n Gusto de vampirizar a la gente: Vázquez Montalbán
El mole poblano es un plato
imaginado en estado de gracia
n Jubilación o reconversión, destino de Pepe Carvalho
César Güemes/ III y última n Antes que otra cosa suceda, es necesario pedirle a Manuel Vázquez Montalbán que amplíe la noticia sobre Carvalho. Luego, que se interne por otros de sus libros y llegue, por fuerza, a la comida mexicana, él que ha hecho una saga completa con el único detective gourmet de la historia.
Si Pepe Carvalho no muere, Ƒqué le espera, la jubilación?
Cometí no una equivocación con él sino que hice algo muy premeditado: dotarlo de una biología. Lo cual quiere decir que no es un personaje como Maigret que siempre tiene la misma edad. Carvalho envejece, su punto de vista de la realidad, su actividad física o sexual no pueden ser iguales. Eso lo va convirtiendo cada vez en un personaje más pasivo. Lo cual hace que su naturaleza como investigador sea cuestionable y pase a ser un poco inverosímil. Ante eso, una de dos: o lo jubilo luego de dar una vuelta al mundo que hará con Biscuter, algo que está anunciado desde hace 25 años y lo cual pienso cumplir en una novela de título Milenio; o bien lo reconvierto.
''Así como asistimos al final de milenio en el cual se dice que la historia ha muerto y luego resulta que tiene buena salud, pues entonces si se ha muerto la novela al día siguiente puede continuar.
''Sugiero la idea de que sea un espía posmoderno, al servicio de la necesidad de información de las condiciones actuales del mundo, que ya no están marcadas por la bipolaridad. Quizá Carvalho en esa línea de posmodernidad europea podría ofrecer algo.''
En sus otros libros, los de periodismo, hay una veta de entrevistador. Dos ejemplos bastarían, Un polaco en la corte del Rey Juan Carlos y Mis almuerzos con gente inquetante. ƑLos hace, además de las razones de trabajo, por el placer de conversar?
No me gusta conversar, ni tengo tertulias. En cambio, me gusta vampirizar a la gente que me interesa. Es decir, sacarles la sangre. Si tengo la oportunidad de estar dos horas de mi vida con Felipe González, estoy succionando una experiencia que a él le ha costado mucho acumular, como ocurriría si a mí alguien tratara de quitarme mi experiencia, pero en el caso de él estamos ante un protagonista de la historia, mientras yo en realidad vengo de las provincias de la historia. Por eso tengo la necesidad de escribir libros de ese tipo, que implican el apoderarme de lo que saben o hacen los demás mediante la entrevista.
Aunque no todos sus entrevistados son personajes del poder económico o político, como es el caso del periodista Jesús Quintero, que también se ha dedicado a entrevistar.
Esa entrevista fue muy lúdica, montó una escena casi de Las mil y una noches, en los jardines de los alcázares de Sevilla, para él, para mí y una chica que se llamaba, para más inri, Fátima. Con esa escenografía maravillosa la plática salió muy fluida. Aunque también doy a conocer la no entrevista, como la que nunca pudo suceder con Julio Anguita.
La Pasionaria, intelectual inesperada
Su desempeño como historiador, en un trabajo reciente, ha bordado a La Pasionaria. ƑQué diría que nos deja la trayectoria de esta mujer?
La Pasionaria fue una parte de esa mitología de la Guerra Civil española, a quien cada bando la ha interpretado a su manera. Para unos es la efigie de la perversión y de la truculencia roja y, para otros, es el símbolo del intelectual de clase. Quiero decir, la clase obrera que hasta hace poco era el sujeto histórico de cambio, no tenía intelectuales propios, el saber lo había acumulado la clase establecida. Ahí es donde entra La Pasionaria, quien estaba destinada a ser esposa de un minero, ama de casa fastidiada, que luego de sus lecturas acaba siendo portavoz de una clase social.
''Esa es la grandeza del personaje, lo que me fascinaba de ella. Utilicé el título de Pasionaria y los siete enanitos basándome en una imagen de la cinta de Disney, aquélla en que los enanitos van corriendo por el campo, llegan a casa, abren la puerta y al ver a Blancanieves dicen 'oh, es una niña'.
''Creo que toda la vanguardia obrera proletaria de los años veinte, cuando aparece La Pasionaria convertida en una predirigente tiene una sorpresa enorme. Ella es una intelectual inesperada de su clase, venía del proletariado y consigue ser la primera líder real del movimiento comunista y luego se convierte en una figura simbólica. Finalmente, había que acercarse a ese mito sin dejarse cegar por él. Por eso la veo a través, también, del análisis que hacen de ella los enanitos, es decir, los hombres que a su alrededor tuvieron distinto trato con ella.
ƑUna fascinación parecida en usted fue la que ejerció Galíndez?
Ese es otro caso. Llego a la universidad con 17 años y circula en la información clandestina que meses antes se ha secuestrado en Nueva York a un profesor vasco exiliado y que posiblemente fue asesinado. Eso en la España de Franco era muy turbador. Primero, que alguien haya podido secuestrar a Galíndez en la 5Ű. Avenida, después, que el hecho ocurra al lado de un sitio muy concurrido, que sea un atentado en contra de un profesor de la Columbia University, y finalmente que desaparezca. Eso me genera un interés que va creciendo como un tumor a lo largo del tiempo y es por esto que acumulo información sobre él. Luego de la indagación me di cuenta que era un sujeto ambiguo, por una parte un héroe capaz de sacrificarse por sus ideales nacionalistas y, por otra, debido a los mismos ideales, era capaz de llegar a la delación. Cuando se me acumuló tanto material, no tuve más remedio que escribir aquella novela.
Necesariamente, por último, he de preguntarle qué le aporta a un escritor como usted, conocedor de la cocina, la comida mexicana.
En primer lugar el maíz, por el sabor y la variedad de uso. Luego, cuando hice un recorrido en coche por México, mis primeras grandes impresiones fueron ante el mole poblano en el sitio donde lo preparan. Esa combinacion debió serle inspirada por algún dios a una monja. Un dios lúdico que no era cristiano. El mole es un plato imaginado en estado de gracia.