El malestar social alcanza ya a las fuerzas armadas

n La apertura política ha roto su antiguo carácter "impermeable"

Blanche Petrich /I n En los noventa, México vive un clima de liberalización política que facilita diversas expresiones de descontento. Contra todo pronóstico, este ambiente alcanzó también a las fuerzas armadas, una institución impermeable ųen aparienciaų a todo cambio. Hay militares que en privado opinan que ellos no están para servir al PRI, sino a las instituciones en su conjunto, al Estado y a la nación. Otros ųperseguidosų reclaman la desaparición del fuero de guerra. En contraste, mientras la Constitución se ''superreformó'' en los dos pasados sexenios, las leyes militares, septuagenarias, siguen intocables.

Dos politólogos, estudiosos del ejército mexicano, José Luis Piñeyro y Raúl Benítez Manaut, opinan que la institución armada atraviesa una ''crisis existencial''.

Otra novedad: militares en la oposición analizan y ventilan temas del ejército en la plaza pública. Es el caso del general retirado Luis Garfias Magaña, quien dirige la recién creada Comisión Especial para el Estudio de las Fuerzas Armadas del Partido de la Revolución Democrática.

Tres entrevistas distintas sobre el tema militar.

Garfias, general Diplomado de Estado Mayor retirado, fue diputado del PRI durante dos periodos. Fue rector de la Universidad del Ejército. Al concluir su última legislatura renunció al partido oficial y se afilió al PRD.

Piñeyro es profesor investigador de la UAM, catedrático en el Colegio de la Defensa y el Centro de Estudios Superiores Navales, autor del libro El Ejército Mexicano y del ensayo La Fuerza Armada como actor político, en la serie Debate Nacional, de Editorial Diana.

Benítez es investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de la UNAM sobre estudios militares, seguridad nacional y procesos de paz. Es autor de los libros La teoría militar y la guerra civil en El Salvador y La Paz en Centroamérica.

Aguilas o serpientes

Casta militar, si la hubiera, la del general Garfias. Su abuelo combatió en el sitio de Querétaro contra las tropas de Maximiliano. Su padre, jefe del 25 regimiento de Caballería de Saltillo, fue fiel a Francisco Madero durante el levantamiento huertista. Su hijo optó por la arquitectura con la bendición del padre, quien repite, ahora como disidente de institución castrense, una frase que escuchó siendo cadete y que le retumba en la cabeza muchas décadas después:

''Se puede llegar a la cumbre por dos caminos, volando como las águilas. O como las serpientes, arrastrándose, que también llegan y muchas veces antes que las águilas''. El militar de mayor graduación --general Diplomado de Estado Mayor, como indica el águila dorada de tres estrellas que nunca desciende de su solapa-- que ha pasado a las filas de la oposición no pretende ser lapidario. Al contrario, es evidente su orgullo militar.

''El militar mexicano se identifica más con el pueblo que con las clases altas. Esa gente ni nos conoce, muchas veces hasta nos desprecia. En cambio la gente de abajo nos respeta y hasta nos necesita.''

Entre la vocinglería de un Vip's a mediodía, el ex alumno de la Compañía de Jesús, contemporáneo de Julio Scherer, hasta repite versos de sus días en el Instituto Patria: ''Nobles tercios del Cristo en batalla''. Sólo por el gusto a las mujeres no vistió sotana. Pero vistió verde olivo toda su vida adulta. Jubilado hoy, hostigado por algunos voceros de la fuerza armada, sostiene con toda firmeza que las raíces populares y nacionalistas del Ejército Mexicano persisten, sobreviven en este fin de siglo. ''Aún en las nuevas generaciones''.

Asiente José Luis Piñeyro sobre la naturaleza nacionalista del Ejército. Considera que ni siquiera la intensa cercanía del Ejército Mexicano con el Pentágono, de donde depende el entrenamiento de nuevos oficiales como nunca antes, hace mella en ese viejo concepto de ejército popular con ideas nacionalistas.

Sobre el carácter apolítico de la institución, Raúl Benítez Manaut coincide que a contracorriente de las políticas oficiales de los últimos sexenios, entre la oficialidad predominan las ideas nacionalistas. ''Pero de ahí a concluir que hay corrientes dentro del Ejército contrarias al gobierno... no, no las hay. Es un error, y grave, creer que las hay''.

