n Angeles González Gamio n
Los nombres de México
México, nombre musical, breve, que despierta sentimientos afectuosos en quienes tenemos la dicha de ser mexicanos, con todo y los avatares económicos, políticos y sociales que nos han aquejado a lo largo de nuestra historia y... todavía. El apelativo que distingue nuestro vasto territorio, aunque constitucionalmente nos nombramos Estados Unidos Mexicanos, tienen añejos antecedentes y ha sido objeto de múltiples especulaciones, discusiones y análisis, prácticamente desde que comenzó a ser bautizada por los españoles la ciudad-imperio de los mexicas, que habría de convertirse en la capital de la Nueva España y más tarde del país independiente.
Antes de que adoptáramos el nombre de México, tanto para la ciudad como para la nación, hubo varios otros que utilizaron los peninsulares, al igual que los propios nacionales cuando se consumó la independencia; de ello nos habla el antropólogo y lingüista Ignacio Guzmán Betancourt, en el libro Los nombres de México, excelente trabajo de investigación que hace accesible interesante información, no sólo para eruditos e investigadores, sino para cualquier interesado en nuestro pasado.
La obra, publicada por la Secretaría de Relaciones Exteriores, el Instituto Mexicano de Cooperación Internacional y Miguel Angel Porrúa, nos permite acercarnos de una manera amena, sencilla y sumamente agradable a las disquisiciones de todos aquellos que han comentado y analizado los diversos nombres que ha tenido nuestro país y el origen de muchos de ellos. Resulta de gran interés conocer que el término de Anáhuac, que han utilizado historiadores eminentes como Motolinia, fray Bartolomé de las Casas o Torquemada, hace referencia a la porción meridional del actual territorio mexicano. Sin embargo, estas ideas fueron rebatidas por el americanista alemán Eduard Seler, quien basándose en historiadores como Tezozomoc y Chimalpain, demostró que el nombre Anáhuac, en la época prehispánica, se refería exclusivamente a las regiones que estaban situadas a la orilla del mar.
A través de los distintos relatos, tanto de autores del pasado como de contemporáneos, vamos descubriendo la gestación del nombre de nuestro país. Este trabajo, además de satisfacer la curiosidad, lleva a la reflexión, ya que es mucho lo que existe atrás de la palabra México, símbolo de la grandeza del imperio azteca, de la Nueva España y del país independiente, nombre que siempre ha estado presente.
El erudito Gutierre Tibón sostiene que México es el resultado de la aglutinación de las voces nahuas: meztli, luna; xictli, ombligo, y co lugar: Me-xi-co, que significa "en el ombligo de la luna". Sin embargo, no puede eliminarse la tesis que afirma que México viene del nombre de un personaje llamado Mecitli, quien guió a los aztecas desde la legendaria Aztlán. Entre otros, el dato aparece en el Códice Florentino.
En el libro destaca el hecho de que el nombre de México se impuso sobre varios otros. En el siglo XVI, Hernán Cortés habla de Temixtitan, Tenuchtitlan y Tenuxtitan, para referirse a Tenochtitlan, aunque no deja de mencionar México. Por su parte, el cronista Angleria habla de la ciudad lacustre de Tenustitán y dice "alias Mexico", poco a poco el nombre se extendió como referencia a todo el territorio. Así permaneció el apelativo los dos siglos subsiguientes, conviviendo con el término de Nueva España. Curiosamente, al consolidarse la Independencia surgieron diversas propuestas para bautizar la recién nacida nación: América Septentrional, América Mexicana, Imperio Mexicano, Nación Mexicana, México, República de México, Anáhuac, República de los Estados Unidos del Anáhuac, Estados Unidos Mexicanos, etcétera.
También reproduce la obra textos periodísticos que se publicaron en 1993, a raíz de una propuesta de cambiar el nombre de Estados Unidos Mexicanos por el de México, surgida por la firma del Tratado de Libre Comercio, que supuestamente buscaba evitar alguna confusión con el de Estados Unidos de América. Ello desató una apasionada polémica que durante varias semanas llevó a comentaristas y caricaturistas a tratar el tema desde todos los puntos de vista y sacar a la luz los antecedentes de historia del nombre.
El libro lo presentan Miguel León Portilla, Rodrigo Martínez, Socorro Díaz, el autor y quien esto escribe, el próximo martes a las siete de la noche, en la sede del Instituto Mexicano de Cooperación Internacional, ubicado en Paseo de la Reforma 175, no lejos del Monumento a la Revolución, en cuya plaza se encuentra el restaurante Puerto Chico, con šdiez! diferentes recetas de bacalao, todas magníficas. No faltan buenas carnes y rica paella.