al Hombre del Estudio y a su secretaria. ``Aunque usted no lo crea, ella se llama Keester'', dijo el chofer, en ese preciso instante tuve una premonición. En efecto, dos días después nuestro Daimler moviéndose a uno de los dos asientos, nos explicó con detalle en dialecto nativo: ``Al estudio no le agradó el guión.''

Ahora estoy en Los çngeles para cubrir la filmación de Heart Beat, película basada en las memorias de Carolyn Cassady, con Neal Cassady y Jack Kerouac. Mis editores suponen que debido a que conocí en los años cincuenta a Kerouac, a Cassady y a Allen Ginsberg, puedo obtener el ángulo Beat de la película.

(Nota del editor: La historia de Heart Beat inicia a fines de los cuarenta cuando Jack Kerouac -un escritor desconocido hasta hacía poco y dado de baja en la Universidad de Columbia- conoce a Neal Cassady, ese personaje difícil de amar, un parlanchín, una figura mucho más grande que la vida y posteriormente inmortalizado como Dean Moriarty, en su clásica novela On the road. Instantáneamente se convierten en muy buenos amigos, manejan el auto robado de Neal hasta San Francisco, donde conocen a Carolyn, la bien educada joven estudiante de arte en Bennington, y ambos se enamoran de ella. Neal se casa con Carolyn y se mudan a los suburbios.

Diez años más tarde, Kerouac viaja a San Francisco, se muda con los Cassady y forman un triángulo íntimo. Sin embargo, la fama llega a Kerouac con efectos devastadores; entre tanto Cassady es encarcelado por traficar mariguana. Transcurren otros diez años y Cassady enloquece con ácido lisérgico, estaba manejando lo que parecía ser el autobús mágico de Ken Kessey; Kerouac es ahora un gran escritor y un alcohólico sin esperanzas. Ambos morirían antes de concluir la década; Carolyn les sobrevivió y en silencio crió a los hijos de Neal en un suburbio de Estados Unidos.)

Hollywood continúa siendo la imagen de la capital del mundo, lo que implica decir el centro mundial donde viaja el tiempo. En un estudio de Culver City encuentro una de esas casas de folleto de San Francisco amueblada cuidadosamente al estilo de 1950 con revistas de la época sobre una mesita de café. Aun los comestibles enlatados de la cocina tienen los precios de esos años. El tiempo viajero requiere de estos sets para ser recreado con la mayor exactitud. El tiempo viajeroÊigualmente necesita de viajeros del tiempo -crononautas. Conocí a las estrellas: Nick Nolte, quien caracteriza a Neal Cassady; Sissy Spacek a Carolyn, y John Heard a Jack Kerouac.

En la escena que rodaban, Neal y Jack llegaban borrachos a casa con una mujer negra para intentar meterla de contrabando al desván de Carolyn. Siempre estuvieron en el set. La bufonada era extraordinariamente realista, recuerdo que las escapadas amatorias de Jack y Neal eran más una actuación que proezas sexuales auténticas. Desde luego tropezaron con los juguetes de los niños e hicieron el ruido suficiente para resucitar a un muerto... Corte. En un buen día y con toma tras toma se obtienen unos cuatro minutos de película. Lo normal es dos minutos. Por último, Nick Nolte realiza una bobería espontánea en la toma final y es definitiva para la película. Un día de dos minutos.

Almuerzo con Nolte en un oscuro restaurante cercano. Por momentos tengo la fantasmal sensación de que Neal está sentado a mi lado con su traje barato de los cincuenta con la camisa arremangada. Le pregunto a Nolte si ha experimentado alguna... eh, manifestación psíquica durante rodaje. ``Sí'', responde; en una escena en la que Neal y Carolyn invitan a unos anticuados vecinos a cenar, Neal explota colérico y debe salir al pórtico para darse un toque. Poco después de que se retiran los vecinos, Nolte recoge una pistola de juguete y apunta a su cabeza, sólo por pasar el rato. Esto no figuraba en el guión. Al verlo en el set, la verdadera Carolyn dijo, ``¡Dios mío!, eso es exactamente lo que hizo Neal una vez que lo vi jugar con un arma de juguete.''

