GALERIA Ť Julio Everardo Sotelo Morales
Cisticercosis: equívocos del saber popular
Peor que no saber algo, es saber lo equivocado. Noventa y nueve por ciento de la población cree que la cisticercosis se produce al comer carne de cerdo. Sin embargo, no es tan simple como eso. Una persona se puede enfermar aun cuando nunca haya consumido ese tipo de carne. El principal foco de infección se encuentra en la materia fecal humana contaminada con huevecillos del parásito y que está dispersa en el ambiente.
"El conocimiento popular se equivoca en cuanto a los orígenes y conceptos de la enfermedad, y eso es un impedimento para acabar con ella y tomar las medidas de prevención adecuadas", explica el doctor Julio Sotelo (México, DF, 1950), director del Instituto de Neurología y precursor del primer estudio controlado en el ámbito internacional del primer fármaco que ha tenido éxito en la historia de la humanidad para curar la cisticercosis.
Después de ser uno de los primeros alumnos en la Facultad de Medicina de la UNAM que realizó su servicio social en el área de investigación, el doctor Sotelo comenzó una especialidad en neurología en esa institución y en la Secretaría de Salud, para posteriormente realizar estudios posdoctorales en neuroinmunología, en Inglaterra, y en neurovirología, en Estados Unidos. Finalmente, regresó al país para abrir camino en el estudio de la enfermedad neurológica más severa en México de ese tiempo: la cisticercosis.
"Si una persona come carne de cerdo con cisticercos, padecerá una solitaria en el intestino ųenfermedad benigna que no produce muchos síntomas y puede ser curada de manera sencillaų. Sin embargo, el sujeto que la lleva arroja diariamente en su materia fecal entre 100 mil y 200 mil huevecillos del parásito, y como éstos son muy resistentes al medio ambiente, se propagan y contaminan los alimentos preparados a la intemperie o en las aguas con las que se riegan los vegetales."
Poco tiempo después de la presentación del estudio sobre un primer tratamiento efectivo, el doctor Sotelo probó en el Instituto de Neurología ųjunto con su equipo de trabajoų un nuevo fármaco llamado albendazol, que representó una segunda opción de menor costo para curar la enfermedad y que actualmente es el de primera elección en todos los países.
"Ese avance en la neurología contribuyó en el mundo entero, ya que ésa es la enfermedad parasitaria del cerebro más frecuente en el mundo. Esos dos esquemas de tratamiento ųque nosotros hemos definido a nivel molecularų se usan en todo el mundo.
"La cisticercosis no era sólo potencialmente mortal, sino que también es muy invalidante. Esa enfermedad destruye lo mejor que tenemos, que es el cerebro. Los que la padecen generalmente no se mueren, pero generan muchas secuelas neurológicas, psiquiátricas o físicas, dependiendo del comportamiento del parásito."
Sobre el número de personas que están parasitadas por el cisticerco, el especialista refiere que no hay un panorama claro, ya que el diagnóstico es sumamente caro y requiere aparatos muy sofisticados. Los cálculos de los estudios incidentales indican que la cisticercosis está presente en alrededor de 4 por ciento de la población mexicana, es decir, casi 4 millones de enfermos, aunque no en todos causa daños graves.
"Aun cuando ya se diseñaron dos tratamientos eficaces, el verdadero problema al combatir la enfermedad es diagnosticarla, porque eso cuesta mucho dinero. La solución no está en realizarles una tomografía a todos los mexicanos, sino en trabajar en una educación para la salud. Si nosotros tuviéramos métodos higiénicos bien implementados, no habría cisticercosis.
"Las medidas a aplicar pueden ser tan básicas como congelar la carne de cerdo un día antes de cocinarla. El parásito se muere, y la carne no pierde ninguna de sus propiedades. Para lavar los vegetales no se deben usar las gotas desinfectantes que venden en los mercados, ya que no matan los parásitos. Se deben lavar con un cepillo y agua corriente para barrer los huevecillos."
Después de haber contribuido en el avance del conocimiento y la cura de la cisticercosis, el doctor Sotelo ahora enfoca su trabajo al estudio de tumores cerebrales. "Hoy, el cerebro es el gran desafío del mundo entero. Los tumores son una enfermedad violenta sobre la cual el avance de la tecnología no ha podido incidir para su cura. Sin embargo ųañadeų, la única esperanza de aliviar el sufrimiento humano se encuentra en la investigación". (Mirna Servín) (Fotos: Carlos Cisneros)
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