n Fedora n
Pablo Espinosa n Con la puesta en escena de un brioso ejemplar del verismo ųpero que no es caballito de batallaų, Fedora, del italiano Umberto Giord ano (1867-1948), inician este domingo, a las 5 de la tarde en el Teatro de Bellas Artes, las actividades operísticas en nuestro país.
Trátase de una partitura harto apetitosa, de un elenco interesante y de una promesa de calidad garantizada, dada la trayectoria que en años recientes ha trazado la Compañía Nacional de Opera, caracterizada por sus apuestas valerosas en cuanto a repertorio, cantantes, proyectos.
La soprano rusa Olga Romanko cantará las cuitas de la princesa Fedora Romazov; en tanto, José Luis Duval tendrá a su cargo el papel de Loris Iponov; Lourdes Ambriz, el de Olga Sukarev; Jesús Suaste, el de De Siriex; Rosendo Flores será Cirilo; Margarita Botello encarnará a Dimitri, y Carlos Arturo Galván a Desiré. En el podio, batuta en mano, estará Alfredo Silipigni, en tanto que la responsabilidad de lo que suceda escénicamente será de Cindy Oxberry.
La celebridad de Fedora se debe, empero, a un tenor, pues esta ópera se convirtió en éxito internacional en el momento mismo de su estreno, exactamente cuando el señor encargado de la única aria para tenor en los tres actos hubo de repetir, dado el delirio del que era presa el público, el aria completa: Amor ti vieta. Ah, por cierto: el señor se llamaba Enrico Caruso.
Enclavada en las mismísimas entrañas del verismo, esta partitura nace de otra leyenda, pues era anhelo trasvasar al teatro cantado una gesta convertida en tal por Sarah Bernhardt, pues para ella y para nadie más había escrito Victorien Sardou tal obra teatral. Así que Arturo Colautti, el libretista, púsose a deponer tan denso drama en el idioma de la ópera.
Finisecular por excelencia, la naturaleza de esta ópera entra a chaleco en un referente inevitable: las atmósferas creadas y recreadas por el maestro Luchino Visconti, es decir, el crepúsculo de los que algún día se creyeron dioses: la clase dominante, la burguesía, en este caso la burguesía zarista, que no la burguesía en sí, que sigue vivita y coleando, y retomando el poder en el planeta, pues parecen extinguirse las esperanzas de una sociedad más justa, al menos en este fin de siglo. Ay, que viene la derecha, caracho. Pero esto es en la vida real, mientras que en el espejeo realidad-ficción que ofrece esta operita de Umberto Giordano, los malosos son identificados como "los nihilistas". Ja.
Dispóngase el lector a disfrutar de una buena función de ópera, ya sea esta tarde, ya sea en las siguientes fechas: febrero 16 y 18 a las 20:00. Si tiene suerte y/o dinero, en la función del 21 de febrero cantará Plácido Domingo, y es obvio que los adinerados asistentes delirarán cuando cante el aria que hizo célebre Caruso. El dinero está de por medio, porque cuando viene algún famoso los boletos se encarecen, aunque en esta ocasión se promete que los ricos pondrán su granito de arena para hacer algunas reparaciones en el teatro de Bellas Artes. Lo dicho, la derecha, es decir La Ley del Dinero, se imponen, mientras el Estado dice: no tengo dinero ni nada que dar