Discutíamos el reto de interpretar el papel de alguien del pasado reciente como Neal; se han escrito miles de palabras referentes a él, existen fotos, casetes y películas. El actor está empantanado con tanta información. Nolte cree que el actor no debe intentar copiar detalles como el color del cabello, el acento o los gestos. Esos detalles no son relevantes dentro de la totalidad de la cinta. El actor necesita un desarrollo constante y espontáneo del papel que le permita improvisar, como el incidente de la pistola de juguete, y abrirse a sí mismo para ser poseído por el personaje, y una vez que esto sucede, Nolte puede dejar que Neal Cassady hable.

Jack y Neal escuchan un juego de beisbol en la cocina de la casa de revista. Carolyn regresa con víveres para informarles que el poema ``Rage'', de Ira Streiker, ha sido confiscado por la policía -en obvia referencia a ``Howl'', de Allen Ginsberg.

-¿Qué quieres decir con confiscado? -pregunta Jack, con curiosidad.

-Tú sabes, ¡Confiscado! -repite Carolyn.

Neal lee la noticia en el periódico y comenta:

-¡Maldito hijo de puta! No le harán ningún daño. Sólo lo volverán famoso.

Aquí, John Heard retrata a la perfección la capacidad de Jack para ser brusco sin ser hostil.

-¿Y qué hay de malo en ser famoso? -pregunta Jack.

-¿Bromeas amigo? todos debemos servir a alguien... (pensativo, chupa el toque forjado) pero los famosos debemos servir como ejemplo -replica Neal.

Jack abandona la habitación. La escena está inspirada en una recreación de lo que Jack, Neal y Carolyn pudieron haber conversado bajo tales circunstancias, y sólo por un momento el pasado estuvo en el aire.

Almuerzo en uno de los peores restaurantes thai que haya visitado. La charla es con John Heard y Ray Sharkey, quien interpreta el papel basado en Allen Ginsberg, con el nombre de Ira Streiker, ya que Ginsberg se negó a que utilizaran su nombre. La concepción guionística acerca de Allen es mucho más engreída y extravagante que el propio Allen. No puedo imaginar a Allen gritando en un restaurante chino: ``¡Mesero, hay mierda en mi sopa!'' Sencillamente no es su estilo.

John Heard me cuenta que rechazó el papel protagónico de The Onion Field, de Joseph Wambaugh, porque deseaba alejarse un rato de Los çngeles. Iba a interpretar el fracaso de un joven policía. Recuerdo que Kerouac solía decir que deseaba ser policía, cualquiera de los dos pudo haber desempeñado el rol. Heard tiene el papel de más difícil caracterización en Heart Beat, pues Kerouac era escritor, y para cualquier escritor casi toda acción ocurre en el interior de su mente. En el caso de Kerouac siempre hubo una incompatibilidad entre su apariencia exterior superficial -la de un norteamericano ordinario, simpático, que le gusta la cerveza, su mamá, la televisión, el beisbol, trabaja como mecánico, quiere establecerse con Carolyn y darse por vencido ante la literatura- y el espía que lo habitaba, el escritor cuya categoría de tipo normal es falsamente representada por la obsesiva necesidad de escribir al respecto. Así, su vida escrita se convierte en un engaño que apenas encubre el mismo escritor.

Reflexiono en el inmenso poder de la palabra. On the road, de Kerouac, vendió millones de pantalones Levi's y creó miles de bares express para atender a sus consumidores. Su libro arrojó una cruzada de jóvenes a París, Tanger, Katmandú, Goa, México y Colombia, conquistando conversos en todas partes.

``¿Qué tal Johnny?, ¿Quieres opio, hashís, cocaína? ¿Tal vez caballo (mariguana)?'' El muchacho da un relincho y patea el aire, deja que sus ojos cuelguen. ``Muy fuerte, muy bueno...''

Si Kerouac ansiaba ser aprendiz de brujo en sus años postreros, por mi parte no vi ninguna base para tal inquietud ética. Es preferible que el destino determine las cosas a lamentar sus vaivenes. Vuelvo a reflexionar en el inmenso poder de la forma de riñón de los años cincuenta. Sólo olvidé una cosa. ¿Quizás el caballo? Significativamente el muchacho patea el agua de la piscina.

La escritura de Kerouac es una inextricable mezcla de lo que llamamos hechos y ficción, y que nos conducen a otra pregunta. Sus lectores presuponen que él habla de sucesos reales y gente de verdad. En el sentido de que sus personajes tienen contrapartes -que Neal Cassady, Allen Ginsberg y Carolyn Cassady existieron-, esto es verdad. Empero, una vez que lo escrito se lleva a los libros, el juego debe ser limpio. ƒl pudo proveerme de un fondo financiero que jamás tuve y pintar a Neal como un parlanchín compulsivo. Junto a Neal manejé durante jornadas de ocho horas y en el transcurso ninguno profería palabra.

