ASTILLERO Ť Julio Hernández López

El conflicto postelectoral de Guerrero está afectando ya el escenario de la sucesión presidencial.

 

Por un lado, las manchas del escandaloso fraude guerrerense han alcanzado las vestiduras de uno de los principales aspirantes priístas, Francisco Labastida Ochoa.

 

Por otro, las dimensiones del operativo mediante el cual el PRI se adjudicó la victoria en aquella entidad, trazan ųcon una estremecedora nitidezų, el cuadro que la oposición habrá de enfrentar en el 2000: fraude abierto, dinero público a raudales, financiamiento privado (oscuro) a manos llenas, impunidad, cerrazón.

 

Chuza: Bucareli y Sedeso

 

A juicio de la cúpula perredista, en las maniobras con las que el figueroismo despojó del triunfo electoral a Félix Salgado Macedonio, hubo dos colaboraciones fundamentales: la operación electoral, aprobada y coordinada por la Secretaría de Gobernación, y el manejo de recursos para el combate a la pobreza, correspondientes a la Secretaría de Desarrollo Social.

 

Los dos presuntos ejes de índole nacional sobre los que se habrían montado los operadores figueroistas son justamente los dos favoritos de Los Pinos para la sucesión presidencial. Francisco Labastida Ochoa y Esteban Moctezuma Barragán son, finalmente, versiones de una misma intención: mantener en el poder a un zedillista que garantice la continuidad del proyecto político y económico establecido desde la época presidencial de Miguel de la Madrid pero, al mismo tiempo, cerrar el camino al intento de retorno de Carlos Salinas de Gortari y al eventual cobro de facturas contra el doctor Zedillo cuando éste deje el poder.

 

Labastida y Moctezuma se han convertido así (sobre todo el primero, quien es el virtual presidente del sindicato oficialista de gobernadores), en codiciadas piezas de cacería de temporada. En las barrocas especulaciones que hoy se elaboran, hay quienes han creído con firmeza que el zedillismo acabaría pactando... con el perredismo no una abdicación de posiciones o candidaturas, sino una contienda respetuosa en la que el punto de acuerdo sería el cierre al paso de las pretensiones salinistas de reinserción en la vida política nacional.

Nadie le podría garantizar a Ernesto Zedillo una mejor condición de ex presidente que Cuauhtémoc Cárdenas ųsi éste llegase a Los Pinosų, dicen personajes cercanos al ingeniero michoacano que promueven las posibilidades de acuerdos políticos mínimos entre el actual presidente y el virtual candidato perredista. La esencia de ese acuerdo, dicen tales importantes perredistas, sería la respetuosa contienda entre Cárdenas y un candidato zedillista que sería Labastida (lo más probable) o Moctezuma (como caballo negro).

 

Sin embargo, los hechos de Guerrero han desbordado los esbozos de acuerdo. Andrés Manuel López Obrador (que no es un dirigente distante de Cárdenas) ha acusado de la manipulación electoral de Guerrero a Francisco Labastida Ochoa (que no es un funcionario que tome decisiones por sí mismo).

 

Si ese abismo se ensancha, si las acusaciones respecto de Guerrero siguen en ese tono, y si el gobierno federal se mantiene obstinado en la defensa de René Juárez, el PRD y el gobierno zedillista se irán alejando cada vez más, para beneplácito de fuerzas diversas, entre ellas la del salinismo.

 

Que nadie se diga sorprendido...

 

Y es que, además del agravio directo al pueblo guerrerense, lo sucedido en aquellas tierras este domingo reciente lanza un mensaje de alta gravedad a los mexicanos todos, de cara a las elecciones del 2000. Guerrero, el fraude electoral, el uso del dinero público, el canje de recursos de beneficio social por votos, los chicharrones tronantes del caciquismo prehistórico, son el pincelazo final del gran fresco que en los meses recientes han ido plasmando en diversas entidades los grupos duros del poder político priísta.

 

Guerrero es el trazo más llamativo, acaso el matiz que con maestría devela el sentido entero de la obra, pero no es sino una consecuencia natural en un esquema de creciente retroceso político que se ha dado en los estados donde les ha sido regalado a los gobernadores el derecho a nombrar sucesores con compromiso de guardaespaldas.

En diversas elecciones recientes (aunque en ninguna con tal grado de contundencia y descaro como en Guerrero), los aparatos estatales fueron puestos por entero al servicio del Revolucionario Institucional y sus candidatos. Mientras en la capital del país se pronunciaban emocio- nados (y posiblemente sinceros; sinceridad proveniente de la ingenuidad o la desinformación) discursos sobre normalidades democráticas, avances políticos, civilidad y modernidad, en otros puntos del país se vivían retrocesos altamente preocupantes.

 

A los gobernadores se les dejaba (salvo excepciones como, por ejemplo, las de Quintana Roo u Oaxaca) aplastar a sus adversarios dentro del PRI para imponer a sus favoritos como príncipes herederos, luego se les dejaba gastar, corromper, despilfarrar para hacer ganar al propio frente a los candidatos de otros partidos, y finalmente se establecían familias regionales felices, feudos sexenales.

 

 

El primer día del año 2000

 

Por todo ello, Guerrero es tan sólo una muestra más de ese perfil cavernario que se prepara abiertamente para el año 2000. Lentamente se han ido conformando en el país pequeños reinos regionales que buscarán confederarse para impedir que sus fortalezas de poder sean asaltadas.

 

El 2000 ya está aquí; su primer día fue el pasado domingo, en Guerrero. Que nadie se llame sorprendido por lo que suceda mañana, pues desde hoy sus rasgos esenciales han sido develados con claridad, con crudeza.

 

Astillas: Ya veremos cuánto tiempo dura vigente la declaración que ayer hizo en Jalapa Miguel Alemán Velasco, quien aseguró que será gobernador de Veracruz por seis años y que esa es su "última palabra" sobre el tema. Don Miguel, caballeroso, les deseó buena suerte a los gobernadores y a otros personajes que se promueven en busca de candidaturas presidenciales... El senador Humberto Mayans, miembro del Grupo Galileo, aseguró que esta agrupación insistirá en la urgencia de convocar a los priístas a realizar una asamblea nacional para fijar reglas de participación y competencia internas. Ha dicho el legislador tabasqueño que si el PRI llega al mes de septiembre sin establecer mecanismos y normas claras para regular la lucha política interna, correrá serios riesgos de divisiones profundas... El procurador mexicano de justicia, Jorge Madrazo, dice que es problema de Estados Unidos si le gusta o no que nuestro país no extradite a cinco funcionarios bancarios mexicanos involucrados en el caso Casablan- ca... Dice Carlos Medina Plascencia, coordinador de los diputados federales panistas, que en el PRD se vive bajo el lema de "patriarca para todos"... Carlos Imaz aparece, con una gran aureola superior, como aspirante a dirigir el PRD en el Distrito Federal. Imaz se ha manifestado de entrada contra el talón de Aquiles del partido del sol azteca en la capital, que es el clientelismo electoral. Justamente esa manipulación de necesidades ha dado buena parte de la base política del Partido de la Revolución Democrática en la ciudad de México y, de allí, han surgido ya voces que alertan contra la postulación de Imaz, a la que entienden enviada con la bendición del jefe del gobierno capitalino para tratar de remontar esos esquemas clientelares.