La institución, sujeta a una crisis existencial: expertos
n Advierte Bacilio que el CPCP podría ser reprimido y desaparecer
Jesús Aranda n Perseguido por la justicia militar, con ocho compañeros suyos en prisión y con una averiguación previa en su contra en la que continúan acumulándose las acusaciones, el líder del Comando Patriótico de Concientización del Pueblo (CPCP), teniente coronel Hildegardo Bacilio, dice que está dispuesto a aceptar que es "culpable de todo" y que no hay necesidad de que continúen las presiones contra él y sus compañeros.
''Por este conducto, le mando decir al secretario de la Defensa Nacional que soy el responsable de todo, que libere a todos, nada más que los dejen en libertad'', aunque acota, ''no me voy a entregar''.
Convencido de que en México la justicia no existe, y menos en el ámbito castrense, Bacilio acepta que el movimiento iniciado el 18 de diciembre pasado puede desaparecer por diferentes motivos, ya sea por su detención o muerte, la represión de sus compañeros en la prisión militar o por la deserción del Ejército de miembros del comando.
''El movimiento puede desaparecer. Para empezar no estamos casados con nuestras ideas, lo que sí fue trascendental es que se cimbró la conciencia del Estado, se cimbró la conciencia del sistema y la conciencia llegó al corazón del Ejército, en donde seguramente tendrá que haber cambios a futuro.''
Insiste: ''No importa si desaparece o no el comando, lo que realmente es importante es que los muchachos que están en prisión reciban justicia y que la justicia castrense se modifique para que deje de ser manipulada''.
En entrevista con La Jornada, realizada el pasado fin de semana, el teniente coronel reconoce molesto que el movimiento de militares que encabezó no recibió la solidaridad de ningún partido político, como tampoco de otros sectores de la sociedad, lo que ha influido incluso en el desánimo de algunos miembros del CPCP, quiénes incluso presentaron demandas en su contra ante la Procuraduría General de Justicia Militar (PGJM) con el argumento de que las firmas de apoyo al primer manifiesto del comando la hicieron bajo engaños.
De manera autocrítica, Bacilio --quien luce más delgado que en la entrevista que sostuvo con este diario en diciembre pasado-- acepta que el CPCP incurrió en errores como el abordar temas de la vida política y social en sus comunicados, dejando de lado la demanda que dio vida a su movimiento: la desaparición del fuero de guerra y el fin de la política ''manipulada y de mando'' que predomina en el ámbito castrense.
Por ello, el teniente coronel da a conocer un ''credo'' en el que retoma la situación que vive el Ejército en vísperas de su día (que se celebra hoy, 19 de febrero). En su manifiesto, de tres cuartillas, hace un llamado a terminar con ''las fallas que pueden causar el desprestigio y la vergüenza de nuestro Ejército ante el pueblo''.
De esa manera, demanda que las fuerzas armadas investiguen ''sin temor'' y abiertamente ''las faltas internas, la prepotencia de algunos de sus miembros contra la población civil; que investigue las violaciones a los derechos humanos de los superiores contra sus inferiores en rango o posición. Que cese la represión contra aquellos que denuncian irregularidades, la arbitrariedad de los superiores, las condiciones en que viven los militares encarcelados, el secreto y la violación de los principios básicos de cualquier procedimiento''.
Tanto en el documento, como en la entrevista, Bacilio acepta la disciplina castrense, pero afirma que ella ''no implica la indignidad, ni el abuso, ni la humillación, pues éstas propician el servilismo, la adulación y la cobardía''.
Señala que cualquier ley, reglamento o código militar que reduzca, suprima o permita actos de autoridad que violen los derechos humanos de los militares es nulo, ''porque el Ejército Mexicano, afortunadamente, no está por encima de la Constitución''.
La serenidad que muestra el teniente coronel --actualmente prófugo de la justicia militar-- al inicio de la entrevista se pierde en momentos, cuando levanta la voz al hablar de las presiones que ha sufrido él, sus compañeros del CPCP y, por ende, sus familias; ''muchas de las cuales se encuentran en la miseria, como las de los ocho compañeros que fueron detenidos y trasladados a la prisión militar de Mazatlán''.