Garfias, Piñeyro y Benítez, desde sus perspectivas, coinciden en un punto: los tiempos de cambio y transición que cruzan al país y a sus instituciones están dejando atrás a la fuerza armada.

''Superreformar'' todo, menos al Ejército: Piñeyro

José Luis Piñeyro: ''La Constitución se ha superreformado. Cualquier cosa cambia, menos lo que tiene que ver con la fuerza armada. Hay que preguntarnos hasta qué punto el propio Presidente de la República lo decide así, como una política deliberada, para mantener al Ejército al margen de contaminaciones políticas. Se nos dice hasta la saciedad que la institución armada es la columna fundamental del sistema político y del Presidente.

''Sí, constitucionalmente el Presidente es comandante en jefe de las fuerzas armadas. Pero hay que ver qué parte de la Constitución se está leyendo y en qué momento, porque hay contradicción entre el artículo 89 y el 129. El primero dice que solo en tiempos de paz el Ejército puede realizar funciones directamente relacionadas con sus actividades militares. Y el otro dice que el Presidente de la República puede disponer en parte o en su totalidad de las fuerzas armadas frente a situaciones de seguridad interna. Esto es lo que hay que reformar, según sugerencias de algunos sectores. El Presidente de la República no puede hacer uso de las fuerzas armadas frente a cualquier conflicto político.

''Hay un ambiente de liberalización política relativo en donde las expresiones de descontento alcanzaron también a las fuerzas armadas. Hay militares que opinan que ellos no están para servir al PRI, sino a las instituciones en su conjunto, al Estado y a la nación.''

--Estando históricamente tan entretejidos el PRI y el Estado Ƒcómo se deslinda el Ejército del gobierno priísta?

--Es un deslinde muy difícil. El proceso de profesionalización militar implicó la sustitución de lealtades personales a caudillos o a un general por lealtades más amplias: al Presidente, al Estado, a la nación. Pero sabemos que hay una identificación más o menos mecánica, tanto entre civiles como entre militares, en donde el PRI equivale a nación, Estado o Presidente. No estoy diciendo que todos los militares confunden PRI con él o con el Estado, pero sí hay dependencia de los militares con respecto al Presidente con relación a salarios, ascensos, prestaciones, impartición de ordenes militares, es evidente.

--México fue, entre los latinoamericanos, el país que menos recurrió al entrenamiento del Pentágono. Esto ha cambiado drásticamente... --

--Pero no se puede asegurar si esa mayor cercanía con la fuerza armada norteamericana puede mediatizar la ideología nacionalista popular que reivindica la Revolución Mexicana. El nivel de adoctrinamiento militar en las escuelas de la Defensa es muy fuerte. Lo que no quiere decir que algunos oficiales o soldados entrenados aspiren al modo de vida estadunidense. No hay que perder de vista todas las vertientes del nacionalismo. Los hay que piensan que la mejor forma es vender Pemex, pagar la deuda y combatir la pobreza. Vicente Fox y Luis Pazos también son nacionalistas a su manera.

--ƑCómo afecta o influye la pérdida de los valores nacionalistas en el discurso oficial?

--Creo que más bien choca.

Arreglos militares con la

oposición: Benítez

--ƑQué lectura tiene a una década de distancia el voto del 88 de los militares a favor de Cuauhtémoc Cárdenas?

Responde Raúl Benítez:

''El Cárdenas del 88 no es el Cárdenas de hoy. En el Frente Democrático Nacional cabían muchas más fuerzas, era una propuesta muy virgen. Hoy ya es un partido político maduro, con políticas muy definidas. Hoy Cárdenas ya tiene 11 años fuera del PRI, sigue siendo un nacionalista pero se ha aliado con una izquierda muy definida.

''Yo creo que la relación del Ejército puede ser más tersa con el PRI e incluso con el PAN que con el PRD, aunque tampoco estoy diciendo que necesariamente va a haber un enfrentamiento entre el PRD y el Ejército. En muchos países de América Latina ha habido buenos arreglos cívico-militares con partidos que llegan al poder desde la oposición. El de Chile es el caso más notable. Tan bueno es el arreglo político-militar que es ahora la izquierda la que está defendiendo a Pinochet en el juicio de Londres.

