La iniciativa presidencial para reformar los artículos 27 y 28 constitucionales, con el propósito de permitir la inversión privada en el sector eléctrico para generar, distribuir y comercializar energía, se ha convertido en estos días en un tema de discusión ineludible en amplios segmentos de la sociedad. Las consideraciones expresadas al respecto abarcan una amplia gama de posibilidades, verdades ya conocidas, anhelos contenidos, complicidades renovadas, planteamientos doctos y bien intencionados, ideas burdas y escasamente documentadas que pretenden oscurecer un debate que debiera ser todo lo más objetivo y diáfano que se pueda, de cara a la nación.
El clamor público que más se escucha en la calle los últimos días y que en ocasiones contiene más mesura y sapiencia de lo que uno se imagina, es que la confianza en lo que expresan los diversos líderes de opinión, a nombre de sus representados, se encuentra en su nivel más bajo de credibilidad en muchos, muchos años.
Sin embargo para el secretario de Energía, Luis Téllez Kuenzler, la apertura para captar inversiones privadas en un área estratégica como la industria eléctrica, se debe realizar en forma rápida y expedita so pena de padecer un retroceso de dimensiones considerables en el suministro del fluido (``apagones''), que resentirían, principalmente, empresas y el grueso de los hogares mexicanos. Lo reseñado anteriormente, no sólo no reúne las características más simples de un informe claro y conciso, más bien se aproxima a un ``terrorismo informativo'' --según ha dicho el SME-- el cual, desafortunadamente, ha encontrado eco en determinados medios masivos de difusión, en especial en el ámbito radiofónico, que además fractura la posibilidad de discutir civilizada y democráticamente un suceso que debido a su importancia supondría un tratamiento más adecuado.
La prisa que el titular de Energía parece tener por privatizar el sector eléctrico, obedece más, en apariencia, a compromisos anteriormente establecidos con organismos de crédito internacionales que condicionaron la entrega de empréstitos a la participación de capitales tanto nacionales como extranjeros en este campo que, a cambio de ningún riesgo, buscarán grandes y rápidas ganancias.
Pero lo verdaderamente importante es que el discurso de Téllez Kuenzler, también se contrapone con un informe rendido por el anterior director general de la CFE, Rogelio Gasca Neri, al presidente Zedillo en noviembre pasado, en el que se afirma que el sector eléctrico del país no vive una situación de crisis ni de urgencia pues entre la ``demanda pico'' y la capacidad de generación actual existe un colchón de 12 mil megawatts (mw) equivalentes a un margen de reserva del 30 por ciento.
Melée
El ex director de la CFE manifestó que aún cuando no se hicieran inversiones en nueva capacidad, la demanda del fluido eléctrico estaría garantizada hasta el año 2001, con los 35 mil mw que actualmente tiene el sistema. Con la licitación de los proyectos que se dieron este año (1998) y los que se habrán de concursar en 1999 y que sumarán en conjunto una capacidad adicional de 7 mil 600 mw, el abasto se está asegurando hasta el año 2006, ¿entonces? Este contrapunteo de conceptos entre el secretario Téllez y Gasca Neri, que prácticamente inauguró la discusión sobre la iniciativa presidencial en el terreno de la privatización del sector eléctrico, ha propiciado que incluso en Los Pinos exista preocupación al respecto, al grado tal que el presidente Zedillo se reunirá esta misma semana con todos los legisladores priístas, para conminarlos a que voten a favor de la iniciativa, ya que es de dominio público que entre los diputados y senadores del PRI hay marcadas diferencias en torno a este importante tema nacional. El presidente Ernesto Zedillo no debe cometer el mismo error que su antecesor, Carlos Salinas de Gortari: no escuchar a su propio partido; la indiferencia le puede acarrear un costo político altísimo. Finalmente, para que el pío lector se vaya formando una idea de lo que va a enfrentar en los próximos días en cuanto a discusiones, afirmaciones y falsedades que se expresarán con motivo del debate que se desarrollará en todos los sectores de la sociedad concerniente a la reforma en la industria eléctrica, sopese lo que a continuación se describe: en una entrevista realizada por el periodista Ricardo Rocha con el secretario de Energía, Téllez Kuenzler, el comunicador le preguntó al funcionario que le explicara que era un megawatt o un kilowatt. Téllez describió la Teoría de la Relatividad pero nunca supo explicar qué era un mw o un kw... Los trabajadores electricistas, de su parte, han emprendido una ejemplar lucha en contra de la privatización, porque saben de antemano que la idea de las autoridades es desmantelar a la industria eléctrica nacionalizada, junto con los contratos colectivos que los rigen. Y si todavía hay quien dude que el Grupo Atlacomulco se encuentra detrás de la privatización, ojalá que el nuevo director de la CFE, Alfredo Elías Ayub, revelara ¿a quién se le designó la construcción de la planta Mérida II? Seguramente Carlos Hank Rohn, el hijo del profe, se molestaría.