n Intercambio de elogios entre Presidente y líderes


La CTM ratifica su priísmo ''sin reservas'' y su gratitud a Zedillo

Rosa Elvira Vargas y Elizabeth Velasco n Todo cambia, menos la Confederación de Trabajadores de México, que al recibir al presidente Ernesto Zedillo le reiteró su militancia disciplinada y ''sin reservas'' al Partido Revolucionario Institucional. En apenas una alusión al deterioro de los salarios, Joaquín Gamboa Pascoe, de eterna presencia en la dirigencia cetemista, dijo que esa central sabe que ''a nadie gustan'' los recortes presupuestales, pero son necesarios y se aceptan porque de lo contrario ''habría una desestabilización económica de más delicadas consecuencias''.

Fidel Velázquez pasó ayer de eterno líder a eterno homenajeado, aunque su retrato se cambió de la pared que abarca el presidium a una lateral en el auditorio Fernando Amilpa. Gamboa Pascoe dijo que en la CTM ''vivimos con nuestros grandes muertos y seguimos adelante''.

Una mole de bronce de 3.5 toneladas, esculpida por Víctor M. Villarreal, muestra, a un lado de la entrada principal de la sede obrera, a un Fidel Velázquez que parece andar. El presidente Zedillo develó ayer esta obra, como lo hizo en el vestíbulo con el busto de cuatro de los fundadores de la central: Luis Quintero, Fernando Amilpa, Jesús Yurén y Alfonso Sánchez Madariaga, ''único superviviente'', diría Gamboa Pascoe.

Pero en seguida borró de un plumazo prácticamente todos los méritos de esos lobitos, al referirse al ''más extraordinario de ellos, el líder excepcional de talla nacional e internacional que diera dimensiones insospechadas a la CTM y que tiene, por méritos propios, un sitio en la historia de México, no sólo en la de sus luchas obreras; el líder recio, siempre recordado, siempre respetado y siempre querido por los trabajadores cetemistas: nuestro compañero Fidel Velázquez''.

El líder senatorial en tiempos de José López Portillo fue el único orador en nombre de la CTM, en la apertura de su 122 Consejo Nacional. Arremetió contra aquellos que pronosticaban el desmoronamiento de la central tras la muerte de su eterno líder y afirmó que la organización ''nunca ha sido un solo hombre, por grande que éste sea''.

Luego agradeció a Zedillo su ''patente sensibilidad'' con las grandes mayorías pues, resaltó, es de agradecerle que dentro de las posibilidades económicas y presupuestales los programas sociales ''tengan preferencia''; además, elogió el ''cotidiano empeño'' del mandatario para ofrecer resultados al pueblo.

La selección de invitados especiales fue un reflejo de vínculos estratégicos y afinidades políticas de la CTM: Mariano Palacios Alcocer y Elba Esther Gordillo, dirigentes priístas; José Angel Gurría y José Antonio González Fernández, titulares de Hacienda y del Trabajo, respectivamente; Genaro Borrego y Socorro Díaz, directores del IMSS y del ISSSTE; Luis de Pablo y Fernando Solís, directores del Infonavit y de la Consar. De sus gobernadores, acudió Rigoberto Ochoa Zaragoza, de Nayarit, pero declinó el nuevo mandatario de Sinaloa, Juan S. Millán.

En el recinto, aquello era la reedición de cada asamblea: gritos con dedicatoria regional, vítores al líder estatal correspondiente y la porra sexenal: ''Zedillo-CTM, Zedillo-CTM''. Al final, casi a la despedida del mandatario, los de Nuevo León alcanzaron a gritar: ''šYa no queremos más gobiernos panistas!''.

En la calle de Vallarta y en las aledañas tampoco cambió el formato: vallas de trabajadores que mataban el tiempo tomándose fotografías al pie de la nueva estatua de Fidel Velázquez, comprando todo género de chucherías a los ambulantes y --cómo no-- piropeando a las mujeres que pasaban por ahí.

Gamboa Pascoe, que eludió toda referencia a las reformas a la Ley Federal del Trabajo y a la privatización de la industria eléctrica, lanzó sin embargo una advertencia: ''La efervescencia e inquietud política que en diferentes formas se vienen manifestando son probablemente prematuras, pero no desestimables''.