Afirma que ''no hemos renegado del Ejército, sólo queremos que se abra y que haya justicia y razonamiento, no peleamos con la legalidad. No sé cómo pueden hablar de que vivimos en un estado de derecho, cuando los que nos manifestamos pacíficamente como ciudadanos y militares se nos persigue.''
Denuncia que no sólo sus compañeros son perseguidos por la justicia castrense, sino que sus familiares también son objeto de hostigamiento y quedaron en la miseria, ''(José Angel) Gurría me mandó 10 auditores. De que estado de derecho se puede hablar en el país, si se utilizan las leyes para beneficio de sólo una camarilla'', subraya.
--ƑQué piensa de que algunos de sus compañeros del comando se digan decepcionados porque se sienten solos, o de que incluso otros lo han denunciado ante la PGJM; o que usted mismo continúe a salto de mata?
--Es muy lógico, si a ti te reprimen, te arrestan, te encarcelan, y tu señora y tu familia se están muriendo de hambre, si te tienen sitiado, como a mi clínica, Ƒno harías lo mismo?, cuestiona molesto.
''Por eso, por este conducto le mando a decir al secretario de la Defensa Nacional --general Enrique Cervantes Aguirre-- que si quiere, yo le firmo que soy el responsable de todo, pero que los libere a todos. No me entrego, no por cobardía, sino porque el secretario de la Defensa no conoce la justicia, porque no hay justicia en México. Dígale que soy yo el culpable de todo, si lo quieren ver así; yo lo firmo ante la opinión pública, ante notario.''
''El está presionando para que digan que soy culpable, ya no hay necesidad de presiones. Yo digo que soy culpable, yo los engañé, yo inventé sus firmas, y los manipulé, yo Hildegardo Bacilio, que me metan 100, 200 años de prisión.''
Y abunda: ''El comando podría terminar en un momento dado, aunque yo no cayera en prisión, me pueden desaparecer, la represión se está viendo con los muchachos (presos en Mazatlán). No es lo mismo estar fuera que estar en la cárcel. Los compañeros, todos, están temerosos; las familias están en la miseria total, muchos ya desertaron porque los obligaron a hacerlo bajo presiones... pero el comando cimbró la conciencia y llegó al corazón del Ejército, en donde va a ser positivo, va a haber cambios y le va a caer el veinte a la gente, a los nuevos funcionarios militares, a los nuevos generales que se vayan gestando les va a quedar la certeza de que el movimiento era necesario, y hay que ver hacia adentro y ver hacia fuera del Ejército para poder cambiar.
''No importa si desaparece el comando, lo importante es que los muchachos reciban justicia, que los que están en la prisión militar salgan, que la justicia se modifique o se actualice, que se deje de manipular la justicia por encima del derecho constitucional e internacional''.
Seguro, afirma que ''ya se lograron cosas'', como el hecho de que, a partir de enero la Secretaría de la Defensa Nacional haya reiniciado el pago de 40 millones de pesos por concepto de ''nivel económico'' a miles de soldados que no recibían esa prestación y que puede llegar a significar hasta 300 por ciento del sueldo normal del militar.
Comenta además que la liberación en diciembre pasado de 200 soldados presos, refleja también que el CPCP significó una sacudida ''positiva'' para el Ejército.
Acusa al secretario de la Defensa de haber reunido en diciembre pasado a una veintena de médicos militares que trabajaban con él para advertirles que si continuaban laborando en su clínica ''les iría mal'', por lo que se fueron. Además, denunció, un anestesista --del que no dijo su nombre-- fue trasladado a otra plaza, sólo porque había trabajado con él.
Bacilio no oculta su decepción por el rumbo que han tomado las cosas desde la marcha que encabezó en diciembre pasado. ''Este sentimiento va más allá de la persecución que sufro de parte de la justicia castrense'', y adelanta que se retirará por unos dos meses para escribir un libro y para ''no caer en la demagogia'' y no terminar como ''un figurín'' como el subcomandante Marcos.
Reitera, sin embargo, su admiración por el subcomandante del EZLN, por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez; por el obispo Samuel Ruiz; y critica a los aspirantes del PRI a la Presidencia de la República: ''hay que verlos, Ƒqué hicieron en los puestos que ocupaban antes?, nada --se contesta.
Rechaza que vaya a salir del país, y dice que su lugar ''de lucha'' está en México, en donde continuará prófugo ''hasta ver que pasa... ''