n Asegura la pintora que las piedras ''le hablan''
Los ángeles, puente en mi nexo
con el arte sacro, dice Parra
n Exhibió en Madrid la muestra La traducción del retorno
Merry Mac Masters n La ''pintora de ángeles", Carmen Parra, creció entre el material ancestral de demolición que su padre, Manuel Parra, utilizó para crear una arquitectura a partir de la destrucción del Centro Histórico de la ciudad de México. Por eso, Carmen asegura que las piedras le ''hablan". De niña visitó de la mano de su progenitor los monumentos históricos de casi todo el país. Cuando don Manuel compró una casa en la zona de la mina de La Valenciana, en Guanajuato, los altares barrocos de su iglesia se convirtieron en su jardín particular.
Con el paso del tiempo Carmen siguió el camino de su padre respecto a la recuperación de aquella imagen ''virreinal" que por mucho tiempo no fue leída en México, por ser un país ''liberal, anticlerical y juarista". No se sabía manejar dentro de la cultura y el movimiento plástico mexicano todo el mundo religioso que siempre ha sido parte de la tradición nacional, señala la pintora para quien los ''ángeles" constituyen el puente en su relación con el arte sacro.
Preservar el Centro Histórico
Cuando empezó a desarrollar su trabajo basado en el barroco mexicano, recuerda que a nadie le interesaba. ''Iba a la Catedral, llevé a todos mis amistades, de allí surgió el movimiento de una Sociedad de Amigos del Centro Histórico porque éste estaba en un su peor momento; de eso hace casi 20 años. Yo venía de Europa y me extrañó que una de las arquitecturas más sorprendentes, como es la Catedral, fuera tan desconocida. Entonces, con Gonzalo Celorio, hicimos un libro. A partir de eso logré toda una especie de recuperación personal mediante mis cuadros de lo que es el arte virreinal".
En esas dos décadas se recuperaron espacios como el ex convento de Santa Inés, donde hoy está el Museo Cuevas; el ex palacio del Arzobispado, muchas casas de la calle de Guatemala, el Colegio de Niñas.
''Existe una conciencia para preservar el Centro Histórico. Ahora hay un concurso nacional para rehacer el Zócalo, en el que participan 200 personas. A las autoridades les interesa recuperar el centro más importante de América desde los puntos de vista histórico, artístico y arquitectónico".
La pintora mantiene estrecha relación con la Comisión Nacional de Arte Sacro, y dentro del programa ''Adopte usted una obra de arte" trabaja en la recuperación de Atotonilco ųde donde el cura Hidalgo tomó el estandarteų que tiene un avance de 50 por ciento. Ahora concentra sus esfuerzos en Tepotzotlán, en cuyo valle industrial hay varias iglesias que nadie conoce y que están destruidas. Recuerda que frente al modernismo brutal y televisivo, en cada estado de la República siempre hay una iglesia o un altar que se ha diluido dentro de esa recuperación. Así, mediante su lenguaje plástico Parra hace un ''recordatorio".
La traducción del retorno, muestra que la pintora acaba de realizar en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid, España, como rúbrica del programa Madrid Capital Iberoamericana de la Cultura, tuvo como propósito ofrecer una visión completa del arte virreinal con su particular lectura del patrimonio de México. Lo que más le emocionó fue regresar a España, a ese edificio que había sido un antiguo cuartel, y de donde seguramente salieron muchas personas hacia la conquista de América.
Si existe gran desconocimiento en España hacia lo que es el arte barroco mexicano ųgeneralmente las muestras que envía México son de índole arqueológicaų, la obra de Parra está fuera de la moda del arte contemporáneo al ser una propuesta de recuperación de una memoria artística y cultural que los españoles llevaron a América. Ella siente que el interés de revaluar la época colonial equivale a una necesidad como creadora, ya que ''los artistas somos una especie de memoria colectiva; creo que la sociedad civil siente la necesidad de recoger su pasado histórico y conocerlo".
La relectura de Parra no está hecha a la ligera, pues ha efectuado investigaciones profundas al respecto. Explica: ''Como mi educación fue liberal, fui al Colegio Alemán y luego al de los Republicanos Españoles en México, tuve que acudir a un amigo mío, padre, teólogo, que me ha ayudado para poder leer los símbolos de todo el trabajo que es muy complicado". Respecto de su labor con los ángeles, dice: ''Los ángeles son parte de la estructura litúrgica de la Iglesia. Son elementos fundamentales porque nos transmiten la idea de Dios. En mi trabajo son los transmisores de todo ese mundo fantástico, entonces, son constantes. Los ángeles me conducen a obras sobre el arte sacro. Claro, un ángel es un elemento que conmueve a quien lo ve; las personas me reconocen por ser pintora de ángeles".
Las mariposas, joyas del planeta
Activa defensora de la mariposa monarca, Parra tiene marcado interés por los seres alados que asocia con la ''levedad" o el ''alma", más que con el cuerpo. Cree que los grandes temas de final de siglo son la preservación de nuestra cultura que también comprende la naturaleza: ''He mantenido paralelos esos dos trabajos, porque el hombre se adueñó del mundo sin pensar que existen seres tan fantásticos como una mariposa, tan fácil de destruir y que es una joya de esta planeta".
Si La traducción del retorno se convirtió en su primera exposición antológica al incluir medio centenar de cuadros, ahora le gustaría hacer una nueva muestra en Los Angeles, California, por lo significativo del nombre: ''Se dice que están de moda los ángeles, pero los seres alados de allá son tipo new age, que es un concepto diferente de ángel. Sería interesante mostrar unos ángeles muy mexicanos, de una tradición española mexicana".
Parra tiene varios proyectos, sin embargo tal vez el más grande sea el manejo, junto con su socia Ofelia Pallares, y su hijo Emilio Gironella, del espacio El Aire, Centro de Arte, el cual organizó siete exposiciones en 1998 y pronto manejará a cinco jóvenes artistas.