Retos de expansión educativa e investigación

Alejandro Canales

El pasado 5 de febrero, en Querétaro, además de su discurso político y la celebración del 82 aniversario de la Constitución, el Ejecutivo federal inauguró nuevas instalaciones académicas en esa entidad.

Las recientes instalaciones ųen Juriquillaų corresponden a un departamento de extensión de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM (La Jornada 6/II/1999). Sin embargo, no se trata sólo de un campus más de la Universidad Nacional fuera de la ciudad de México; es un proyecto interinstitucional puesto en marcha con anterioridad y que parece prometedor para expandir la labor de investigación, docencia y difusión de la cultura en nuestro país.

En el plan de Juriquilla participan la UNAM, el Cinvestav y la Universidad Autónoma de Querétaro. De hecho, el departamento de extensión recientemente inaugurado se suma a los tres que ya tenía instalados la UNAM ųel Centro de Neurobiología, el Instituto de Física y la Unidad Interdisciplinaria en Ciencias de la Tierraų y a una cantidad semejante por parte del Cinvestav. Sin duda, son amplias las posibilidades de que en el complejo institucional se desarrolle e impulse una intensa actividad académica, pero seguramente no será de manera automática.

investigacion y cuotas La UNAM y el Cinvestav son instituciones que desempeñan un papel protagónico en el ámbito de la investigación y en la formación de recursos. Por ejemplo, de acuerdo con los indicadores de actividades científicas y tecnológicas de 1997, en ambas instituciones se concentra cerca de la mitad de los miembros del Sistema Nacional de Investigadores: 33.3 por ciento en la UNAM y 6.9 por ciento en el Cinvestav. Además, en ambos casos se han experimentado ya procesos de descentralización. Actualmente, la universidad tiene campus foráneos en cuatro estados y el Cinvestav en igual número de entidades. Empero, el respaldo institucional, con ser de suma importancia, no es lo único que cuenta.

Desde luego, un factor relevante lo constituyen los recursos financieros y se trata no sólo de fuertes erogaciones para poner en marcha los proyectos, sino de un apoyo sostenido que permita tener la certeza de que efectivamente la inversión será provechosa y habrá continuidad en el impulso y desarrollo de los planes. Aunque eso parecería elemental, lo cierto es que las crisis económicas recurrentes han obligado a conducirse con un alto grado de incertidumbre y en un horizonte de muy corto plazo en los diferentes ámbitos de la vida pública. Esa no es una perspectiva alentadora para la expansión del aparato científico y tecnológico, y tampoco para la edificación de un robusto sistema educativo. En ese sentido, bajo un esquema de responsabilidad y compromisos compartidos, conviene asegurar a la brevedad que los proyectos no se abandonarán a un curso azaroso.

Otro aspecto es el subsistema educativo en que se asienta el proyecto. Conviene señalar que el panorama de las entidades federativas sigue siendo muy heterogéneo; el Distrito Federal paulatinamente ha dejado de ser el lugar privilegiado para estudiar o establecer proyectos novedosos ųcomo lo muestra el de Juriquillaų, pero todavía presenta una fuerte concentración del servicio educativo.

Por ejemplo, de acuerdo con las cifras del último informe de labores de la SEP, existen 122 mil 700 alumnos matriculados en los estudios de posgrado ųnivel asociado a una alta profesionalización en la formación de recursosų, y 40 por ciento está concentrado en el DF; la cantidad se eleva a poco más de 60 por ciento si sumamos los porcentajes de Nuevo León, Puebla, Jalisco y el estado de México. En el lado opuesto, con menos de un punto porcentual, se encuentran entidades como Quintana Roo, Tabasco, Tlaxcala, Hidalgo y Nayarit.

Adicionalmente, habrá que destacar que una situación similar ocurre con los investigadores reconocidos por el SNI: en el conjunto de universidades estatales laboran poco más de mil investigadores, cifra que apenas representa 17.2 por ciento del total. El porcentaje restante está concentrado en su mayor parte en las instituciones de la ciudad capital.

A pesar de que los indicadores son muy generales y no permiten demasiada precisión, expresan el desigual desarrollo educativo regional. Desde luego, la instauración de una unidad académica novedosa en un entorno de bajo o medio perfil educativo podría fungir, precisamente, como acicate para impulsar un desarrollo conjunto. Desafortunadamente, los procesos de maduración en la formación de recursos y el establecimiento de relaciones interinstitucionales e interdisciplinarias no son tan expeditas; incluso, con frecuencia se omite su importancia.

Sin duda, las acciones que intentan impulsar el desarrollo científico y tecnológico en las entidades federativas se deben profundizar; sin embargo, conviene no perder de vista el conjunto de factores que permitirían una expansión exitosa de los planes y, tal vez lo más importante, ofrecer igualdad de oportunidades para los distintos estados.

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