COMICIOS HACIA LA NORMALIDAD
Las elecciones estatales realizadas ayer en Hidalgo y Quintana Roo arrojarían, según las tendencias conocidas hasta el cierre de esta edición, sendos triunfos para el partido oficial. Si bien parece persistir una tendencia a la desmesura en los gastos de campaña de los candidatos priístas, hasta las primeras horas de hoy los señalamientos en torno a presuntas irregularidades eran, en uno y otro estado, poco significativos. Si se confirma en las horas siguientes la limpieza sustancial de los comicios mencionados, el tricolor habrá sumado a sus buenas cifras electorales dos importantes triunfos políticos que contrastarán con lo ocurrido hace dos semanas en Guerrero, en donde el partido del gobierno venció oficialmente, pero no convenció a la sociedad de la legitimidad de su triunfo.
En otro sentido, los aparentes éxitos priístas de ayer confirman la tendencia de largo plazo, según la cual los porcentajes de votos favorables al tricolor se reducen en forma lenta pero sostenida. En esta lógica, resultan ya poco concebibles las victorias aplastantes que se ofrecían a la opinión pública hasta hace unos pocos años, y en los que el PRI se alzaba con 80 por ciento o más del total de la votación.
Por otra parte, las elecciones de Quintana Roo e Hidalgo demostrarían que el partido en el poder no tiene por qué empantanarse en la disyuntiva entre ganar credibilidad perdiendo elecciones ųcomo en Baja California Surų ni imponer triunfos electorales mediante la manipulación de la voluntad ciudadana y a costa de una grave erosión política ųcomo en Guerrero.
Cabe esperar, finalmente, que los indicios auspiciosos de la jornada cívica de ayer en Hidalgo y en Quintana Roo se confirmen en los días próximos, y que tanto el partido oficial como las formaciones opositoras extraigan de estos procesos electorales conclusiones propositivas que permitan fortalecer el pluralismo y el espíritu republicano y democrático que debe regular la vida política de México.