Cuando le reclamé a Jack por qué me había dotado de un fondo económico inexistente y casado con una condesa de origen ruso blanco, misteriosamente me respondió que luego comprendería. ¿Quería decir que su ficción produciría de modo mágico un fondo financiero y evocaría a una esquiva condesa con un abrigo de piel colgando hasta sus botas rusas? No lo creo. Quiso decir que yo llegaría a comprender que la ficción es más duradera que los hechos y los libros de historia están repletos de ello. Sus lectores aún están convencidos de que todo lo que está en sus libros realmente sucedió en eso que denominamos vida real, exactamente como él lo describe.

Al pasar el tiempo y morir los testigos cada vez es más difícil determinar lo que realmente sucedió o lo que Jack inventó, o remendó, debido a que sus invenciones son por lo común compuestas. Ejemplifico, de hecho yo construí una caja orgone en Texas, donde él nunca me visitó, pero trasladó esa acción a Nueva Orleans.

No estuve en San Francisco durante el tiempo en que se filmó Heart Beat, así que no puedo decir de primera mano cómo sucedieron las cosas. No obstante, probablemente estuve presente fuera de escena. En una parte que se desarrolla en la ciudad de México donde Jack escribe a máquina sobre un excusado en el que un junky mexicano vomita. Jack alguna vez dijo que escribió Doctor Sax en mi excusado en México. Recuerdo que una ocasión él se retiró al excusado para escribir ya que había mucha gente en el apartamento y demasiado ruido. Otras veces escribía sobre la mesa de la cocina, o en el cuarto de enfrente, o sobre cualquier banca. Mi departamento era pequeño, limpio, moderno, un piso de dos habitaciones en la calle de Orizaba número 210. Yo no habría tolerado cucarachas en donde vivo, como sugiere el guión. En aquellos días, el viejo Dave era mi proveedor, y esa es sin duda la base para la escena del junky mexicano. Sin embargo, la única vez que él vomitó fue al enfermar por falta de heroína y no cuando había opio para quemar.

Así que la pregunta no es ¿ocurrió así?, sino ¿cómo lo habría escrito Jack? La escena mexicana no es la vida real, pero era la verdad para Jack.

En fin, Jack Kerouac escribió su versión de Neal, de Allen, de Carolyn y también de él mismo. Dicha película se basa en la versión de Carolyn de los mismos sucesos, familiarizados e informados con la historia de Kerouac; pero los personajes ficticios son prescindibles. No hay ningún problema, no hay historia. Ni muerte ni vida. Si nacer es la causa de la muerte, en el mundo de la ficción lo contrario es verdad y la muerte es el principio de la vida. ``Y vivieron felices por siempre'', así acaba el cuento. La muerte nos guía a otro episodio. ¿Será Heart Beat éxito de taquilla? ¿Le seguirá On the road? ¿No inundará la nostalgia por los Beat de los cincuenta? ¿El precio de escalar un cambio no significa acortar la distancia de la nostalgia hasta que todos nos estemos interpretando a nosotros mismos en el ayer?

Tomado del guión: De Jack a un Neal apenado, quien tiene en la mano una copia de On the road; ``Vaya, ¿Quién lo iba a imaginar? ¡Sales a dar un paseo en auto con un tipo y diez años después publican un libro de ello!''

Cada escritor crea su propio universo. Cuando se compra un libro se adquiere un boleto para viajar en el tiempo del escritor. Aquí en el set de Heart Beat vemos el universo de Jack Kerouac recreado con esmero: el pesado sofá, la tambaleante lámpara, la televisión, la cerveza, las camisetas, la mesa de cocina; el escenario completo de una clase media. Para no desmenuzar palabras, Heart Beat es una telenovela.

¿Y qué tienen de malo las telenovelas? Bueno, son el palpitar del corazón de Estados Unidos. Incluso la película puede verse como una historia detectivesca. ¿Quién mató a Neal Cassady? Dean Moriarty asesinó a Neal Cassady, lo mató de sobreexposición. ¿Y quién asesinó a Jack Kerouac el hombre? Un espía que habitaba su cuerpo conocido como Jack Kerouac, el escritor.


Traducción de Francisco Oyarzábal
Tomado de Rolling Stone, No. 309.