--Una contradicción increíble Ƒno?

--No Ƒcuál contradicción? Lo que hay es una división de la izquierda, entre los que ven para atrás y los pragmáticos que tienen necesidad de una alianza con los militares para gobernar o cogobernar y para ello se ven en la necesidad de enterrar el pasado por muy doloroso que haya sido. Y la comparación es muy interesante con el caso mexicano. El caso inverso es el nicaragüense, el entendimiento del Ejército Popular Sandinista con el gobierno de Violeta Chamorro, fue un entendimiento muy difícil pero muy exitoso a final de cuentas. Fue el mismo caso de El Salvador, donde tuvieron que convivir guerrilleros y soldados en las nuevas instituciones creadas con los acuerdos de paz. En Guatemala se logran consensos sobre la necesidad de llegar a acuerdos. Incluso en Estados Unidos hubo inicialmente un roce entre Clinton y las fuerzas armadas. ƑQuién en el Pentágono veía con buenos ojos que llegara un radical demócrata, un liberal como el actual presidente? Ha bajado a casi la mitad el presupuesto, ha reducido los hombres en armas en 40 por ciento. Es una convivencia difícil pero manejable.

El sustrato profundo del Ejército: Garfias

--ƑEs real la subordinación del poder militar al poder civil?

En la opinión del general Garfias:

''Totalmente. La última gran rebelión en México, la de Gonzalo Escobar, fue en 1929. Desde entonces a la fecha no ha habido otro, excepto el de 1938, de Saturnino Cedillo, en San Luis Potosí, algo intranscendente.''

--ƑLa defensa de la soberanía?

--Yo siempre digo que el último baluarte de la soberanía nacional es el Ejército. El problema en la relación entre el gobierno y la fuerza armada es el desconocimiento de la vida militar. No se conoce el profundo sustrato que hay en él. Hay profundos problemas sociales, económicos, profesionales. Desde que se acabó la conscripción en la época de Miguel Alemán, sólo se da de alta el que quiere ser soldado y la gente ha perdido la identificación con la fuerza armada de México. Por eso casi nadie sabe alguna fecha histórica, por eso el nacionalismo está en riesgo, porque se desconoce la gran tradición militar de este país.

--ƑNo se contradice la esencia de este gobierno, siendo neoliberal, globalizador, con ese sentido nacionalista que usted refiere?

--Podría ser. El problema es que el alto mando está identificado con el gobierno y no se puede hacer gran cosa.

--ƑRealmente se puede ser, como militar, apartidista? ƑO hay un peso ideológico del PRI en el Ejército, después de casi 70 años de convivencia y subordinación?

--Los ejércitos deben ser apartidistas. En otros países el gobierno hoy es demócrata, mañana republicano, hoy es república mañana es reino, y el ejército debe respetar la voluntad popular. Aquí durante muchos años se ha servido a un sistema. Y hoy, frente a un cambio tan trascendente, el Ejército tiene que aprender a respetar el mandato del pueblo. Ahora que si usted me pregunta si habría un problema, yo le diría: sí, el alto mando puede ser un problema. Después de 70 años de gobierno del PRI, absolutamente ha dejado una huella y profunda. Durante años los únicos legisladores militares éramos del PRI. Los militares que fueron gobernadores, y hubo una época que fueron muchos, fueron del PRI.

--Todavía el Ejército parece una institución intocable... --

--No puede serlo, no debe serlo. El militar que comete un delito debe ser juzgado. Si el Presidente de la República acude cada año, el primero de septiembre, a rendirle cuentas a la nación, Ƒpor qué el Ejército no debe hacerlo? El general Arévalo fue el último secretario en acudir al salón verde de la Cámara de Diputados, llamado a una Comisión de la Defensa. Yo era diputado en esa ocasión. Desde entonces no ha ido ningún otro. En la pasada legislatura, cuando ocurrió lo del general Gutiérrez Rebollo, yo propuse la comparecencia del general Cervantes y tuve en mi contra al resto de los diputados del PRI. Dijeron que no había sustancia en mi petición. El general Cervantes tiene mucho qué explicarle a la gente. Un diálogo franco y directo a nadie le haría daño.