n Nueve Aquitania, libro que concibió en Lisboa


El amor oblicuo, temática de mis narraciones: Jordi Soler

n ''Ni la mejor laptop tiene la movilidad del cuaderno y la pluma''

Renato Ravelo n Fatalmente el olor a pasto y café lo transporta a esa zona de la primera memoria en Coatepec, Veracruz, aunque se reconoce ciento por ciento urbano e incapaz de vivir en una ciudad con menos de 2 millones de habitantes: ''No podría vivir sin el encanto del anonimato que te da la ciudad". Escribir es, para Jordi Soler, una forma alternativa de representar esa fragmentación que es la vida.

Sus padres, emigrantes catalanes republicanos, no lo llevaron al Colegio Madrid a que hiciera escuela con los otros hijos de españoles, sino al Simón Bolívar. Estudió diseño gráfico por cumplir la tradición de familia de universitarios. Su más reciente novela la concibió en una mirada en Lisboa.

''El hombre negro afuera de la estación te hace un guiño con la mirada. Una vez que tiene tu atención la dirige hacia abajo, hacia su mano que contiene el paquete; cuando te vuelve a ver ya sabe si le vas a comprar hachís".

Cuando hace un par de años Jordi estuvo en Lisboa, le fascinó esa manera casi torera de ganarse la vida. Andaba mal de lana, por cierto, y consideró antes del proyecto literario, de tomar esta imagen como punto de fuga de una novela, la posibilidad de pertenecer al ejército de distribuidores de la droga. No fue capaz y por tanto tuvo que escribir Nueve Aquitania (Alfaguara) y que hoy será presentada por Santa Sabina.

Su novela no es la historia de un vendedor de hachís en Lisboa, es un híbrido que incluye un email, en el que juega sobre el uso de la @, un artículo periodístico, una conferencia sobre Wenders y una anécdota sobre un grupo de niños de la calle que le entran a la microempresa, o una alusión a Guillermo de Aquitania.

ƑPor qué esa referencia medieval?

Tengo una pasión casi clandestina por la música medieval, y de ésta pasé a las grandes ideas amatorias de los juglares y trovadores, sobre todo de las personas que en los reinos tenían cierto rango como Guillermo de Aquitania, inspirador del empresario, personaje de esta novela.

''Toda la historia amatoria medieval siempre me ha parecido atractiva: eso de tener un proceso para acercarte a una mujer y luego tener un proceso para decirle que la amas, que quieres estar con ella y luego ese lapso enorme entre que la mujer te dice que sí y tú te puedes acostar con ella, me parece de una perversidad literaria."

Cerrar las historias, una obsesión

ƑCómo encaja la reflexión que haces sobre Wim Wenders?

La conferencia que aparece en el libro es una explicación de que hay cosas en el mundo que no pueden ser nuevas para nadie. La novela se pone el ejemplo de Nueva York, es muy difícil que conozcas un rincón de esa urbe que no hayas visto en una película, una revista. Esta es una idea que Wenders desarrolla en casi toda su cinematografía, sobre todo en Historia de Lisboa, película que aparece en la novela. Hay muchos cineastas que buscaron esa primera mirada de las cosas, como Buñuel.

Como en muchos autores contemporaneos, pareciera que el desenlace importa menos que el acto de contar...

Me importa más la manera en cómo cuentas la historia y cómo la estructuras, pero también cerrarlas. Es como una obsesión, porque el libro anterior que es de cuentos tuvo mi empeño de cerrar todas las historias. Esta pudo haber quedado sin cerrar, pero lo que más me entusiasma es la manera como está contada. Me interesa mucho esta onda de la metáfora y la anáfora: en la primera la idea se cierra sobre sí misma y la segunda es una suerte de orden caótico que tiene varios puntos de fuga que hay que cerrar al final.

ƑEscribir significa para ti un arrebato más allá de lo intelectual?

Escribo siempre a la misma hora. Empiezo como a las ocho de la mañana, llueva, truene o haya cruda. Escribo hasta la hora de la comida y en la tarde leo o hago programas. Esta novela en particular se escribió en los estados que llega cualquier persona en actitud de concentración. Siempre me han interesado las historias de amor, pero de amor oblicuo. En mis novelas hay relaciones amorosas torcidas. En la novela que escribo sobre Otelo, el personaje se anda enamorando toda la novela con no sabes qué cosa. Tuve que recurrir a Romeo y Julieta como quien acude a su maestro.

Pareces un escritor preparado para el próximo siglo, Ƒasí te consideras?

Curiosamente en esta novela estoy pasando de la computadora. Meto cosas de e.mail, de arroba que me parece un signo muy interesante, para dejar nota de la época en que está escrita la novela. Conforme han avanzado mis libros he renunciado a la computadora. Escribo a mano totalmente.

O a lo mejor adelantando, pues el acoso del exceso de información requerirá de soluciones simples...

La computadora tiene tantas posibilidades de estructura que tú acabas haciendo poco. A mano tienes que concebir primero una estructura o escribir en varias partes y armarlos. Además, la movilidad de un cuaderno y una pluma no la tienes ni con la mejor laptop. Es un instrumento que se interpone entre el escritor y su obra. También he renunciado al escritorio, porque escribir sobre las piernas es otra sensación.