Ningún consultor encuestado por el BdeM prevé mejoras en negocios
n Según 69% de analistas, la situación será peor este semestre; el resto no espera cambios
César Martínez n El clima de negocios que enfrentarán las empresas en México empeorará durante el primer semestre del año, según 69 por ciento de los especialistas económicos locales consultados por el Banco de México en torno a las expectativas para 1999.
El restante 31 por ciento de las consultorías económicas opinó que la situación permanecerá sin cambios, de modo que ninguno de los 29 grupos encuestados piensa que las perspectivas de negocios mejorarán, al menos en los próximos seis meses, de acuerdo con los resultados recogidos en la última consulta realizada en la segunda quincena de enero pasado.
En otra encuesta, realizada en diciembre, las expectativas eran ligeramente menos desalentadoras, puesto que 35 por ciento de las respuestas señalaban que el marco de negocios sería favorable, y 65 por ciento contestó lo contrario.
Con base en lo anterior, se concluye que actualmente es un mal momento para realizar inversiones privadas en el país. Esa fue la respuesta de 73 por ciento de los especialistas, mientras que sólo 3 por ciento de ellos creen que las condiciones son propicias para invertir, y el restante 24 por ciento expresó dudas al respecto.
Las estimaciones sobre la inversión extranjera directa en 1999 se reducen mes a mes, puesto que hoy se proyecta una llegada de 7 mil 977 millones de dólares en ese rubro, mientras que en mayo de 1998 se esperaba que ascendieran a 10 mil millones.
Menos empleo
En tanto, las expectativas de la evolución del empleo también son negativas. Para 65 por ciento de los encuestados el empleo formal va a disminuir o permanecerá igual.
Sobre la evolución económica del país para los próximos seis meses, 79 por ciento respondió que sería desfavorable, y el resto señaló que habrían avances positivos.
Los encuestados consideraron que los factores que afectarán negativamente la actividad económica mexicana son, en primer lugar, el elevado costo del financiamiento interno, seguido por la inestabilidad financiera internacional y la situación de crisis en Brasil, y la debilidad del mercado externo y de la economía mundial.